Capítulo 29: Juicio

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Ninjas de todo el mundo conocían a Kakashi como uno de los más veloces, comparado solo con gente como Guy o Itachi. Pero en ese momento él hubiese jurado que Kazue era la persona más rápida de todas.

Del puro coraje, la samurai fue hacia la oficina de la Hokage tan rápido que Kakashi apenas la pudo alcanzar.

Cuando se dio cuenta, ella ya estaba abriendo la puerta de la sala de reuniones tan fuerte que todos los presentes se sobresaltaron.

Tsunade, Sakura y Naruto voltearon a verla con diferentes grados de preocupación en sus rostros. La Hokage fue la más seria, sus ojos meramente analizándola por si hacía una locura. También estaba en una esquina Morino Ibiki, el ninja especialista en tortura y espionaje.

Frente a ellos, sentado cómodamente bebiendo una taza de té, estaba el General Honda con otros dos samurai detrás vigilando en pié. Uno de ellos era Kimi Kinoshita, la misma samurai a la que Kazue le había encargado arrestar y escoltar a la matrona del burdel.

–¿Qué está haciendo él aquí?– preguntó Kazue rechinando los dientes, Kakashi trató de poner una mano sobre su hombro para calmarla pero ella se movió para quitarlo –¿Por qué lo reciben tan tranquilamente?–

Tsunade dio un vistazo a Kakashi.

–¿No le dijiste?–

–Sí. Ya sabe lo que pasó.– afirmó Kakashi, y era cierto.

Conociendo el carácter de Kazue, empezó diciéndole que cuando el equipo de investigación 4 fue a una guarida jashinista del mapa, encontraron a Honda y sus hombres peleando contra los cultistas. Después de auxiliarlo en batalla el General se ofreció a ir con ellos a La Hoja para dar más información. Esto obviamente enfureció a Kazue y llevó a su predicamento actual.

Naruto buscó la mirada de su prima, pero ésta se hallaba absorta en fulminar con los ojos al que solía ser su maestro. Pero el samurai ni se inmutaba.

–Termina ya con ese arranque de rebeldía, Kazue. No es propio de ti.– reprendió Honda.

Kazue no tenía nada que decirle a su maestro en ese momento. Por más cosas que quisiera gritarle y reclamarle, ambos estaban conscientes que nada de eso sería útil en ese momento y solo estaría dándole armas con qué defenderse de sus acusaciones. Hasta donde sabían, él no tenía idea de que lo consideraban un traidor. En los ojos del General Honda, Kazue debía haber escapado con un nuevo interés romántico tras haber terminado su compromiso.

Conociendo a Kazue y viendo la tensión en cada músculo de su cuerpo y en su mandíbula, seguro se sentía inadecuada. Aunque en situaciones políticas y sociales ella se contenía a la perfección, cuando Kazue se enojaba era explosiva. Ella se conocía a sí misma, por lo tanto se mantuvo al margen, alejada de Kakashi y Naruto.

–General Honda. Mis fuentes me informan que usted se hallaba enfrentando a miembros del culto a Jashin. ¿Podría explicarme el origen de ese conflicto?– solicitó la Hokage con el aire regio que solo ella podía presentar. Kakashi agradeció no tener que ser él quien dirigiera esta reunión, ya que no confiaba en poder manejarlo con una cabeza tan fría como Tsunade.

–Llevo cerca de un año investigando las actividades de ese grupo.– reveló el samurai para sorpresa de todos, pero Tsunade mantuvo su rostro inamovible. –Comenzaron a causar problemas a partir de que una figura importante de su culto desapareció. Tienen un vacío de poder que ha llevado a varios miembros a intentar demostrar su superioridad yendo tras políticos y figuras importantes.–

–¿El señor feudal sabe de esto?– preguntó Tsunade agudizando la mirada.

–No. Como General tengo autoridad para llevar a cabo mis propias investigaciones por la seguridad de mi señor. Velo por la paz de mi pueblo, y eso conlleva mantener la paz mental del señor feudal.–

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