Hola a todos, aquí Coco, disfrutando de una tarde lluviosa en el valle de México, y lista para traerles el primer capítulo con auténtico sexyness de esta historia, fufufu *u* Verán cómo la paciencia hacia la maduración de nuestra amada pareja valió la pena. Como además en esta ocasión hay impactantes revelaciones y el inicio de nuevos problemas... bueno, dejémoslo en que estoy segura de que les va a encantar ^3^ Ya saben qué hacer.
***
—Esto está mal pero... no quiero parar. Se siente tan bien, ¡Meliodas!
—Ellie... mi hermosa y dulce Ellie, ¡te encontré! Te encontré y ya no me importa todo lo demás. Ríndete... correspóndeme, ¡por favor!
Apenas lo pensó, ella lo hizo. Comenzó a mover sus labios sobre los del rubio e inclinó su cuello indicándole que quería más. Él obedeció complacido y, de un momento a otro, estaba prácticamente recostado sobre ella en la cama. Luego Elizabeth le echó los brazos al cuello, y fue como si quisieran devorarse mutuamente. Aunque al inicio estaba asustada, mareada y confundida, la pasión del beso le estaba despertando un instinto que no sabía que tenía. Su cabello se desparramaba sobre las sábanas, su falda se le había levantado, y antes de siquiera darse cuenta de lo que hacía, había acomodado a Meliodas entre sus piernas. Él gruñó un poco mientras mordía su labio con suavidad, logrando que la peliplateada abriera la boca para explorarla con la lengua. La sensación fue tan placentera que ambos empezaron a gemir. Sus respiraciones estaban agitadas, sus latidos acelerados. Finalmente tuvieron que separarse por falta de aire, pero cuando el lobo intentó retomar el beso, Elizabeth volteo la cara para impedirlo.
—Espera, Mel... —Pero él no quería detenerse. Comenzó a besarle la mejilla, el cuello, el pecho, y cuando sus manos bajaron para acariciar todo su cuerpo, ella al fin recuperó la cordura—. Detente... me estás asustando. —Esto último fue lo que le ayudó al rubio a despertar. Se detuvo en el acto y se separó de ella lentamente con manos temblorosas.
—Lo siento Ellie, pero no pude evitarlo —Se sentaron uno frente al otro, y después de hacer varias inhalaciones profundas para calmarse, él le sonrió de una forma que la hizo temblar de emoción—. Te encontré. No puedo creer que llevo meses viviendo con mi mate sin darme cuenta, ¿cómo es posible? —Luego ambos voltearon a ver el collar de su padre al mismo tiempo.
—Será que... —La albina le dio un pellizco a la medalla para abrirla y revelar la foto de su familia junto con la sorpresa de su tía.
—Muéstramelo —Ella le cedió el pequeño disco de oro de inmediato, y él abrió los ojos como platos mientras observaba la pequeña flor morada que había en su interior—. Esto es acónito.
—¿Qué?
—Matalobos... wolfsbane, cariño —Elizabeth no sabía que la confundía más, los nombres de esas plantas desconocidas, o el nuevo apodo cariñoso con que le hablaba su mejor amigo—. Al parecer tu collar tenía un hechizo que impedía que te encontrara —Meliodas tomó la pequeña flor entre sus dedos, y con un gesto de victoria, la estrujó hasta volverla polvo—. Pero ya no.
La intensidad de su mirada hizo que la joven se ruborizara de cuerpo entero. Luego llevó sus ojos al regazo y comenzó a hablar de manera atropellada.
—Pe... pero no es posible. Meliodas, tú dijiste que los lobos... que los mate no pueden... ¡que solo pueden emparejarse con otros lobos! —Hizo una pequeña pausa y lo siguiente lo dijo como si se avergonzara de eso—. Y estoy segura de ser cien por ciento humana.
—Ellie —El rubio tomó de nuevo su rostro entre sus manos, y aunque requirió de todo su autocontrol no ir más lejos, le imprimió un corto y apasionado beso en la boca. Ella cerró los ojos, deleitándose con esa íntima caricia, y volvió a abrirlos cuando él comenzó a acariciar sus mejillas con los pulgares—. Yo tampoco entiendo qué está pasando, pero estoy muy seguro de que eres mi mate.
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OMEGA
FanfictionAlgo misterioso ocurre en el pueblo de Black Valley. Elizabeth Liones, quien recientemente ha descubierto que es adoptada, ha decidido pasar su último año de preparatoria ahí para poder encontrarse a sí misma y decidir quién quiere ser. Pronto descu...