013

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— narrador omnisciente:

Jake aún llevaba en brazos a la bastante débil Moon Minah. Tras haber vuelto de su extraño trance, sus dolores también volvieron, sentía su cabeza palpitar por el dolor, y se sentía casi incapaz de abrir los ojos.

Logró recomponer un poco de fuerza y habló.

— Ya puedo caminar. — Jake se detuvo en seco y el resto de los chicos se colocaron frente a él, dudando en si era buena idea dejarla caminar. — Dije que ya puedo caminar.

Jake con cuidado colocó los pies de la más pequeña sobre el suelo, la soltó, sin embargo, dejó sus manos lo suficientemente cerca de ella, cuidándola. Ella respiró profundamente y comenzó a caminar. Una de sus manos envolvía su propio torso, en un amago de cesar el dolor de sus costillas.

Se desvaneció. Heeseung fue lo suficientemente rápido para atajar su cabeza antes de que impactara contra el suelo y tomando las manos de ella, las envolvió en su cuello, con tal de alzarla.

— Yo te llevaré a partir de ahora. — se levantó con ella en brazos y le hizo una seña a los demás para que se acercaran. — Hay que llevarla al hospital.

— No quiero ir al hospital. — la voz de Minah se escuchaba balbuceante y como si quisiera llorar. — Yo solo quiero ir a mi casa y dormir, por favor. — su mirada se conectó con la de Heeseung y de sus ojos salían gruesas lágrimas.

Él la vio con preocupación, sin embargo, asintió.

Llegaron a la parte externa de la casa de Minah, las luces estaban apagadas, y no se veía a nadie en su hogar.

— Déjenme aquí, yo entraré. — Heeseung hizo caso de inmediato y la bajó, se le veía con un poco más de fuerza que hace un rato, así que con tranquilidad la dejó caminar en dirección al portón.

— ¿Qué le dirás a tus padres? — Jay se colocó a su lado, viendo cómo buscaba torpemente las llaves en su cuerpo, y él le extendió su bolso, el cual había estado cargando todo el rato.

— No están. — levantó su vista en su dirección y sonrió amargamente. — ¿Por qué creen que no quiero ir al hospital? No quiero preocuparlos.

— ¿Te quedarás sola? — Jungwon se acercó a ella y la ayudó a colocar la llave en el llavín. Asintió aguantando sus ganas de llorar.

Ella entró, y se giró a verlos.

— ¿No les dirás nada a tus padres? — Niki se mostró preocupado al pensar en dejarla sola. Ella negó. — Pero...tienen que saber.

— No. No tienen que saber nada. — de sus ojos caían lágrimas, mas su voz se mantenía firme. — Ustedes no dirán nada. Nada pasó, ¿estamos? — tragó grueso y cerró sus ojos por el dolor. — Gracias por ayudarme, por traerme y preocuparse.

No esperó respuesta y se dirigió a la puerta de su casa, ellos la veían con total preocupación, no sentían correcto dejarla sola, ¿Y si empeoraba?

Minah abrió la puerta de su hogar, tan pronto como entró se escuchó un estruendo llenar el silencio de la ya caída noche. Los siete corrieron en su dirección, por suerte no había cerrado ninguna de las dos entradas. Jake empujó la puerta abriéndola de par en par.

— Dañé el florero de mi madre. — Minah lloraba desconsoladamente y se encontraba en el suelo recogiendo los grandes pedazos de porcelana, sus rodillas y parte de su vestido se mojaron por el agua.

Se había mareado y buscando un soporte botó el jarrón.

— Deja eso, bonita. — Jay colocó su mano sobre las manos de ella, apartó con cuidado uno de los pedazos de esta y sacó un pañuelo de su bolsillo, secando las palmas de la menor. — Nosotros lo arreglaremos, ¿está bien?

blue blood | enhypenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora