30 La culpa de la bruja

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Hola a todos, aquí Coco quien, a pesar de estar en plena faena de fin de semestre, se inspiró tanto en el capítulo de hoy que incluso rebasó las diez páginas *w* ¡Sé que les va a encantar! No pensaba que saldría tanto, pero es que casi se escribió sólo, y tiene un poco de todo, drama, romance, comedia y hasta terror 0.0 ¿No me creen? Entonces vayamos a leer, que hoy por fin conocerémos la versión de la manada sobre lo que pasó hace 300 años ^u^ Posdata: para aquellos que son fans de esta historia, les tengo una buena noticia. OMEGA seguirá siendo obra fija incluso en las vacaciones de invierno. No pienso soltarla hasta que por fin la terminemos, ¡muchas gracias por su apoyo! 

***

Un viento frío meció sus cabellos castaños y elevó las hojas doradas por el otoño mientras veía hacia la carretera. Sus lágrimas, dejando un rastro húmedo sobre su piel, marcaron surcos helados que ella no se molestó en limpiar. Entonces sintió cómo King le colocaba una manta sobre la espalda, y ambos intentaron sonreír sin mucho éxito, para después clavar la vista de nuevo en el camino.

—Ya casi están aquí. —susurró él con voz etérea, y fue hasta entonces que ella limpió su rostro.

—¿Por qué, King? ¿Por qué no me dejan verla? —Lo único que su novio pudo hacer para consolarla fue colocar las manos sobre sus hombros—. Elizabeth es mi amiga. Estoy segura de que, si el Alfa Felec me lo permitiera, yo podría hacer un papel mucho mejor que Estarossa o Zeldris para protegerla.

—Lo sé. Pero es precisamente por eso que te apartaron de ella. Tal vez temen que, si las cosas se ponen mal, la ayudes a escapar o la ocultes de ellos —La chica de coletas no contestó, y eso fue suficiente para que King comprendiera que le estaba dando la razón—. Tranquila. Todo terminará pronto.

—No digas eso —reclamó mientras giraba en sus brazos—. No lo digas en ese tono. Suena terrible, como si creyeras que perderá, o que va a... —No pudo terminar la frase. El frío del aire había pasado a los ojos miel de su pareja, y eso la hizo temblar aún más que la temperatura del ambiente, que bajaba a momentos—. Lo logrará. Ellie va a salir de esto, se volverá un miembro oficial de la manada. Y yo atraparé su ramo cuando se case con Meliodas. —Aquel valor y optimismo logró hacer que el hielo en la expresión de él se derritiera, y esta vez, la sonrisa le salió mucho mejor.

—Sí, tienes razón. Aún no está dicho nada —Entonces el sonido de unas llantas sobre el camino de tierra interrumpió su charla, y ambos voltearon para ver cómo un grupo de camionetas aparecía en el borde del terreno—. Llegaron.

Lentamente, con la ominosidad que anuncia la muerte, los vehículos negros se estacionaron junto al campo de lavandas, y el grupo de personas que bajó caminó con paso suave hacia la vieja propiedad Fairy. Un hombre delgado y pelirrojo, uno musculoso de largo pelo castaño. Dos de los miembros más importantes del consejo de ancianos habían llegado a Black Valley, y el juicio por brujería se volvió aún más real.

—Hola, querido.

—Tío. —Saludó secamente King, y acto seguido se hizo a un lado para dejar que Gloxinia entrara a la casa. Diane no le dijo nada al hombre con un parche en el ojo. Sólo se inclinó un poco, le extendió un sobre a su antiguo alfa, y en cuanto él asintió en reconocimiento, Diane salió corriendo hacia el bosque para aullar. Y con esa señal, la cuenta regresiva hasta el juicio comenzaba.


*

—Mmm... ¡Nhg! —Apenas podía creer que Meliodas hubiera logrado aquello. Habían estado vigilados por días, los muchachos no se despegaban de ellos ni para comer o dormir. Era la primera vez en mucho tiempo que podían estar a solas, y la locación que su lobo había elegido para su encuentro no era nada menos que espectacular—. ¡Aaaah! —gimió cuando la embistió nuevamente, pero el sonido no se escuchó, tragado por el rugir del agua que caía a un par de metros.

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