Capítulo 27: Cementerio

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Nuevamente, Kazue fue la primera en despertarse pero esta vez Kakashi no le impidió levantarse. El ninja dormía profundamente sin ninguna preocupación. A Kazue se le ocurrió que quizás estando en casa Kakashi se sentía seguro y podía permitirse descansar. En cambio para ella era raro dormir hasta tarde, el entrenamiento militar la tenía demasiado acostumbrada a estar en pie desde temprano.

Aunque otra cosa que le impedía dormir más de la cuenta era lo emocionada que estaba por ese día.

Se puso lo primero que encontró, una camisa de su novio, y fue a la cocina. Kakashi tenía más ropa que ella, no le molestaría, pero en cambio ella no podía permitirse ensuciar lo poco que llevaba mientras cocinaba.

Como la tarde anterior se le fue en conversar con Naruto y sus amigas, habían acordado que esa mañana irían al cementerio a llevar flores y limpiar las tumbas de sus familiares. Era algo que Kazue se había prometido que haría si alguna vez regresaba a la aldea. Por años pensó que la lápida de su madre estaría abandonada y que la del Cuarto Hokage dejaría de tener flores a unos meses de su fallecimiento. Ahora sabía que ciertamente era así, pero era incluso peor saber que Naruto pudo haberse encargado de eso pero nunca le dijeron siquiera donde estaban enterrados sus padres. Hoy finalmente solucionarían eso.

Cuando Kakashi salió de la habitación, aún adormilado y solo en pantalones confundido por la desaparición de su camisa, Kazue ya tenía hechas tres cajas de almuerzos y el desayuno.

–Buenos días.– saludó ella sonriente, Kakashi no tenía ni de cerca la misma energía.

–Buenos días. ¿Esa es mi camisa?– preguntó él tras dar un bostezo.

–Se ve mejor en mí ¿no crees?–

–Mil veces mejor.– coincidió Kakashi abrazándola por la espalda. –Podría despertar para esta vista el resto de mis días.–

Incapaz de romperle la ilusión corrigiéndolo o diciéndole que esto era temporal hasta que arreglaran su situación con el palacio, Kazue se limitó a darle un beso en la mejilla y cambiar de tema.

–¿Por qué tienes tres cajas de bentos? Es conveniente, pero se me hizo peculiar.–

–Son los que usaba para poner a prueba a mis estudiantes. Lo sorprendente es que sobrevivieran la explosión de mi último departamento.–

–Bentos de la buena suerte. Me agrada.– bromeó la samurai. Kakashi le besó el cuello, su mano derecha deslizándose a una de las piernas descubiertas de ella. –Kakashi, tenemos cosas que hacer hoy.– dijo aunque no tenía realmente mucho por qué quejarse.

–Te pusiste mi camisa.– repitió él.

–Y también hice un desayuno que se va a enfriar. Creo que fue suficiente con comer la cena fría anoche ¿no crees?–

–No.–

Kazue se giró para besar a Kakashi en los labios. Llevaban dos días de estar juntos oficialmente y vaya que a él le gustaba aprovechar cada segundo que estuvieran en privado. A ella le encantaba la atención, pero sabía que si quería que algo se hiciese tendría que ser ella la que pusiera un freno a sus hormonas.

–Vamos a comer, tenemos mucho que hacer hoy.– pidió Kazue suavemente, juntando su frente con la de Kakashi a la vez que rodeaba su cuello con ambos brazos.

–Me gustaría que tuviéramos un día libre. Solos tú y yo, sin tener que hacer nada ni compromisos a donde ir.– comentó Kakashi sosteniéndola por la cintura, sus dedos deslizándose por la tela que marcaba la curva en su espalda.

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