Los empleados de la casa se encontraban corriendo de un lado al otro preparando la reunión que se haría tras el compromiso del joven Ichirouta, mientras este era arreglado por los sastres, dejándolo lo más elegante posible.
- Por favor gírese - Dijo la encargada de arreglar al peliazul - ¿Está seguro que no desea un corte de cabello?
- ... - Giró tal y como se lo pidieron pero no respondió a la pregunta, seguía sin querer conversar, limitándose a asentir o negarse dependiendo de la situación.
- Ya está listo, joven Ichirouta - Confirmó la mujer mientras guardaba las agujas en el estuche - Con su permiso, me retiro.
Aquella amable señora salió de la habitación, dejándolo nuevamente solo y dando pie a los deprimentes pensamientos que llevaban horas dando vueltas en su cabeza, a estas alturas la carta para Endou ya debería estar llegando a Japón, despidiéndolo de quien él consideraba su alma gemela.
Se miró al espejo y apreció su atuendo, el cual se basaba en una camisa blanca, cubierta por un chaleco azul oscuro al igual que el pantalón y el saco, además de una corbata celeste que contrastaba a la perfección, haciendo resaltar sus ojos y cabello.
No quería que la hora llegara, pero era inevitable así que caminó hasta su cama y se recostó boca abajo a esperar que le dieran la indicación de que debía salir rumbo al local donde se llevaría a cabo la ceremonia, pero apenas escondió el rostro en la almohada, comenzó a llorar nuevamente al recordar los momentos importantes que había pasado al lado del castaño de la banda naranja.
- ¿Ichirouta? ¿Hasta qué hora piensas dormir? - Preguntó el portero mientras lo sacudía - ¡Somos campeones! ¡Levántate!
- Mamoru... - Revolviéndose en la cama - Ayer llegamos hasta los penales... ¡Estoy exhausto! ¡Déjame dormir!
- ¡Son las 4 de la tarde Ichirouta! - Lanzándose encima de él - Mi príncipe, llevas durmiendo 17 horas - Besándole la mejilla - Te vas a terminar pegando a la cama.
- ¿17 horas? No es posible - Buscó su celular para comprobar la hora - ¡No puede ser!
- Me prometiste Dinopanqueques si ganábamos el torneo... - Reclamaba a la par que repartía más besos por el rostro del ojiavellana - Si no cumples tendré que cobrártelo por la noche... - Susurró en su oído.
- Creo que esta vez elegiré que me la cobres - Girándose para abrazar al castaño - No lo hemos hecho por estar en los entrenamientos para la final... ¿Te extraño, sabes?
¿Cómo haría para vivir sin el amor de Endou? Sin sus caricias y ocurrencias... Por más que lo había intentado, no lograba imaginar su vida sin él, tenía las esperanzas de que todo no fuera más que una pesadilla, de la cual en cualquier momento se despertaría y encontraría a su lado al portero, durmiendo tranquilamente.
Esa terrible idea cruzó su mente de manera fugaz, la misma por la que se enojó con Endou cuando despertó del coma, haciéndole prometer que nunca más lo consideraría siquiera... Pero era él ahora quien la contaba como una posibilidad.
Si él moría, Endou y todos los demás estarían a salvo, además de que evitaría tener que casarse y entregarse a quien no amaba, pero en el fondo sabía que no era una solución - ¿En qué estoy pensando? - Se cuestionó a sí mismo, girando para ver el techo - ¿Qué me dirías si te digo que lo pensé, Mamoru?
Extrañaba mucho pasar el tiempo con sus amigos... ¿Cómo estarían sus hijos? Hace 3 meses que no los veía y no sabía si ellos estaban preocupados por su desaparición, quizá sí o quizá no lo notaron, lo cual sería perfectamente comprensible considerando que la prioridad en sus vidas eran los niños, aquellos pequeños que solo traían alegría...
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¿Fácil? ¡No! (Completa)
DiversosTras unas brillantes carreras como deportistas, el grupo de amigos conformado por 4 parejas, regresan a la ciudad Inazuma para que afronten el reto más difícil de sus vidas. No todo es tan fácil como lo imaginaron, el estrés, las críticas de la soci...