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La última vez que Jisung había pisado el hospital había sido unos días antes, para ser preciso, el día en el cual habían internado a Minho de emergencia.

Sabía que su estado de salud iba siendo un poco estable debido a lo que su madre le informaba. Dos días antes su semana de exámenes había iniciado, así que no podía ir a visitar a Minho, pero tenía la esperanza de hacerlo cuando sus responsabilidades acabaran.

Todos los días eran ordinarios para Jisung, pero desde su acercamiento con Minho todo se había vuelto extraordinario. Pero ese día en especial se sentía extraño. Por alguna extraña razón no había podido concentrarse en el examen que aseguraba, sabía todo lo que podrían preguntarle.

Al salir de la universidad, el sol se había metido y ya era de noche. Muchos estudiantes iban y venían entre los pasillos, unos yendo a otros lugares a estudiar, unos yendo a sus hogares a a seguir estudiando así como Jisung solía hacerlo. Sus amigos se habían ido rápido así que antes de tomar el autobús solo, decidió comprar un café en aquella cafetería en donde había compartido momentos felices con Minho.

Después de algunos minutos llegó finalmente a su casa. Su madre lo recibió con la cena ya lista, pues sabía que su hijo estaba exhausto no solo por la escuela, si no por la situación de Minho.

Después de la cena fue directamente a su habitación a seguir estudiando y tratar de concentrarse, era casi la media noche y no llevaba si quiera la mitad de los temas comprendidos. Tenía sus ojos medio abiertos mientras trataba de concentrarse siendo casi imposible, decidiendo bajar a hacerse un café para mantenerse con energía. Su madre estaba dormida así que en silencio bajo hasta la cocina mientras preparaba con tranquilidad la taza.

Pudo escuchar como el teléfono de su madre sonaba en su habitación. Con cuidado meneaba el café escuchando que su madre contestaba. Era apenas audible lo que decía así que con cuidado volvió a subir para poder escuchar más de cerca. Y hubiera deseado jamás hacerlo.

— Está bien. Yo le diré, de verdad lo siento.

La mujer colgó mientras se sobresaltaba al ver a su hijo parado en la puerta con su taza en la mano y su mirada confundida al ver la mirada tan extraña que su madre tenía.

— Jisung yo... Creí que estabas estudiando no te escuché. Tuve un mal sueño y yo...

— ¿Quién era? — preguntó dejando su taza sobre uno de los muebles de la habitación yendo hacia su madre quien seguía con su mirada llena de sorpresa, no parecía que hubiera tenido una pesadilla, — mamá dime quien era.

— Jisung... — su madre comenzó a titubear sin saber realmente cómo decirle a su propio hijo algo que sabía lo lastimaría por completo — era la madre de Minho.

— ¿Le pasó algo?

— Sabes que estaba muy débil, su cuerpo estaba desprotegido y atrapó una bacteria que hizo daño a su cuerpo así que tuvieron que llevarlo a terapia intensiva de emergencia...

— ¿Terapia de emergencia? Tenemos que ir a verlo — Jisung se sobresaltó dirigiéndose a la puerta de la habitación apresurando hasta sentir en el hombro la mano de su madre girándose y notando como sus ojos estaban llenos de lágrimas.

— Cariño, Minho tuvo dos paros respiratorios los cuales lo llevaron a terapia intensiva y el tercero... Su cuerpo estaba tan débil que no lo resistió. Minho, cariño él murió.

En cuestión de segundos el mundo de Jisung se paralizó por completo y a su mente solo llegaban como pequeños destellos todas las veces que había pasado con Minho. Sus abrazos, besos, las veces en que lo molestaba pero también lo hacía reír. Todo aquello se había esfumado, la vida le había quitado a la persona que adoraba, por quien habría dado todo sin importar nada a cambio. Pero Minho no había sido fuerte como lo prometió y se había ido, llevándose una parte de su ser con él.
— Cariño lo siento, cuanto lo siento — su madre rápidamente lo envolvió en sus brazos dejando que su pequeño niño dejara ir todo el dolor y la tristeza que sentía en ese momento.

Sus llantos fueron cada vez más altos mientras cada segundo dolía más a medida que pasaba. Ardía en lo más profundo de su ser puesto que había perdido todo.

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Aquella noche había sido tan larga que Jisung no supo a qué hora se habría quedado dormido en los brazos de su madre quien tan pronto como pudo contactó a la madre de Minho para poder ayudarla en lo que necesitara.

Jisung no había ido a la universidad aquella mañana y tampoco sus conocidos, las personas que alguna vez formaron parte de la vida del chico al cual amó con toda el alma.

Por la tarde fueron al funeral lo cual fue la parte más dolorosa de todo aquello. En aquel lugar y frente a él descansaba el cuerpo del chico al que tanto había querido y deseaba tenerlo con él toda la vida, pero todo había sido tan rápido que no pudo disfrutar todo lo que tenía en mente con él en el momento en el cual se habían hecho más unidos. Ni si quiera había podido saber si serían novios, quizá Minho se lo iba a preguntar en cualquier día, ahora no lo sabría jamás. Todo lo que quedaba era ver a el amor de su vida en una foto de cuando seguía con vida adornada con flores encima de donde descansaba aquel cuerpo que jamás volvería a tocar, a sentir, que se llevaba todo con él.

Se había llegado la hora de finalmente despedirse de él, mirándolo a través de vidrio que lo separaba cómo seguía siendo el mismo chico que lo había enamorado, recordando las veces que se había quedado dormido a su lado. Aún tenía aquellas pestañas largas y lindas que lo cautivaron, sus labios habían vuelto a tener color y su nariz seguía igual de perfilada y puntiaguda como a él le gustaba. Su piel volvía a tener aquel color que brilla pero desgraciadamente no podía ver aquellos ojos negros que lo atrapaban una última vez.

Su amigos cargaron aquel cajón en donde se encontraba el cuero de su fallecido amor, viendo cómo lo cubrían y como ya jamás lo volvería a ver, aunque tenía la certeza de que su alma seguiría a su alrededor y que cada vez que lo necesitara estaría en sus sueños, en cada lugar a donde iría. Sabía que Minho cumpliría su promesa y que jamás lo dejaría solo.

— Hasta pronto Lee Minho — susurró para sí una última vez antes de marcharse — gracias por dejarme adorarte.

﹆ adore you | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora