Capítulo 12: Poesía

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Apenas llevaban unos días viajando juntos, pero Kakashi Hatake ya había aprendido a identificar cuando Kazue estaba impaciente. Y en ese momento ella lo expresaba al máximo.

Desde que regresaron al hotel a dejar la planta y esperar que los tres jóvenes investigando el burdel volvieran, Kazue había explorado cada rincón de la pequeña habitación (que no tenía muebles siquiera, era del estilo de tatami y dormir en futon), re organizado toda su mochila, cepillado y vuelto a trenzar su cabello (lo cual Kakashi encontró entretenido, la cantidad de cabello era masiva).

–Van a estar bien, apenas ha pasado una hora y media.– intentó tranquilizar el ninja al notar a Kazue viendo fuera por la ventana.

–Sé que no les va a pasar nada. Pero me molesta estar aquí sin nada que hacer mientras ellos hacen todo el trabajo.–

–Relájate, ya hiciste tu parte.–

–Eso fue demasiado fácil. Hasta siento que los estafé al cambiarles las tareas.–

–¿Qué crees que va a preferir un joven de 19 años? ¿Comprar plantas o ir a un burdel?–

Kazue suspiró y se sentó a un lado de Kakashi.

–Me siento inútil y aburrida. Si hay problemas ni siquiera me dejarás pelear.–

–Así es.–

La samurai refunfuñó y se llevó una mano a la frente al sentir un punzón.

–Retrasarás la recuperación si te sigues estresando.– advirtió Kakashi –¿Qué haces normalmente para relajarte?–

–Leer.– respondió Kazue apoyando el mentón en sus manos. A Kakashi esto le dio algo de ternura, no solo el gesto infantil sino que compartieran ese pasatiempo. –Pero no se supone que lea después de una contusión. Y no pensé que tendría tiempo para leer así que no traje un libro.–

–Vi una librería cerca.– recordó el ninja copia –Vamos y te regalaré un libro.–

Kazue pareció emocionarse por un momento, pero luego volvió a abrazar sus piernas.

–Eres malo, sabes que no hay nada peor que cargar con un libro que no puedes leer.–

–Yo puedo leerlo.–

–¿Para qué quiero yo que leas mi libro?–

–En voz alta.– aclaró Kakashi, esto llamó la atención de la samurai.

–¿Vas a leerme?–

–Solo en lo que te recuperas por completo. Luego puedes seguirlo tú.–

Kazue se puso de pie de golpe, entusiasmada por la idea, pero se levantó tan rápido que eso la mareó y Kakashi tuvo que agarrarla para que no cayera.

–Más lento, debes ser cuidadosa.– le recordó él con calma y la ayudó para que se enderezara apoyándose en él.

Sus ojos se encontraron al momento en que ella pudo levantar la cabeza. Esto tenía que ser lo más cerca que la había tenido en lo que llevaban de conocerse, y gracias a ello pudo darse cuenta de lo oscuro que era el azul en los ojos de Kazue. Parecido al mar en calma al atardecer, brillando con los reflejos del sol en el agua.

Vio la pálida piel de sus mejillas tornarse roja y entonces Kakashi se percató que duró demasiado tiempo con ella en brazos.

–¿Y-ya puedes sostenerte sola?– preguntó Kakashi tratando de disimular su error.

–S-sí. Creo que sí.– respondió Kazue, así que el ninja la soltó.

–¿Vamos entonces?– ofreció Kakashi yendo a la puerta y Kazue lo siguió.

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