— narrador omnisciente:
— Los Caballeros Exiliados...
El susurro de Sunoo indicaba la clara conciencia de quiénes eran los que habían llegado.
Los ojos de Minah se despojaron de ese manto blanco, dejando ver sus iris bicolores nuevamente. Sacó con rabia la mano del pecho impropio y observó cómo el hueco que dejaba ver el órgano palpitante se cerraba como por arte de magia, dejando tan solo una extraña cicatriz en carne viva.
El cuerpo de Minah se meneó como si no hubiese peso dentro de él, como si la debilidad se hiciera dueña de cada una de sus extremidades. Se levantó tambaleante, y si no hubiese sido por Jay, su cuerpo hubiese caído desplomado sobre el suelo.
— ¿Minah? Minah, hey. — Jay sacudió suavemente el cuerpo de la menor, sus ojos se entrecerraban, amenazando con cerrarse.
Nicholas se levantó llevando su mano a su pecho, extrañado del creciente dolor que se alojaba justo donde la chica había penetrado con sus falanges: — ¿Por qué mierda no sana? — arrastró sus pies señalando a Minah.
— Nicholas, ven acá. — ordenó el más alto de los nuevos. — Dije que vengas. — repitió en cuanto vio que el mencionado no hacía ningún movimiento.
— ¡Yo ya no sigo tus órdenes! — su voz casi hizo sacudir las hojas de los árboles. — Me separé de ustedes hace mucho tiempo, y no son quienes para aparecer de nuevo. — su voz estaba cincelada por la rabia.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? — cuestionó Heeseung mientras sostenía el débil cuerpo de Riki.
— ¿Ustedes no habían muerto? — añadió Jake al mismo tiempo en que hacía una señal hacia Jay, para que se acercara con Minah.
— Sí. — afirmó uno de estos relamiendo sus labios. — Por eso ahora somos Caballeros Exiliados.
— Y la razón por la que estamos aquí, es porque vinimos a llevarnos a Naeva. — este dio un paso al frente, extendiendo su mano hacia la menor. — Ya que Nicholas por sí solo resultó ser bastante inútil.
Antes de que el mencionado pudiese defenderse, la voz femenina captó la atención de todos: — Estoy cansada de que me persigan y crean que pueden venir por mí cada vez que se les pega la maldita gana. — se separó de los brazos que la envolvían y caminó unos pasos, haciendo un esfuerzo por tener sus ojos bien abiertos y sus piernas firmes.
— Tu madre nos ha mandado, Naeva, así que es mejor que vengas por las buenas... — interrumpió el más alto.
— ¿Madre? Una madre no hace lo que ella me hizo a mí. — dio un paso al frente y Jay pareció seguirla. — ¿Lo que acabas de hacer fue amenazarme? — entrecerró sus ojos, observando como los del chico brillaban con una intensidad cegadora. — El corazón de tu amigo se sentía como éxtasis bajo mi mano, y la euforia por arrancarlo de su pecho fue indescriptible...así que, ¿Con qué derecho y seguridad me amenazas? ¿Crees que no podría hacer lo mismo contigo? — avanzó un poco más, quedando cerca del fornido cuerpo impropio. La mano de Jay se aferró a su muñeca, sin embargo, y de forma inconsciente ella la arrebató. — Váyanse, váyanse mientras los dejo escapar, porque a partir del momento en el que los atrape, les prometo que a mí serán lo último que verán antes de morir.
— Estás demasiado débil como para si quiera mantenerte estable mientras estás de pie. — el tono burlón de uno de los chicos llamó su atención.
— Y eso no me impidió estrujar el corazón de Nicholas bajo mis dedos. — respondió a la defensiva. — Lo diré una vez más, váyanse por las buenas...y mándenle un mensaje a Serenya. — una macabra sonrisa se dibujó en los labios de la menor. — No descansaré hasta verla muerta.

ESTÁS LEYENDO
blue blood | enhypen
Fiksi Penggemar¿La vida de Moon Minah habría continuado siendo la misma si no hubiese asistido a esa fiesta? Todo inició con una invitación, y casi termina con más de una vida. Las mentiras son como una enorme bola de nieve, no la escuchas, y cuando la ves venir y...