Al abrir los ojos esa mañana, Kazue se encontró con la visión más satisfactoria en años recientes. Kakashi seguía dormido a su lado, el cabello revuelto cayendo sobre la almohada y la tenue luz de una mañana nublada suavizando sus facciones.
La última vez que lo había visto dormir, el ninja estaba plagado por terribles pesadillas, pero ahora descansaba plácidamente sin ninguna preocupación.
Kazue sintió una agradable paz al verlo así. Saber que Kakashi estaba tranquilo y a salvo junto a ella era más de lo que podía pedir. Añadirle que él estuviera tan enamorado de ella como ella de él, era una bendición inimaginable.
Por más que quería quedarse así, calientita en su cama acurrucándose en los brazos de Kakashi, lo que la había despertado era el hambre e imaginaba que él también iba a querer comer después de tanta actividad física la noche anterior. Solo ella sabía dónde estaban las cosas en la cocina, así que dependía de ella hacer un desayuno para ambos.
Intentó levantarse pero un brazo fuerte la agarró por la cintura y la bajó de nuevo a la cama. Kakashi tenía un ojo entre abierto, viéndola con lo que parecía un puchero medio dormido aún.
–Buenos días.– saludó ella dándole un beso en la frente, él lucía demasiado adorable así.
–No me quiero levantar.– gruñó él con pereza.
–Puedes dormir más. Iré a hacernos desayuno.–
–Si haces comida me tendré que levantar a comer.– se quejó él y Kazue rió.
–¿Has escuchado del desayuno en la cama?–
–Un concepto novedoso, pero no me interesa. Quiero que te quedes un rato más.–
Kazue cedió y volvió bajo las cobijas con él.
–Deberías aprovechar cuando tengo ganas de consentirte. No ocurrirá a menudo.– comentó la samurai a la vez que Kakashi la abrazaba hacia él.
–Estoy aprovechando.– afirmó él y atrapó sus labios entre los suyos.
Como si no hubiera tenido suficiente anoche, Kazue se regocijó en ese beso aprovechando para tocar más a su hombre. Pronto se hizo notar que lo que Kakashi quería esa mañana no era desayunar o dormir más sino simplemente exprimir cada minuto que estuviera a solas con ella.
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Eventualmente el hambre triunfó. Kazue tiró a la compota los restos de la cena anterior, temiendo que estuviesen contaminados, y se dispuso a improvisar un desayuno con lo que le quedaba en el refrigerador. Aunque Kakashi no tenía idea de donde estaban las cosas en la cocina insistió en ayudar y Kazue le dio unas verduras para que picara.
Aunque esto lo mantuvo ocupado un rato, Kakashi se las arregló para robarle algunos abrazos o roces ligeros mientras trabajaban. Simplemente no la quería soltar, y ella no quería que él lo hiciera.
Jamás había visto a ese hombre tan feliz. Era increíble cómo pasó de despreciarlo a ahora desear que nunca nada acabara con su felicidad. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido, pero tras el incidente de la noche anterior supo que no podía perder el tiempo. Tenía que estar con él mientras tuviera la posibilidad.
A pesar de las distracciones consiguieron hacer algo sencillo y se sentaron a comer.
–Te he tenido todo el viaje comiendo solo lo mejor en mansiones y hoteles, pero cuando vienes a mi casa, no tengo nada. Ni siquiera pescado.– se quejó Kazue en broma, viendo que su improvisado desayuno apenas y se salvaba por que a ella le salía decente el omelette de arroz.
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Ramificaciones
Fiksi PenggemarTerminadas la guerra ninja y la amenaza de Akatsuki, Kakashi Hatake se prepara para su nombramiento como Hokage pero tiene un asunto pendiente con una promesa que no cumplió hace años, y la única persona que podría ayudarlo a enmendar la reputación...