Capitulo 4: Casualidad.

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Tom conduce en silencio lo que dura el camino hacia donde vive Madison, en su mente hay muchos pensamientos que no tienen sentido, como él llevando a casa a una de sus alumnas después de haber bailado atrevidamente con Barbara, ni si quiera entien...

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Tom conduce en silencio lo que dura el camino hacia donde vive Madison, en su mente hay muchos pensamientos que no tienen sentido, como él llevando a casa a una de sus alumnas después de haber bailado atrevidamente con Barbara, ni si quiera entiende bien porque aceptó bailar con ella, ni siquiera tiene idea de porqué aceptó ir a esa discoteca con personas que apenas estaba conociendo de la universidad, es decir, Tom sabe bailar, le gusta hacerlo, pero en ese momento se sentía desorientado. Únicamente su mente volvió contra sí mismo cuando vio a Madison y ella chocó con él en la pista de baile, verla salir corriendo como si estuviera muy mal, lo dejó marcando ocupado, ya no se sentía desorientado, sentía que tenía que ir tras ella y no lo dudó ni un segundo.

Madison por su parte está muy consciente de que está un poco ebria y que esa podría ser la razón por la que hubiera aceptado irse con él en vez de haberle dado un rotundo no y apartarlo como debía hacerlo, en cambio, Madison se encuentra haciendo todo lo contrario.

Mientras ella observa por la ventana la noche oscura y fría, Tom intenta resistirse al deseo inminente de acercarse demasiado a ella. Finalmente, y luego de un tortuoso y largo recorrido en silencio Tom detiene el auto frente al edificio que Madison le indica débilmente. El espacio de pronto se siente más pequeño entre ambos y algo nervioso, Tom se pasa una mano por el cabello y reacomoda sus gafas. Ladea la cara para poder verla observando fuera de la ventana.

—¿Es aquí? — él pregunta.

Madison suspira mientras se gira a verlo tímidamente, él enciende la luz de emergencia sobre sobre el techo del auto para poder verla con más claridad.  Ella está segura de jamás cansarse de oír su aterciopelada voz británica.

—Sí — responde luego con un suspiro que la hace sentir ahogada — aquí es — aún tiene el saco de vestir de Tom sobre sus hombros y se inclina levemente para aspirar el perfume que ha quedado ya impregnado en sus propias ropas — bueno, gracias — su corazón pesa de algún modo, pone los dedos sobre la manilla para abrir la puerta.

—Buenas noches señorita Wilson.

Madison medio sonríe y pone la mano en la manilla.

Ella se baja en silencio con un nudo desconocido en la garganta y se va sin mirar atrás. Cuando entra en su departamento se da cuenta que tiene sobre sus hombros el saco de vestir de El Profesor. Se estremece contra la puerta y cierra los ojos, al hacerlo el perfume varonil de él se impregna en su sistema y la hace sonreír. Madison cree que se debe a las múltiples copas de alcohol que se tomó esa noche por la que no podía dejar de sonreír como una tonta, pero cuando se deja caer sobre la cama con el bolso en el regazo y cierra los ojos todo lo que ve es un océano azul, como el de sus ojos. La cabeza le da vueltas como un remolino y le cuesta mucho dormir porque no puede dejar de pensar en El Profesor Hiddleston.

𝗣𝗿𝗼𝗳𝗲𝘀𝗼𝗿 𝗛 © ━ Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora