𝐌𝐚𝐲𝐨: 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐮𝐧𝐚, 𝐝𝐨𝐬 𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬

303 47 7
                                    

POV JENNIE

En el instituto es como si todos los alumnos estuvieran de luto. Hay mucho negro en la ropa y se oyen lloriqueos por todas las aulas. Alguien ha construido un santuario para Lisa en una de las vitrinas del vestíbulo principal, cerca de donde está el despacho del director. Han colocado en su interior una ampliación de su fotografía oficial del instituto y han dejado la vitrina abierta para que todos podamos dejarle nuestro tributo. «Querida Lisa -empiezan todos-. Se te quiere y se te echa de menos. Te queremos. Te echamos de menos.»

Desearía romper todas esas notas y dejar que se convirtieran en un montón de cenizas junto con el resto de palabras malas y falsas, pues es allí donde deberían estar.

Los profesores nos recuerdan que solo quedan cinco semanas para terminar el curso y debería estar contenta por ello, en vez de no sentir nada. Últimamente no siento nada. He llorado algunas veces, pero básicamente me siento vacía, como si me hubieran extirpado por vía quirúrgica cualquier cosa que pudiera hacerme sentir, sufrir, reír y amar, dejándome hueca como una concha sin habitante.

Le digo a Kai que solo podemos ser amigos y ya le está bien, puesto que no quiere ni tocarme. Nadie quiere. Es como si les diera miedo que yo pudiera ser contagiosa. Forma parte del fenómeno de suicidio por asociación.

A la hora de las comidas me siento con Chae, Lara y las Brianas, hasta el miércoles después del funeral de Lisa, cuando también se acerca Nayeon, deja la bandeja en la mesa y, sin mirar a las demás chicas, me dice:
-Siento mucho lo de Lisa.
Por un momento pienso que Chae va a pegarle un bofetón, y en el fondo me gustaría o, como mínimo, me gustaría ver qué pasaría si lo hiciese. Pero cuando veo que Chae se limita a permanecer sentada sin hacer nada, le digo a Nayeon:
-Gracias.

-No debería haberla llamado friki. Y quiero que sepas que he cortado con Jackson.

-Demasiado poco, demasiado tarde -murmura Brenda.
Se levanta de repente, golpeándose con la mesa, y todo lo que hay encima se tambalea. Coge su bandeja, me dice que ya nos veremos luego y se marcha.

El jueves me reúno con el señor Embry porque el director Wertz y el consejo escolar han pedido a todos los amigos y compañeros de clase de Lisa Manoban que mantengan como mínimo una sesión con un psicólogo, por mucho que «Los padres», que es como llaman mi madre y mi padre al señor y la señora Manoban/Park, insistan en que fue un accidente, lo que implica, supongo, que tenemos libertad para llorarlo de un modo normal, sano y no estigmatizado. Sin necesidad de sentirnos avergonzados o incómodos, puesto que no hubo suicidio de por medio.

Pido verme con el señor Embry en lugar de con la señora Kresney, ya que él era el psicólogo de Lisa.

Cuando entro y me mira con el entrecejo fruncido desde el otro lado de su mesa, me pregunto
de pronto si va a culpabilizarme del mismo modo que me culpabilizo yo.

«Nunca debería haber sugerido ir por el puente de la calle A. ¿Y si hubiéramos elegido otro
recorrido? Jisoo seguiría aquí.»

El señor Embry tose para aclararse la garganta antes de hablar.

-Siento mucho lo de Lisa. Era una chica buena y traumatizada que debería haber tenido más
ayuda.
Y eso me llama la atención.
-Me siento responsable.

Me entran ganas de enviar su ordenador y sus libros al suelo. «Usted no puede sentirse
responsable. La responsable soy yo. No intente robarme eso.»
-Pero no lo soy -continúa-. Hice lo que creí que debía hacer. ¿Podría haber hecho más?
Seguramente. Sí. Siempre podemos hacer más. Es una pregunta complicada de responder, y, después de todo, una pregunta que no tiene sentido formularse. Tú debes de estar sintiendo más o menos estas mismas emociones y pensando también cosas similares.

𝐢'𝐦 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐥𝐞𝐚𝐯𝐢𝐧𝐠 (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora