Decisiones

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Al llegar al estacionamiento, Endou se detuvo en la puerta de su auto, dudoso de que hacer ¿Qué se suponía que dijeran? En estas situaciones tendía a ser bastante torpe, no quería decir algo incorrecto que hiciera sentir mal al peliazul, pero tampoco podía quedarse callado, eso solo volvía las cosas incómodas - ... - Observaba como con tranquilidad su novio ingresaba y se acomodaba en el asiento del copiloto, colocándose el cinturón, mirándolo y dedicándole una leve sonrisa en señal de pedido, quería conversar en el auto, por lo que él también se sentó en su respectivo lugar.

- ¡Es genial! ¿No crees? - Dijo sonriente.

- ¿Eh? - De buenas a primeras no entendió, suponía que la conversación sería sobre las noticias que recibieron del cardiólogo - ¿De qué hablas...?

- ¿Cómo que de qué? ¡De lo que dijo el doctor!

- ... - Su cerebro no le encontraba ningún sentido a las palabras del ex-velocista - ¿Genial? ¿Por qué dices eso? Ichirouta... ¿Escuchaste lo que nos dijeron? 

- Claro que sí, pero tú siempre lo has dicho, los mejores resultados cuestan.

- ¡Eso es cuando hablamos de fútbol! - Exclamó algo alterado, arrepintiéndose casi de inmediato y apoyando su frente contra el volante - Ichirouta... Puedes morir en cualquiera de esas operaciones ¿De verdad estás bien con eso?

- Pues... Si te soy sincero, tengo miedo... ¡Pero es un todo o nada! Si funciona, me recuperaré y nos olvidaremos de esto para siempre ¿No fuiste tú el que dijo que teníamos que tener confianza?

- Ya, sí, yo dije eso, lo sé - Comentó suspirando - Espera... ¿Piensas hacer la ablación? ¿Qué hay del marcapasos?

- Aunque la ablación es más riesgosa, es más efectiva, no quiero seguir cargando con este problema, es mejor solucionarlo de una vez.

- No puedo creer que estés hablando de esa manera... 

- ¿Qué esperas? ¡Conduce! Tenemos que llegar con la organizadora para que nos enseñe el local donde haremos nuestra boda... ¿Mamoru? ¿Por qué lloras?

- ¡Porque tengo miedo! - Respondió llevándose las manos al rostro - Escucha, yo si confío en que vas a estar bien y te vas a recuperar... Pero no puedo evitar sentir pavor solo con la posibilidad de perderte...

- Voy a estar bien... - Afirmó con la mayor seguridad que pudo, acercándose al castaño y juntando sus frentes - Sabes que no me gusta verte llorar... Me duele mucho, y es peor sabiendo que es por mí...

- Ichirouta... Prométeme que pase lo que pase, vas a estar conmigo.

- Te lo prometo, cabeza de balón.

- ¡Bien! ¡Vámonos a ver el local de la boda! - Dijo con su característica alegría.

- No tienes idea cuánto me gusta tu sonrisa... - Comentó recostándose en el asiento y abriendo un poco la ventana - No esperé que nos reconocieran en el hospital, aunque supongo que no hay muchas personas que se llamen igual a nosotros. ¡Cierto! ¿Qué tipo de lugar pediste? Hasta ahora no me lo has dicho.

- Prefiero que sea una sorpresa - Encendiendo el motor y saliendo de la clínica.

Con buena música de fondo y la compañía mutua, el recorrido de regreso a Inazuma fue bastante agradable, el tiempo parecía transcurrir mucho más lento de lo normal, como si este tuviera toda la paciencia del mundo y se quisiera detener para que ellos pasaran más momentos juntos, por lo que la suave brisa que entraba por la ventana del auto le daba ese toque final para hacer perfecto el trayecto.

El ex-velocista se sorprendió al notar que ya habían atravesado toda la ciudad donde residían y su pareja seguía conduciendo, se suponía que se casarían en las cercanías, pero ahora incluso estaban pasando por extensos campos verdes, lo cual no era muy usual, no recordaba ni siquiera cuando fue la última vez que estuvo en un lugar así, sin pensarlo demasiado decidió disfrutar de la vista, confiaba plenamente en el castaño, sabía que no lo llevaría a ningún lugar donde estuvieran en riesgo, todo lo contrario, muy posiblemente sea un gran detalle de este para sorprenderlo y enamorarlo aún más.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora