ᴘᴀsɪᴏɴᴇs
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•No, no habíamos perdido el tiempo, ahora ambas estábamos recostadas en la cama sin ropa y abrazadas. Mis manos jugaban en sus caderas desnudas de forma lenta, bajando hasta su espalda mientras le daba pequeños besos en la frente. Nuestros cuerpos estaban cubiertos por algunas marcas, nos conocen, las cosas suelen ser un poco grotescas y salvajes, pero esa es la única forma en la que somos nosotras.
Acerqué mi nariz suavemente a su cuello inhalando aquella placentera fragancia a manzanas dulces, y supe que la había hecho sentir cosquillas porque la vi estremecer. Y me incliné, solo vez más, para besar la comisura de sus labios carmín.
Mi mundo se paralizó cuando me di cuenta de que la había grabado en mis pensamientos y en cada espacio de mi cuerpo. Mis brazos no tardaron en alojarla entre ellos, era como si deseara cubrirla con mis propias alas para siempre protegerla con mi fuego.
Evie Grimhilde me tenía hechizada.
—Malsy. —Mis orbes de posaron suave en sus perfectos labios luego de llamarme, su seductora voz era para derretir en encantos a cualquiera.
—¿Sí?
—Deseo más.
Ella conocía cada defecto de mí y mi cuerpo, empezando por que nunca le daría un no por respuesta.
—Sus deseos son ordenes princesa... —Sollocé en sus labios y de forma ronca, siempre habría tiempo para cumplirle una fantasía más.
—Oh Mal. —Evie se levantó de la cama tomándome por la muñeca y ahí supe que había nacido para ser su gobernada. Entre besos me giró sobre una mesa tirando lo que había al suelo y me hizo empinarme sobre esta. Ella era codiciosa al momento de apropiarse de mi cuerpo, porque en ese momento no tardo en arañar en la zona donde tenía el tatuaje y besuquearme con fiereza el cuello.
—¡E! —el primer gemido vino, y de pronto sentí a tres de sus dedos atravesarme entre las piernas. Mis fluidos no tardaron en escapar y ella me tomó de la cabeza para hacerme inclinar más—. ¡Vas a matarme!
—¡Cierra la puta boca! —escuché y mi cuerpo se esclavizó a su merced. Aceleró el ritmo de tal forma que me hizo delirar y mis labios se separaron jadeando de placer. Cuando menos lo imaginé, vino el primer azote directo a mi muslo izquierdo—. Yo decido cuándo detenerme... —Mi cuerpo se contrajo incontables veces sintiéndola penetrarme, lo hacía sin pudor alguno, que hasta mis labios no podían aguantar ni el más mísero gemido.
—¡Evie! —no estoy segura de en qué momento ya me tenía gritando, pero les juro que estaba cubierta en placer, entraba de una forma única que me hacía incluso sentir escalofríos dentro—. ¡Más!
—Eso. —Sujetó mis caderas y se pegó a mi trasero mientras una vez más aceleró el paso de sus dedos dentro de mí—. Gime para mí —ordenó y comenzó a tirar de mi cabello hacia atrás mientras las piernas me temblaban y la mitad de mi cuerpo estaba acostado sobre la mesa, yo solo trataba de encajar mis uñas sobre la maderilla para no caer.
Aunque volvería a caer en su sucio juego las veces que fuera necesario.
—¡Oh! —un gran y largo jadeo más había bastado para lograr que mi cuerpo se tensara y mi pecho se contrajera. Los chirridos de la mesa y de su respiración acelerada en mi oído me hicieron prevalecer un poco más, ella gozaba de hacerme suya y yo de cumplirle al pie de la letra—. ¡N-no pares!
—No.
Mi cuerpo jadeó y mi espalda se arqueo, fue cuando no pude más y luego de un gemido ahogado y desgarrador, sentí al mismísimo orgasmo atravesarme y salir de mi cuerpo a chorros.
—Evie eres increíble en la cama.
—Lo sé.
Mis piernas no podían por sí solas, así que me ayudó a llegar la cama y luego comenzó a buscar su ropa. Yo traté de hacer lo mismo, pero tenía un dolor de vientre que me hacía hasta caminar raro y no me dejaba estar mucho de pie.
—¿Crees que demoren mucho? —preguntó aún con fatiga y luego presionó sus labios en los míos tratando de dominarme una vez más.
—¿Jay y Carlos? —Asintió—. Supongo que están por llegar.
Después de un rato más me ayudó a vestirme, luego cepilló mi cabello y pude presenciar cómo su respiración no dejaba de ser pesada. Me ericé de solo sentirla y luego ella me dio la vuelta para verme a los labios y luego a los ojos.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Sí.
Ella suspiró y luego me miró a los orbes con cautela mientras deslizaba una mano por mi muslo hasta llegar a una de mis manos y sujetarla.
—¿Crees que está bien que estemos haciendo todo esto?
—¿Te refieres a nosotras? —Tragué seco en un principio.
—Sí.
—Pienso que... —La vi a sus marrones y luego suspiré, no iba a mentirme ni a mi misma—. Si te soy sincera... siento que nada hubiera podido evitarlo. —Creo que por primera vez contesté algo decente porque embozó una sonrisa—. Porque de cualquier forma no me hubiera podido resistir a ti, Evie.
Y vi cómo sus mates se iluminaron, no entendía mucho por qué. Luego sentí que nuestras manos se entrelazaron por sí solas y ella se recargó en mi hombro.
—¿Y crees que para mañana te irás a arrepentir?
En un principio voy a aceptar que me sentía asustada. Pero ahora sé que es más el miedo a las cosas que lo que realmente sucede.
—Yo más bien espero que tú no me odies tarde o temprano por todo esto que está pasando.
—Nunca te odiaría, eres... mi me-mejor amiga. —Sentía una opresión en el pecho: necesitaba decirle lo que Uma y sus asquerosos tentáculos deseaban, pero ni yo sabía cómo resolverlo y no la quería asustar—. Verás que todo se va a solucionar y Ben regresará sano y salvo.
Yo solo asentí, la puerta se abrió y entraron Jay con Carlos con un estuche rojo acercándose hasta nosotras. Me limpié las lágrimas y luego de evitar la mirada de Evie me puse de pie.
—Tenemos la varita —dijo Carlos y la sacó del estuche.
—Es idéntica.
—Es que... es la auténtica.
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ᴍᴇᴠɪᴇ
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The fantasies | Mevie +18
FanficUn dragón y una princesa. «Mal y Evie son las mejores amigas, hasta que Mal descubre la lista de sus fantasías más oscuras». Precauciones antes de leer: - Fanfiction. - Los personajes y la historia original no son míos. - Contenido para mayores de 1...