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El camino al centro de salud fue incómodo para Jisung en todo momento. Podría jurar que sabía que cosas le gustaban a MinHo debido a todos los meses qué pasó investigándolo para así poder llamar su atención y lograr que viera lo mejor de él, no solamente los defectos que siempre le echaba en cara, aquellos que le habían dolido hasta el alma y habían terminado de matar todas aquellas esperanzas que quizá más adelante lo mantendrían confundido de nuevo.

Minho por su parte sólo se encargaba de mirar por la ventana, demasiado ocupado en sus pensamientos como para recriminarle a Jisung el por que lo había traído con él. Tenía miedo, mucho miedo de lo que pudiese pasarle. No tenia a nadie con quien contar si algo malo le pasara: sus amigos apenas y podían cuidarse solos porque eran unos completos imbeciles, las chicas con las cuales desperdiciaba cada una de sus noches enredando en las sábanas de las camas de estas jamás se preocuparían por él.

Minho estaba solo, extrañaba a su madre y ese resentimiento por haberlo dejado seguía ahí. Necesitaba de alguien para poder contarle que le pasa, como se sentía y cuanto temor tenía...

Necesitaba de alguien urgentemente.

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Bajaron juntos del taxi donde iban y el olor a alcohol característico de un centro clínico inundó sus fosas nasales.

Las paredes y el piso de mosaicos era de un color blanco impecable al igual que el color de las grandes luces que había, combinación muy mala para los ojos de Jisung ya que tanta iluminación calaba.
Ambos caminaban a una distancia considerable el uno del otro, mirando cada quien a las cosas que llamaban su atención.

– Disculpe ¿podría decirme que debo hacer para que revisen a alguien?

Jisung se paró frente a una recepción llena de muebles blancos con cosas metálicas, aliviado de que esa sección ya tuviese paredes azules que ayudaban a sus ojos, además de ciertas plantas que le daban un toque sofisticado.

– Puedes esperar ahí, solo tomaré los datos de la persona que está enferma.

Jisung se giró a MinHo haciendo un ademán para que se acercara a la recepcionista la cual esperaba con una pequeña sonrisa.

– A-ah Lee Minho, 21 años...

La recepcionista unos cuantos años mayor a ellos tecleó en su computador los datos de MinHo dedicándoles nuevamente una sonrisa que transmitía tranquilidad.

– Pueden esperar sentados en las sillas de allá. El doctor Park les llamará en algunos minutos.

Jisung agradeció con una gran sonrisa en sus labios tomando asiento en la silla frente a MinHo el cual movía sus pies muy rápido viendo las pequeñas gotas de sangre que no lograron limpiar de ellos.

El tiempo se había detenido para ambos aunque muchas personas salieran de distintas puertas y caminaran frente a ellos, algunas llorando, otras con sonrisas en sus rostros, llenas de carpetas y papeles, todo hasta que ambos volvieron en sí debido a una voz grave que llamaba a MinHo.

– Lee Minho, pase por favor.


Hola, la universidad me consume poco a poco y no he estado inspirada estos días pero espero les guste mucho este capítulo y cómo va tomando camino la historia. 💓💌

﹆ adore you | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora