Hola a todos, aquí Coco, quien está entrando en pánico de bueno y el malo, y una de las razones es el capítulo de hoy, fufufu *w* La otra razón es que la siguiente semana ya debería comenzar nuestro Maratón de Halloween, ¡y no no le terminado! ToT Haré lo mejor que pueda para lograrlo, pero como además se me ha cargado la mano en la escuela... Bueno, basta de ambientes tétricos. Para eso ya tenemos la actualización de hoy, fufufu ^w^ Prepárense para un momento de tensión, uno picante y, como siempre digo, ya saben qué hacer <3 Posdata: lo más que puede pasar es que en vez de estrenar mi especial el 26 lo haga el sábado 29, ¿qué dicen? ¿lo recorremos un poco a ver si sale todo? °w°
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—Por favor, papá. ¡Por favor! —suplicó el rubio al colosal hombre parado ante él, y trató inútilmente de cubrir con su cuerpo a su mujer mientras los penetrantes ojos verdes de su padre los escrutaban a ambos. Su expresión era pétrea, sus finos rasgos, completamente fríos y sin emociones. Entonces miró a Meliodas una vez más y, tras tomar su decisión, dio unos pasos hacia el tembloroso y asustado lobo. Respiró profundamente, extendió el brazo... y colocó la mano sobre su cabeza en un gesto de afecto.
—Hijo, tranquilízate.
—No la lastimes —respondió él sin apenas creerlo, la garganta cerrada y lágrimas desbordando nuevamente sus mejillas—. No la alejes de mí.
—No, claro que no —dijo el pelinegro con algo parecido a una risa mientras lo acariciaba—. Ya has sufrido suficiente. Y no me atrevería a levantar la mano a la persona que salvó a mi gente, así que cálmate. Apártate para que pueda hablar con tu mate. —Elizabeth pudo sentirlo, la enorme deferencia y respeto que el adulto mostró al llamarla de esa forma. Significaba que la reconocía como parte de la manada. Sin embargo, su rubio no se movió. Miró intensamente al antiguo alfa, tratando de decidir si retroceder o no, cuando súbitamente ella tomó su mano.
—Cariño, está bien —le sonrió tranquilizadora—. Hablemos con tu padre. Tal vez él puede ayudarnos a entender qué pasa. —Obedeciendo de inmediato pero con todo el cuerpo en tensión, el joven lobo se apartó y permitió que el hombre de barba ocupara su silla. Este tomó asiento, suspiró, y dedicó lo que definitivamente era una sonrisa a la chica en bata de hospital.
—Es increíble que puedas hacerlo obedecer con una sola orden —soltó en tono bromista—. A mi nunca me escucha. —Y esta insólita muestra de cariño sirvió para que, por fin, cada uno de ellos bajara la guardia.
—Es cuestión del tono, señor —dijo ella riendo—. Normalmente hace lo que debe sin que se le diga.
—Sí, tienes razón —Otro suspiro dejó el pecho del padre mientras se rascaba la nuca, meneó la cabeza como aclarando sus ideas y, cuando al fin lo logró, su seriedad volvió impregnada de amabilidad—. Bueno, vamos por partes. ¿Cómo te consideras a ti misma, bruja, o loba?
—Humana —respondió al momento con firmeza—. Soy su novia, señor. Cualquier otro título que me hubieran dado no significa nada para mí. —El alfa sonrió de nuevo, complacido con su respuesta, y siguió el interrogatorio con tacto.
—¿Recuerdas lo sucedido?
—Sí —Sus ojos se dilataron con miedo al evocarlo, y tuvo que tragar saliva para poder volver a hablar—. La... la Bestia. Entró a la finca.
—Estaba buscando algo. ¿Sabes lo que era? —La albina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, miró a su novio una vez más, y soltó la respuesta en un susurro tan tenue que apenas se escuchó.
—A mí. —Un misterioso brillo rojo destelló en los ojos del señor Demon, quien asintió lentamente mientras su hijo desplegaba las garras.
—Entonces, lo sabías.
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OMEGA
FanfictionAlgo misterioso ocurre en el pueblo de Black Valley. Elizabeth Liones, quien recientemente ha descubierto que es adoptada, ha decidido pasar su último año de preparatoria ahí para poder encontrarse a sí misma y decidir quién quiere ser. Pronto descu...