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Hola a todos, aquí Coco, quien apareció de la nada para traerles esta pequeña sorpresita XD Y que se disculpa por no poder traerles más de momento. Está cuesta de enero está resultando un poco más complicada de lo que esperaba y no he podido escribir, pero no sé preocupen. Pronto la inspiración y el tiempo volverán, y también algunas otras de sus historias favoritas. Cómo está por ejemplo, fufufu ♥️ Ya saben que hacer.

***

—No es normal.

—¿Mhm? —Meliodas y Elizabeth descansaban abrazados en la enorme cama de la cabaña del cazador. Aún tenían fiebre tras la experiencia del marcaje, por lo que el enorme hombre del bigote, que resultó ser Escanor Castellio, les abrió su hogar como disculpa al trato rudo que les dio al atraparlos.

—No es normal que sienta todo esto, que sea capaz de tanto. No soy un lobo, ¿cómo es posible? —El rubio simplemente besó el hombro del lado donde la había mordido, y luego inhaló profundamente el aroma de su cabello—. ¡Aaahhh! No hagas eso por favor, ya sabes que en este momento me... me...

—Lo sé Ellie. Causas el mismo efecto en mí. —El ojiverde comenzó a dejar pequeños besos por toda su espalda, luego sus hombros, y fue subiendo hasta llegar al cuello.

—Tonto.

—¿Eh? —Elizabeth se giró en sus brazos hasta quedar de frente, e hizo un puchero tan adorable que Meliodas no pudo evitar sonreír.

—Eres un tonto, Meliodas Demon. Primero, proclamas que me amas frente a una bandada de locos violentos, en el ambiente menos romántico del mundo. Luego, me marcas con tu mordida, sin mi permiso y sin mi conocimiento. Por último, estás provocándome para tener sexo contigo, ¡y ni siquiera hemos tenido nuestra primera cita! —El ataque de risa que le dio al rubio tras estas palabras hizo que hasta le doliera el estómago.

—Sí, tienes razón, soy un completo idiota. Pero las cosas van a cambiar a partir de ahora. —Dicho eso, se acercó para unir sus bocas en un beso lento, largo y tranquilizador.

—Me... Meliodas...

—Descuida —El joven lobo le dio un último beso en la mejilla y la giró para que quedara de espaldas otra vez—. Le prometí a tu tía que te protegería de todo, incluso de mí. Además, hay lugares mucho mejores para hacerte mía que la cama del viejo Escanor.

Elizabeth se ruborizó al oír eso, y percibió los intensos sentimientos de su novio a través del lazo del mate. Pero también fue capaz de sentir el cansancio de la persecución a través de su cuerpo, así que decidió guardar silencio por esa vez, olvidarse de todo, y caer rendida al sueño en el cálido abrazo del hombre que amaba.

*

Estamos desayunando en la mesa del señor Castellio, y debo reconocer que me ha caído muy bien. Sí, es verdad que fue él quien nos atrapó ayer para llevarnos con el alfa, pero resultó que no era algo personal, sino un favor que les hizo a los lobos como parte del misterioso "Consejo de ancianos". ¿Quiénes serán esos misteriosos hombres del consejo? Me gustaría preguntarle más a Meliodas, pero ahora mismo está tan concentrado disfrutando de lo que hay en su plato que no quiero interrumpir su felicidad.

Hay que reconocerlo, ¡este sí que es un auténtico desayuno campestre! El señor Escanor me ha dejado ayudarlo un poco en la cocina, pero ciertamente no lo necesita. Es todo un experto. Lo dejaré pasar esta vez, ya tendremos tiempo para hablar. Cuando estoy por llevarme mi deliciosa taza de té de moras a los labios, veo a mi chico bajar el tenedor y ponerse en estado de alerta.

OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora