POV JENNIE
El domingo, hacia las diez y media de la mañana, Rosé Manoban Park se presenta en la puerta de casa. Parece que lleve semanas sin dormir. Cuando la invito a pasar, niega con la cabeza.
-¿Tienes idea de dónde podría estar Lis?-No he tenido más noticias de ella.
Empieza a asentir.
-Vale. -Asiente y vuelve a asentir-. Vale. Vale. Es solo que se ha ido poniendo en contacto
cada sábado con mi madre o conmigo, bien por correo electrónico, bien dejando un mensaje en el contestador cuando no nos ha encontrado. Todos los sábados. Ayer no supimos nada de ella, y esta mañana hemos recibido un mensaje de correo electrónico muy extraño.Intento no ponerme celosa al descubrir que ha estado en contacto con ellas pero no conmigo. Al fin y al cabo, son su familia. Yo soy solo yo, la persona más importante de su vida, o al menos lo he sido durante un tiempo. Pero de acuerdo. Lo entiendo. Ha seguido adelante con su vida. También lo he hecho yo.
Me entrega una copia impresa del mensaje. Lo ha enviado a las 9.43 de la mañana.
«Recuerdo cuando fuimos a Indianápolis a comer a aquella pizzería, aquella que tiene un órgano en su interior. Rosé debía de tener once años, yo diez, Winter era un bebé. Estaba mamá. También papá. Cuando el órgano empezó a sonar -tan fuerte que hasta las mesas temblaban-, empezó también el espectáculo con las luces. ¿Os acordáis? Eran como auroras boreales. Pero lo que más recuerdo es a todos vosotros. Éramos felices. Éramos buenas. Todas y cada uno de nosotras. Los momentos felices desaparecieron por un tiempo, pero regresan.Mamá, tener cuarenta años no significa ser vieja. Winter, a veces las palabras más feas esconden belleza; el secreto está en cómo las lees. Rosé, cuida ese corazón y recuerda que eres mejor que muchos tíos. Eres una de las mejores. Todas lo sois.»
-He pensado que tal vez sabrías por qué ha escrito esto, o que tal vez hubieras tenido noticias.
-No, y no las he tenido. Lo siento.
Le devuelvo el papel y le prometo que se lo diré enseguida si, por obra de algún milagro, Lisa
decide ponerse en contacto conmigo, y entonces se va y yo cierro la puerta. Me apoyo en ella porque, no sé por qué motivo, necesito recuperar el aliento.
Aparece mi madre. Tiene el entrecejo fruncido.
-¿Te encuentras bien?Estoy a punto de decirle que por supuesto que sí, que me encuentro estupendamente, pero me
siento como si de un momento a otro fuera a doblarme por la mitad y la abrazo, reposo la cabeza en su hombro y dejo que su maternidad me envuelva durante unos minutos.Luego subo a mi habitación, pongo el ordenador en marcha y entro en Facebook.
Hay un mensaje nuevo, de las 9.47, cuatro minutos después de que enviara el correo a su familia.
«Las palabras están escritas en Las olas: "Si este azul estuviera ahí siempre; si este vacío se conservara siempre; si este momento durara siempre. Siento que brillo en la oscuridad. Estoy adornada. Estoy preparada. Es la pausa pasajera; el momento oscuro. Los violinistas ya han levantado sus arcos. Es mi llamada. Es mi mundo. Todo está decidido y presto. Tengo raíces, pero floto. 'Ven' digo, 'ven'".»Escribo lo único que se me ocurre: «"Quédate", digo, "quédate"».
Miro cada cinco minutos, pero no responde. La vuelvo a llamar y el contestador sigue lleno. Cuelgo y llamo a Chae. Responde como si estuviera pendiente de mi llamada.
-Hola, justo ahora iba a llamarte. He recibido un mensaje de correo electrónico de Finch de lo más extraño.
El de Chae es de las 9.41 y dice simplemente: «Sin duda habrá un chico que te amará por ser quien eres. No te rindas».
El de Hyolyn lo ha enviado a las 9.45 y dice: «Paz, capullo».
Algo va mal.
Me digo que es solo la congoja por haberse marchado, por haber desaparecido sin despedirse. Cojo el teléfono para llamar a Rosé y entonces caigo en la cuenta de que no tengo el número, de modo que le digo a mi madre que enseguida vuelvo, cojo el coche y voy a casa de Lisa.
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𝐢'𝐦 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐥𝐞𝐚𝐯𝐢𝐧𝐠 (jenlisa)
FanfictionEl mundo nos rompe a todos, mas después, algunos se vuelven fuertes en los lugares rotos. -ERNEST HEMINGWAY