𝐋𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬

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POV JENNIE

Por la mañana, me despierto antes que ella y permanezco un rato más acostada, disfrutando de la sensación del brazo que me envuelve y del sonido de su respiración. Está tan quieta y callada que apenas la reconozco.

Observo que sus párpados se mueven en sueños y me pregunto si estará soñando conmigo.

Cuando abre los ojos, estoy apoyada en un codo, mirándola. -Eres de verdad -dice.

-Soy yo.

-No eres un efecto gravitacional de Júpiter-Plutón.

-No.

-En este caso -esboza una sonrisa maliciosa-, he oído decir que Plutón, Júpiter y la Tierra están a punto de alinearse. Me pregunto si te apetecería acompañarme en un experimento de flotación -dice, atrayéndome hacia ella.
Y entonces caigo.

Es de día.
Y está saliendo el sol.
Y el sol se ha puesto en algún momento y yo no he vuelto a casa ni he llamado a mis padres para
decirles dónde estaba.
-Es de día -murmuro, y creo que voy a vomitar.

Lisa se sienta. Se ha quedado blanca.

-Mierda.

-OhDiosmíoDiosmíoDiosmío.

-Mierda, mierda y mierda.
Nos vestimos y salimos en un abrir y cerrar de ojos, y llamo a mis padres mientras Lisa
fulmina récords de velocidad para seguirme.
-¿Mamá? Soy yo.
Al otro lado de la línea, rompe a llorar, y entonces se pone mi padre y dice: -¿Estás bien? ¿Estás sana y salva?

-Sí, sí. Lo siento. Ya voy. Ya casi he llegado.
En cuanto doblamos la esquina de mi calle veo un coche de policía estacionado delante de la casa.

-Dios mío -exclamo, tapándome la boca con las manos.

Lisa no ha dicho ni una palabra, tal vez porque está concentrada en la conducción. Frena en seco y salimos del coche dando un portazo. Corremos por el camino de acceso. La puerta de casa está abierta de par en par y oigo voces dentro, subiendo de volumen y bajando a continuación.

-Será mejor que te vayas -le digo-. Deja que hable yo con ellos.

Pero en ese momento aparece mi padre y parece que haya envejecido veinte años de la noche a la mañana. Me examina la cara con la mirada, para ver si estoy bien. Me atrae hacia él y me abraza con fuerza, asfixiándome casi. Entonces dice:
-Entra en casa,Jennie. Despídete de Lisa.
Lo dice como si fuese definitivo, como si quisiera decir «Despídete de Lisa porque nunca más volverás a verla».

Oigo que Lisa, detrás de mí, dice:
-Hemos perdido la noción del tiempo. No es culpa de Jennie, sino mía. No le eche a ella la culpa, por favor.
Ha aparecido también mi madre, y un policía uniformado, y luego otro. Le digo a mi padre: -Ella no tiene la culpa.
Pero mi padre no escucha. Sigue mirando a Lisa por encima de mi cabeza.
-Yo me largaría de aquí de estar en tu lugar, hija.
Viendo que Lisa no se mueve, mi padre hace el gesto de ir hacia ella y tengo que impedirle el paso.
-¡James!
Mi madre le tira del brazo para que no pueda superar el obstáculo que yo le interpongo y abalanzarse contra Lisa. Los policías ocupan la escalera y todo el mundo empuja a mi padre para meterlo en casa, y entonces mi madre, casi estrangulándome de lo fuerte que me abraza, rompe a llorar. No puedo ver nada porque estoy asfixiada una vez más, y al final oigo que el coche de Lisa se pone en marcha y se va.

Dentro, después de que los policías se hayan ido y mi padre y yo hayamos conseguido, de un modo u otro, calmarnos un poco, me siento delante de ellos. Mi padre es el único que habla mientras mi madre mira al suelo después de haber dejado caer las manos muertas sobre el regazo.

-Esa chica es problemática, Jennie. Es impredecible. Ha presentado cuadros de violencia desde pequeña. No es el tipo de persona con quien deberías compartir tu tiempo.

-¿Quién te ha dicho todo esto?

-Su padre.

-¿Cómo...? -Pero entonces recuerdo la conversación que mantuvieron Lisa y mi padre
mientras compartían un plato de gofres-. ¿Has llamado a los Almacenes Manoban? En vez de responder, dice:
-¿Por qué no nos contaste que era la chica del campanario?

-¿Cómo...? ¿También te ha contado eso su padre?

-Llamamos a Nayeon para ver si estabas en su casa, o si te había visto. Nos dijo que lo más seguro era que estuvieras con Lisa Manoban, la chica a la que le salvaste la vida.

Mi madre tiene la cara empapada de lágrimas, los ojos rojos.
-Jennie, no pretendemos ser los malos de la película. Solo intentamos hacer lo mejor.
«¿Lo mejor para quién?», me gustaría decir.
-No confiáis en mí.

-Sabes que eso no es cierto. -Mi madre está herida y enfadada-. Creemos que, teniendo en
cuenta la situación, hemos sido más que comprensivos. Pero tienes que pararte un momento a pensar el porqué de nuestra postura. No pretendemos ser sobreprotectores y tampoco pretendemos ahogarte. Lo único que queremos es que estés bien y a salvo.

-Y que no me pase nada como lo que le pasó a Jisoo. ¿Por qué no me encierran dentro de casa para siempre para no tener que preocuparse nunca más?

Mi madre mueve la cabeza en un gesto de preocupación. Entonces mi padre insiste:
-No la verás más. Se acabó lo de pasarse el día dando vueltas por ahí en coche. Hablaré con tu profesor el lunes si es necesario. Puedes hacer una redacción o lo que sea para compensar lo que falte de trabajo. ¿Me he explicado bien?

-Circunstancias atenuantes.
Ya estamos otra vez en lo mismo.

-¿Perdón?

-Sí. Te has explicado bien.

Desde la ventana de mi habitación veo que los policías suben al coche patrulla. Permanecen sentados allí un buen rato y me pregunto si es que están obligados a hacerlo, tal vez para asegurarse de que no nos matemos entre nosotros. Me quedo mirando hasta que el coche se pone en marcha y se van. Las voces de mis padres continúan rugiendo abajo y sé que nunca jamás volverán a confiar en mí.

𝐢'𝐦 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐥𝐞𝐚𝐯𝐢𝐧𝐠 (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora