Era un hecho que Tsunade ya no podía con el cargo de Hokage. Las heridas que sufrió durante la guerra y la gran cantidad de chakra que había utilizado sanando no solo a si misma sino a innumerables ninjas y samurai, habían cobrado un gran costo sobre su cuerpo.
Aunado a esto, muchas personas culpaban a la kunoichi legendaria de tener un mandato ineficaz, cuestionando su decisión de llevar a Konoha a la guerra justo después del ataque de Pain.
Como ya antes habían nominado a Kakashi Hatake y no había otro contendiente para el puesto, los altos mandos decidieron que pronto se le nombraría a él como Hokage. Sin embargo el señor feudal del País del Fuego quería tratar unos asuntos con él antes que el anuncio se hiciera.
–Es un fastidio. Cada vez que acaba una guerra, la aldea cambia de Hokage.– se quejó Shikamaru mientras avanzaban por el amplio y transitado camino que llevaba a la capital del país del fuego. Le habían asignado acompañar al Jounnin ya que Naruto se encontraba en recuperación y Sakura debía atenderlo.
Carros de mercaderes, familias y jóvenes transitaban esa ruta como era costumbre. Como si semanas atrás el mundo entero no hubiese estado en peligro. El joven Nara sabía que aún tenía que reconstruirse mucho y tenía que recordarse constantemente que no podía molestarse con los civiles por volver a su rutina tan despreocupada.
–El cambio les da una sensación de seguridad.– comentó Kakashi para quien este era el cuarto pase de mando que presenciaba. La única diferencia ahora era que era a él a quien le daban el cargo.
–Uno pensaría que el conservar al Hokage anterior y conservar la estabilidad sería una mejor estrategia.– meditó Shikamaru, quien desde hacía poco había decidido involucrarse más y aprender de los asuntos políticos de la aldea –Las masas no son muy listas que digamos.–
Kakashi no tenía nada que agregar a eso y Shikamaru no hizo esfuerzo por seguir conversando, cosa que el mayor agradecía internamente por que igual estaba concentrado en algo más.
Con cada paso que daban hacia las grandes murallas de la capital, más aumentaba su ansiedad. Incluso procuraba echar un discreto vistazo al rostro de cada mujer joven castaña que pasara cerca de ellos.
No lo había olvidado. Era imposible haberlo olvidado.
Habían pasado diecisiete años, pero el peso de aquella promesa rota había vuelto con fuerza en el momento que Tsunade le había ordenado ir a la capital a presentarse como el principal candidato a sexto Hokage.
Naruto estaba indispuesto pues aún se recuperaba del procedimiento para devolverle su brazo derecho, por lo que Shikamaru era la mejor segunda opción que le permitieron como acompañante. Era un gran alivio pues el chico no hacía preguntas y no pensaba mucho sobre el por qué Kakashi de repente mostraba interés en las mujeres que pasaban por la capital. Además Naruto acababa de recibir muchas revelaciones sobre su parentesco con el cuarto Hokage, el clan Uzumaki , sobre la masacre Uchiha y el origen del mundo ninja en general; agregarle a eso de repente que también tenía una prima perdida por ahí podría ser demasiado abrumador.
Tras tanto tiempo, era seguro que Kazue habría continuado con su vida. Quizás consiguió algún trabajo en la capital, quizás ya había formado una familia, quizás ya ni siquiera vivía ahí. El lugar era enorme y las probabilidades de encontrársela eran casi nulas. Incluso había tenido algunas misiones que lo llevaron ahi pero nunca directo al palacio, y no la había visto.
Pero ahora que tantas cosas del pasado de Naruto habían salido a la luz y que la amenaza de Akatsuki se había disipado, tenía la certeza que era momento de hacer un esfuerzo de buscarla por el bien de su alumno.
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Ramificaciones
FanfictionTerminadas la guerra ninja y la amenaza de Akatsuki, Kakashi Hatake se prepara para su nombramiento como Hokage pero tiene un asunto pendiente con una promesa que no cumplió hace años, y la única persona que podría ayudarlo a enmendar la reputación...