42 Caldero

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Fufu... fufufu... ¡Buajaja! ¡BUAJAJAJAJA! *0* He vuelto. Hola a todos, aquí Coco, quien anuncia el regreso triunfal de su obra favorita tras las vacaciones, y les avisa que se vayan preparando, pues definitivamente van a flipar ^u^ Retomamos la aventura donde lo dejamos, con nuestro equipo de amigos tratando de quitarle a la bruja las reliquias con las que hace sus hechizos. Desafortunadamente el precio para poder conseguir tales artículos es alto, pues deben enfrentarse a la oscuridad más profunda de su corazón, y a su lujuria, una combinación peligrosa y tóxica que a todos nos dejó cautivados, fufufu ❤ Bueno, esta vez es el turno de ZeldrisxGelda. Esperen una revelación impactante al final del capítulo, vayan buscando un té relajante y... bueno, mejor no los demoro 7u7 Sabiendo cómo soy y lo que hago, creo que ya están advertidos, ¡saben qué hacer! *w*

Posdata: para los que tenían duda, sí, OMEGA vuelve todos los domingos a partir de las siete de la noche. Disfruten al capítulo de hoy acompañado de té de moras, y por si esto les sabe demasiado fuerte, les dejé actualizaciones en Lo que tod@ gato/chica debe saber y 31 Días. Feliz domingo e inicio de semana UwU 


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—¡Maldición! —gritó Gelda mirando a todas partes

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—¡Maldición! —gritó Gelda mirando a todas partes. Esa espesa niebla de color rojizo los envolvía impidiéndole ver más allá de unos cuantos pasos, pero no necesitaba hacerlo para entender lo que había pasado. Cayeron en una trampa. Algo se había activado apenas el sol empezó a ocultarse, y ahora, se enfrentaban a una presencia amenazante e invisible. Daba igual. La rubia quitó el seguro a su arma, apuntó a la masa humeante que se arremolinaba, y esperó a que ese algo, lo que fuera, decidiera manifestarse. No tardó en hacerlo. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, erizándole la piel y levantándole cada vello del cuerpo. De inmediato apuntó su arma al punto de donde sabía que aquello emergería.

—¿Eres tú, mi ángel? —preguntó una voz que conocía bien—. Ven con papá. —No era posible. No lo era y, sin embargo, ahí estaba. Su padre, el líder de los cazadores, estaba de pie ante ella abriéndole los brazos como si esperara que fuera hacia él. De inmediato le apuntó con la escopeta y preguntó.

—¿Quién eres? —No era solo su presencia ahí lo que era extraño. Había algo más.

«Su olor», pensó. «De algún modo, sé que no es él». La aparición mudó su gesto gentil tan rápido que pareció que el rostro se le derritiera, y las siguientes palabras salieron en un tono tan grave que apenas se oyó.

—Traidora. Eres una traidora, ¡vergüenza de mi estirpe! ¡Raaaaaaaaaagh!

¡Bang! La rubia había disparado sin fallar, y cuando el humo de la escopeta por fin se despejó, vio con horror el cadáver de su padre en el suelo.

«Cálmate», se ordenó a sí misma con las manos temblorosas. «Cierra los ojos, concéntrate. No es real». Y tenía razón. Sus ojos podrían haberla engañado si solo fuera humana, pero su nuevo instinto y olfato le decían que aquella criatura no era humana. Inhaló lento, dejó que sus sentidos fueran tomados por el bosque que la rodeaba. Y al abrirlos de nuevo, se encontró con los restos de un cuervo destrozado a sus pies.

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