Parte 1

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Aclaro que me contagié de covid-19, razón por la cual no he escrito continuamente, todavía no me han dado el alta epidemiológica, apenas me recupere volverán las actualizaciones diarias, agradezco su comprensión c:

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Apenas el sol se asomó por la ventana, Kazemaru se levantó y comenzó a alistar sus cosas para dirigirse a la casa de su mejor amigo, lugar desde el que partiría rumbo al local, pues no podía encontrarse con Endou antes de verlo en el altar, de modo que por unanimidad, el grupo decidió que sería mejor que el peliazul se arreglase en casa de la pareja de temperaturas extremas.

- ¿Ya te vas? - Preguntó medio adormilado el castaño.

- Buenos días ¿No? - Dijo riendo - Sí, ya voy de salida.

 - Ten cuidado, avísame cuando llegues...

- Está bien, sigue durmiendo, cabeza de balón - Dijo acercándose a este y besándole la cabeza con cariño - Te veo allá...

Sin más, salió de la habitación con la pequeña maleta de mano, bajando a la primera planta, encontrándose con la pelinegra, quien estaba despierta mirando las noticias matutinas desde el sofá, con ropa holgada y el cabello algo despeinado.

- Buen día Ize - Saludó sonriente - Sírvete lo que gustes, si esperas a que Mamoru se levante será medio día y no habrás comido nada.

- Buen día, te ves muy feliz, Ichirouta - Comentó examinándolo - Ten cuidado al manejar la moto, no olvides usar el casco.

- No te preocupes, siempre lo llevo conmigo - Respondió con tranquilidad - Por favor, encárgate de ayudar a Mamoru, suele ponerse muy nervioso antes de los compromisos importantes.

- Confía en mí, ahora anda que se te hace tarde, te veré en la ceremonia - Levantándose y caminando en dirección a la cocina.

El ojiavellana solamente sonrió al recordar los grandes cambios por los que había pasado su relación con la hija de la familia Kumush, en un comienzo la consideró una desconocida con la que se había tenido que casar por obligación, sin embargo ahora era su mejor amiga, la mujer que más admiraba y respetaba, siendo ella la persona que hizo posible su divorcio, dando pie a retomar su romance con Endou.

Si miraba hacia atrás y analizaba su matrimonio, podía decir que ella fue una esposa sumamente devota y paciente, cariñosa como ninguna otra, pero que ocultaba tras una sonrisa amable todo el dolor que sentía al ser rechazada, aunque ahora que estaba divorciados, se podía decir que mostraba mejorías en ese sentido, asegurando que no estaría dispuesta a estar en una relación donde el amor sea recíproco, por lo que Kazemaru estaba feliz, sabiendo que la persona que se ganara el corazón de Ize, sería sumamente afortunada.

La velocidad a la que conducía estaba siendo más alta de lo usual, era un intento de sustituir los nervios por adrenalina, pero midiéndose lo suficiente para llegar a salvo a su destino, él nunca se consideró una persona irresponsable y el mismo día de su boda no comenzaría a serlo, por lo que llegó sano y salvo a casa de la pareja de temperaturas extremas, notando como el albino ya estaba en la puerta principal esperándolo, entendiendo de inmediato la referencia.

- ¡Deja de ver Mulán antes de las bodas! - Exclamó quitándose el casco, perdiendo el coletero en el acto, dejando sus cabellos libres - Ay no...

- ¡MIREN ESTE LINDO RETOÑO! - Gritó cantando el peliplata - ¡Querido, he visto peor! - Tomando los mechones entre sus manos mientras reía - Está bien, me calmo.

- ¿Peor? ¿Estás diciendo que mi cabello está mal cuidado? - Preguntó levantando una ceja a la par que fingía estar ofendido.

- La única diferencia entre tú y Mulán, es que tú vienes en moto y ella en caballo.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora