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Las palabras de Felix resonaban en su cabeza mientras caminaba apresurado entre los pasillos de la universidad.

Correr no era una opción ya que sus manos estaban llenas de sus libros y unos cuantos de MinHo y el peso de ambas mochilas no le era de mucha ayuda, pero el nudo de sentimientos extraños que sentía lo hicieron correr como por arte de magia.

El ruido en los pasillos iba desapareciendo poco a poco conforme la mayoría de los alumnos salían de aquel infierno llamado universidad y junto a ellos, las ganas de seguir corriendo de nuestro protagonista. Pero nada lo detendría y de eso estaba seguro o eso era lo que creía.

– ¡Fíjate por donde caminas pedazo de...

Unos ojos obscuros se apoderaron de su mirada, pero esta vez aquellos sentimientos que sintió la primera vez que tuvo la dicha de verlos fueron sustituidos por el pánico ya que de aquella nariz que para él era la más perfecta salía un líquido espeso y de un rojo muy obscuro que manchaba la camisa celeste de Lee.

"¿Eso era sangre?"

Cuando Jisung reaccionó vio como MinHo caminaba rápido con su cabeza agachada, lo que hizo que sus pequeñas piernas hiciesen un esfuerzo de otro mundo para poder detenerlo en la puerta de la universidad. A la mierda el pasado y el orgullo.

– Detente y déjame ayudarte. Debemos detener la hemorragia –. La forma tan seria en que Jisung lo dijo podría hacer pensar a cualquiera que estaba tranquilo o ayudaba por mero compromiso, pero estaba realmente asustado, preocupado y alterado. Lee MinHo no lucía como un chico que tuviese miedo, pero en aquellos ojos negros y brillantes se notaba a kilómetros y eso no le gustaba.

– No he pedido tu ayuda, jamás pediría ayuda  alguien como tú.

¿No podía de ser un maldito pesado ni aunque su vida estuviese en peligro?

– No la has pedido, pero estás derramando sangre como si fuese agua y estás tratando de calmar el flujo mal así que irás junto conmigo a algún sitio.

Con la poca fuerza que tenía tomó su brazo sentándolo para poder ponerse justo delante de él. MinHo no era tan alto,  pero su altura era la suficiente para que Han lo mirase hacia arriba.

Con cuidado tomó la cabeza del pelinegro de tal forma que la sangre paraba de a pocos, colocando el pedazo de tela que MinHo llevaba en su barbilla para secar y tratar de quitar la sangre que ahí había quedado.

Bajó la vista a su camisa viendo como la gran mancha roja amenazaba con secarse. Sabía varias cosas de la vida de MinHo así que estaba seguro de que aquella gran mancha nadie iba a poder lavarla.

– Quítate esa camisa, puedes usar mi sudadera –. Serio, comenzó a quitarse su sudadera amarilla mientras apretaba sus ojos.

– ¿Eh? Yo no usaré eso, la estupidez es contagiosa y en tu ropa debe estar impregnada.

– Tómala antes de que me arrepienta y de tu nariz vuelva a salir sangre, y no necesariamente será por una hemorragia natural.

Después de varios minutos de silencio incómodo MinHo decidió colocarse aquella sudadera impregnada de un olor realmente  dulce, percatándose de que tenía varias manchitas de algo rojo que estaba seguro no era su sangre.

Jisung lo miraba serio aunque en sus ojos podía ver la misma preocupación que él tenía.

Estaba concentrado mirándolo ya que jamás lo había hecho. Tenía unos ojos realmente bonitos que hacían un gran juego con su cabello, su piel era menos blanca que la suya pero debía admitir era linda... ¿que estaba pensado? Antes de poderse negar a sus pensamientos otra cosa lo dejó totalmente perplejo.

– Vamos a casa.

﹆ adore you | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora