El sábado llegó trayendo consigo al tan ansiado día de la parrillada.
A las 09:00 am en la casa de Hiroto y Midorikawa, se vivía un ambiente caos total por el cambio de pañal del pequeño Masaki. La vida como padres primerizos era muy acaparadora, teniendo que turnarse para satisfacer las necesidades básicas del pequeño, estimularlo, entretenerlo y demás.
Los dos estaban agotados en toda la extensión de la palabra, no sabían que un niño tan pequeño requería tantos cuidados, pero todo lo hacían con mucha alegría e ilusión porque cuando lo veían sonreír, la fuerzas y energías se les renovaban.
- ¿A qué hora dijiste que llegarían? - Preguntó mientras estaba tumbado boca abajo en la cama el peliverde.
- A las once de la mañana - Respondía mientras miraba de reojo el radio comunicador que les avisaba cuando su hijo comenzaba a llorar - Aprovecha a dormir ahora que todavía faltan dos horas, tú lo cuidaste toda la noche, debes estar exhausto.
- Y sí... ¡Pero Fubuki dijo que traería helado! Con solo pensarlo me emociono, me pregunto de que sabor será y si - No completó la frase cuando se escuchó el llanto del ojiamarrillo - Se despertó...
- Yo iré, descansa por favor - Dijo mientras lo cubría con una manta ligera y le daba un beso en la cabeza para luego salir de la habitación, entrando en la del infante - A ver Masaki... ¿Qué pasa ahora? - El pequeño dejó de llorar apenas vio que alguien a su figura paterna, estirando sus brazos para que lo cargasen - Que engreído eres - Se reía suavemente mientras lo tomaba y levantaba alto - ¡Mira que grande estás! ¡Estás más alto que papá!
Con el paso de los días, el lado más sobreprotector de Hiroto había salido a la luz, incluso había pasado una madrugada completa buscando el nombre exacto del color del cabello del niño, aprendiendo que este era denominado "Teal", no era azul ni celeste ni verde. También creó una especie de itinerario en base a alarmas cada dos horas para poder asegurarse de que todo estuviese en orden, pero el sufrimiento era enorme cuando le tocaba cambiar los pañales, se le complicaba muchísimo y siempre necesitaba ayuda de Midorikawa para completar la misión, pero confiaba que con el pasar de los meses lograría hacerlo solo.
- Masaki, hoy entrarás por primera vez a la piscina - Le dijo mientras lo volvía a dejar acostado y se dirigía a la cómoda donde guardaban la ropa que habían comprado para el niño de cabellos teal - Tus tíos vendrán, están ansiosos por conocerte, seguro que te caen bien - Tomaba un inflable con forma de patito y regresaba al lado del pequeño - Mira, papá Ryuuji lo compró para ti ayer, en esto podrás flotar en el agua ¿A qué está lindo?
El celular del pelirrojo recibió una notificación del chat grupal, por lo que sacó su móvil y abrió la conversación.
Endou: ¡Buenos días! Ichirouta y yo acabamos de comprar la carne para la parrillada pero no encontramos carbón :(
Hiroto: Nosotros tenemos carbón, no será problema.
Endou: ¡Perfecto!
Fudou: Yuuto y yo llevaremos las bebidas, pero el señor responsable no me dejó comprar nada con licor, cúlpenlo a él.
Fubuki: De eso me encargo yo, Shuuya no se opone
Hiroto: ¿Sigue en pie la amenaza de que lo dejes en abstinencia?
Fubuki: No, pero si se niega se queda sin cena.Guardó su celular en el bolsillo mientras se reía, hacía años que se había resignado a que en las reuniones Fubuki y Kazemaru tomaran vodka saborizado, por suerte estos no lo hacían en exceso y se aseguraban de que alguien siempre estuviese cerca en caso de que necesitaran ayuda. Desde el accidente en la secundaria con el chico rubio del club de atletismo, ambos tenían un tipo de trauma.
A las 10:50 am recibió un mensaje de Kidou, avisando que ya había llegado y preguntaba donde podía estacionar su auto, por lo que se apresuró en ir a despertar al peliverde para que este se alistara y cuidara de Masaki mientras él recibía a las visitas.
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¿Fácil? ¡No! (Completa)
Ngẫu nhiênTras unas brillantes carreras como deportistas, el grupo de amigos conformado por 4 parejas, regresan a la ciudad Inazuma para que afronten el reto más difícil de sus vidas. No todo es tan fácil como lo imaginaron, el estrés, las críticas de la soci...