Copo de Nieve

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Dos semanas después del regreso, la vida de todos parecía volver a su normalidad lentamente, cada pareja se encontraba en casa preparándose para las fiestas de fin de año, pero unos días antes tenían un compromiso importante, el más relevante del mes de diciembre.

Fubuki cumplía años, pero este no había querido celebrarlo durante dos años consecutivos debido a que extrañaba a Kazemaru, recordando la promesa de siempre verse en sus cumpleaños, por lo que no sentía que fuera correcto faltarle al juramento cuando su mejor amigo había sido secuestrado, pero con el regreso del peliazul, el albino estaba más que emocionado por festejarlo, principalmente porque sería la primera fiesta que harían con el pequeño Yukimura.

El delantero de fuego se encontraba arreglando la casa en compañía del pelimorado, la decoración que habían elegido iba a ser bastante infantil, no le importaba realmente que su casa se llenara de globos y papeles de colores con tal de ver a su hijo feliz.

- Hyouga, pásame por favor la cinta adhesiva - Pidió el goleador.

- Papá ¿Van a venir Masaki y Takuto? - Preguntó el pequeño mientras le alcanzaba lo pedido al de cabellos parados.

- ¡Claro que sí! ¿Quién se comerá todos esos dulces si no?

- Midorikawa-san... ¡Él come muchos dulces! ¡Y también ama el helado como yo!

- ... - Mentalmente el rubio se reía, le sorprendía que a tan corta edad, el infante ya se diera cuenta de algunas actitudes que tenían sus amigos, pero al mismo tiempo le ponía celoso que su hijo amara todo lo relacionado a la nieve y el frío, tantas veces soñó verlo realizando el Tornado de Fuego, pero este parecía estar más fascinado con la Eterna Ventisca, pero siempre cuando él fuera feliz, todo estaba bien - Bueno punto... De todas formas tus amigos vendrán, así que como dueño de casa, tienes que ser buen anfitrión Hyouga.

- ¡Sí! - Exclamó feliz, echando a correr hacia su habitación.

La ternura del pequeño pelimorado le había robado el corazón de una forma inexplicable, adoptar y formar una familia con el albino había sido la mejor decisión de toda su vida, recordaba como cuando iba en la secundaria tenía miedo de confesarle su amor al peliplata, pero con suerte y algo de ayuda de la pareja EnKaze, logró hacer que este lo aceptara como pareja.

Desde un comienzo, su relación tuvo que afrontar el hecho de que sus personalidades eran demasiado diferentes, el fuego y el hielo no suelen complementarse, pero en este caso en particular lo hacían de una manera extraña, incluso podía decirse que se sobrellevaban en muchas situaciones, pero una vez todo explotó en forma de una discusión acalorada.

Aquella pelea los dejó al borde de la ruptura, siendo ese día en que Goenji sintió por primera vez miedo al ver que realmente podía perder a Fubuki, viéndolo hacer incluso una maleta para irse a España a refugiarse con su mejor amigo, lo que solo empeoró su pánico.

Su amor le gritaba y rogaba que fuera detrás de él, tenía que hacer hasta lo imposible por retenerlo y hacer que conversaran, solo así arreglarían el problema, pero su orgullo le decía que no, que él tenía la razón - "Eres el goleador de fuego, no tienes por qué pedirle disculpas a nadie, él está equivocado" - Por lo que una guerra mental se desató en su cabeza, por suerte para él, los sentimientos por el albino fueron más fuertes, haciendo que lo alcanzara antes de que este cruzase la puerta.

Para Fubuki, ver como Goenji hacía a un lado todo su orgullo fue más que suficiente para que aceptara quedarse a tratar de solucionar sus riñas, realmente se encontraba fastidiado por el comportamiento narcisista que estaba comenzando a tener su esposo, pero por más que intentó lidiar y sobrellevar eso, en algún punto, fue insoportable. Con suerte para él, se había casado con alguien que le bajaría la luna y las estrellas si se lo pidiese, razón por la cual fue bastante sencillo ponerle algunas condiciones que creía necesarias para mejorar su convivencia.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora