— ¿Qué malo podría pasarme si no estoy con ustedes? Sí saben que no los conozco, ¿no? Y el hecho de que supuestamente mi nombre esté no solo en la invitación sino en la libreta, es bastante perturbador. — coloqué mis manos en el pecho del chico que aparentemente es Jake, y lo alejé de mi cuerpo. — Si yo digo que me quiero ir, lo haré.
Fruncí mi ceño, y me giré nuevamente, abriendo la puerta.
— ¿No te da curiosidad acaso saber por qué tu nombre está ahí?
Pasé mi lengua por la pared de mi boca, y moví mi cabeza hacia un lado, me giré apoyando mi cuerpo en la puerta, y cruzándome de brazos los miré.
— Primero que todo, ¿quiénes son ustedes?
— Como ya sabes, él es Jake. Yo, yo soy Heeseung, el mayor de todos, y él es Jungwon, el que estaba junto con nosotros dos en la parada de autobús.
— Así que sí me recuerdan, ¿eh? — el chico rió, relamiendo sus labios.
— Sunghoon, Jay, Sunoo, y Niki, el menor.— señaló a cada uno.
— Ajá, ahora. — di un paso al frente, quedando cerca de Heeseung. — ¿Cómo saben quién soy yo?
— Moon Minah. — Jay, se acercó a mi cuerpo, pasó su mano tras mi nuca y la otra mano sobrante la puso en mi cintura. Acercó sus labios a mi oído, pude sentir su piel chocar con mi oreja. — Quédate, solo así lo sabrás.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y giré mi rostro, quedando a centímetros del de él.
— Agradecería que el contacto físico innecesario no ocurriera más. —sonreí, sintiendo mi aliento rebotar en su mejilla.
Seguidamente, me alejé, y até mi cabello en una cola. Lo pensé por un momento, sentía que debía quedarme. No solía creer en las coincidencias, no hasta que esto me pasó. No lograba dejar de preguntarme el porqué de mi relación con ellos.
Caminé hacia el frente, ni siquiera sabía a dónde iba, ni qué hacía, ni dónde estaba, solo no quería parecer nerviosa. El plan era fácil: conversaba con ellos hasta sacarles información, y me iba victoriosa para nunca más volverlos a ver.
Busqué la cocina, juraba que la había visto, giré mi rostro y me encontré con los muchachos, nuevamente frente a mí, di un traspié, algo asustada, había caminado lo suficiente para perderme entre la gente.
— Ustedes... — los señalé y señalé el lugar donde se suponía debían estar. — Yo mm, creo que debería irme, ¿no? — reí nerviosa, ellos estaban simplemente ahí, de pie y mirándome como si supiesen uno y cada uno de mis pecados.
— No te vayas, lunita. — gestioné una mueca debido al ridículo apodo.
— Moon Minah, Moon, Minah, no lunita. — los miré de arriba a abajo y quise comenzar a caminar, hasta que uno de ellos se colocó frente a mí. —Necesito que dejen de hacer eso.
— Viniste hasta acá, y eres nuestra invitada especial, ¿cómo podrías irte sin tomar nada? — mencionó Niki, frente a mí.
— No puedo ser su invitada, ni siquiera sé quiénes son ustedes, es ridículo. — mencioné evidentemente asustada.
— Tu nombre está en el sobre, bonita. — Jake me miró con una sonrisa, y yo fruncí mi ceño.
Busqué entre las manos de los chicos el sobre, y se lo arrebaté a Jay, quien con una sonrisa lo soltó sin problema.
"Invitada especial: Moon Minah.
No faltes, te estaremos esperando ansiosos."Me sentía bastante confundida, eso no estaba ahí, lo más que había en este papel era la dirección, no mi nombre.
— Imposible. — susurré.
— ¿Cómo una chica tan soñadora puede decir la palabra "imposible"? —mencionó Jungwon.
— ¿Pueden dejar de hacer eso? — mencioné claramente confundida y molesta. No sé qué clase de broma era esta, pero lejos de interesarme me asustaba.
— ¿Hacer qué?
— Fingir que me conocen. No sé quiénes son ustedes, no sé qué clase de broma de mal gusto sea esta, pero juro que mi nombre no estaba acá, lo hubiese recordado.
— Siempre estuvo ahí. Simplemente te hace falta poner atención. —mencionó Jake, relamiendo sus labios.
Resoplé, y mordí mi labio inferior mirando la carta. La rompí por la mitad, y la mitad por la mitad, y así sucesivamente hasta que lo que quedó en mis manos fueron pequeños papeles.
— Muerto el perro, se acaba la rabia. Me voy de aquí. — comencé a caminar, y de alguna manera, sentí que uno de ellos me detendría, me giré rápidamente y vi la mano de Sunghoon extenderse cerca de la mía. — Y no me detengan, si quieren molestar a una chica, mínimo busquen a una más dispuesta, más interesante, yo qué sé, y que sí esté interesada.
Un chico pasó corriendo, ¿pasó corriendo?, y chocó conmigo, lanzando su refresco sobre mi uniforme, rápidamente me eché hacia atrás, sentía los hielos meterse por mi blusa y helar todo mi cuerpo.
— Mierda...
— Creo que ya no se te será tan fácil irte. Ocupas cambiarte, te prestamos algo. — sugirió Sunoo, con una sonrisa que por un milisegundo me dio confianza.
— Ni loca, no me quedo acá ni un segundo más. — dije pasando mis manos por mis brazos, buscando calor. — ¿Acaso ese chico no pretende disculparse?
— Es otoño, Minah, con la ropa mojada no llegarás ni a la esquina por el frío. ¿Prefieres resfriarte o simplemente aceptar la ayuda de unos simples adolescentes? — Heeseung me extendió la mano.
Miré hacia otro lado, evidentemente molesta por tener que ceder la razón. Caminé en dirección a él, y sin tomar su mano, me coloqué al lado de Sunoo, el rubio.
— Iré con él. — Heeseung cerró su mano, con una leve sonrisa en sus labios.
— Adelante. Sunoo, sabes dónde llevarla. — fruncí mi ceño, y el mencionado tomó mi mano, comenzando a caminar en dirección a un pasillo.
— Acá hay ropa solo de chico, pero te quedará más cómoda. Estaré fuera tras la puerta, si necesitas ayuda, sabes cómo me llamo. — asentí con mi cabeza, y sonreí amablemente.
Me quité rápidamente la blusa y la falda, que ya estaban manchadas por el refresco, y froté mis brazos, con frío. Miré mi reflejo en el espejo, vi mi torso lleno de moretones. Salían con cualquier mínimo golpe, y era un poco molesto. Mi piel era sensible, por lo que este tipo de manchas moradas salían con cualquier cosa.
Rápidamente me vestí, y con la misma inmediatez sentí el calor envolver mi cuerpo, sonreí, el algodón de la gran camisa me hacía sentir calientita, y me relajaba.
La puerta se abrió sin previo aviso, asustándome y haciendo que por instinto cubriese mi cuerpo -aunque ya estaba semi cubierto con la camisa-, Sunghoon se encontraba mirándome con una sonrisa.
— No me he terminado de cambiar, me faltan los pantalones. — fruncí mi ceño, intentando ignorar lo nerviosa que me ponía su mirada.
— En mi opinión, solo la camisa hace que te veas más que magnífica. — el rostro de Jay se asomó por sobre el hombro del pelinegro. Y su comentario, por cierto, me hizo sonrojar. — Ahora te ves más linda.
Volví a tomar mi postura, y algo molesta me acerqué.
— Sus comentarios lejos de hacerme sentir bien, me hacen sentir bastante extraña. Espero recuerden que no nos conocemos, y actuar como si sí lo hicieran, me incomoda. Espero que no sea molestia, y si lo es, tampoco me interesa, pero deseo ponerme pantalones, así que salgan, por favor.
No se movieron, y aparentemente esa guerra de miradas no me hizo ganar.
— Por lo menos cierren los ojos o dense la vuelta, por favor. — hicieron caso de inmediato, Jay y Sunghoon cerraron sus ojos y se dieron la vuelta, dándome la espalda.
Quizá no me incomodaba el hecho de que actuaran como si nos conociéramos, creo que me hacía sentir miedosa el hecho de que ellos, sin conocerme, me hicieran sentir cómoda y protegida. Y esto no tenía ningún sentido, quería negarme a la idea de sentirme así con unos completos extraños.

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blue blood | enhypen
Fanfic¿La vida de Moon Minah habría continuado siendo la misma si no hubiese asistido a esa fiesta? Todo inició con una invitación, y casi termina con más de una vida. Las mentiras son como una enorme bola de nieve, no la escuchas, y cuando la ves venir y...