𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓𝟎

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ᴍᴀᴢᴍᴏʀʀᴀs
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Evie y yo bajamos a la mazmorra, donde efectivamente, estaba Hades y Grimhilde. Ambos estaban sentados, platicando mientras bebían entre risas.

—Madre...

—¡Evie!

Regina había abierto los brazos, mientras que Evie se había acercado para abrazarla.

—Mi niña.

—Hola, Grimhilde. Hola... papá.

—Maly, al fin te dignas a saludarme.

Me acerqué sentándome en la mesa mientras Evie y Regina lo hacían igual.

—¿Qué hacen por aquí? Dudo que hayan venido a visitarnos —dijo Hades.

—Y dudas bien.

—M...

—Estamos aquí porque... —Evie me tomó la mano mientras me miraba—. Necesito tu brasa.

—No.

—Al menos lo intenté.

—Mal.

Suspiré.

—En serio, en serio la necesito.

—¿Cómo por qué te daría mi brasa?

—¿Tal vez para salvar a una princesa primorosa y creída que tocó el cetro de mi madre?

Hades rio negando mientras le daba un trago a su tarro.

—Todos saben qué pasa si tocas el cetro del Mal.

—Pues ella no porque lo hizo.

—No es mi problema.

—Hadys... —Grimhilde lo miraba y le acariciaba la pierna.

—Si la salvamos es una oportunidad para que vean que han cambiado —habló Evie—. Esa podría ser su forma para salir de la Isla.

—¿Ah sí? —Hades me miraba—. Te propongo algo mejor.

—¿El qué?

—Si te la doy, rompes la barrera para que cualquier villano pueda salir.

—¿Qué? ¿Por qué querrías sacar a la Isla entera?

—Soy el gobernador de la Isla.

—No, esa es mi madre.

—Hace tiempo nadie sabe nada de Maléfica.

Me quedé callada. Sabía que mi madre estaba en medio de algo.

—Lo hará —Evie interrumpió—. Mal es del consejo real, ella está involucrada en todas las juntas reales. Seguramente luego de esto podrás borrarles esa estúpida idea de cerrar la barrera para siempre.

—¿Ah sí, Mal? ¿Es cierto?

—Claro que lo es —dijo Evie y miró a su madre con una emoción clara en su rostro—. Pronto todos saldrán y no tendremos que separarnos nunca más.

—Hadys, dásela.

—Pero... —Hades me miraba—. Espero que esto sea cierto, Mal.

—S-sí.

Hades sonrió.

—Antes quiero un abrazo.

—Ni lo sueñes.

—Si quieres mi brasa ese es un requisito.

Las cosas que me pasan por ser mitad diosa. Entonces lo abracé.

—Muy bien, hijita, linda niñita.

Gruñí.

—Las vemos arriba para entregarles la brasa.

Hades subió, mientras miraba a Evie abrazando a su madre una última vez antes de que ella también subiera. Yo me senté en una de las mazmorras, acariciando las rejillas mientras recordaba cuando mi madre me dio una como habitación, fue cuando recordó que necesitaba un lugar donde dormir. Luego pensaba en cómo vivía ahora, fue como si pasara de tener nada a tenerlo todo, también lo decía por Evie.

—¿Qué pasa?

—Nada.

—Te noto muy seria. Ya deja de preocuparte, Hades te dará la brasa.

—No es eso, pensaba en mi habitación, en El Castillo de las Gangas.

—La mazmorra. —Me tomó la mano—. Ven, no necesitamos recordar esas cosas ahora mismo.

—No, no... —La senté en mis piernas—. De hecho, es extraño, pero me siento muy segura aquí. Quisiera incluso quedarme aquí y ya no salir.

—¿No?

—No.

—¿Y yo?

Enterré la cabeza en su cuello mientras la olía.

—Pues obvio dejarte aquí conmigo.

—No lo entiendo... —Me acarició el cabeza mientras me miraba—. Pensé que odiabas la Isla, además de que sí es muy distinta ya a lo que ahora estamos acostumbras.

—Evs...

—¿Sí?

—¿Te puedo hacer el amor aquí?

—¿Hacerme el amor?

Levante el rostro para verla y ella me acarició el rostro.

—¿En la mazmorra?

—Tienes razón, suena estúpido.

Me levanté, cuando ella me agarró para sentarme y sentarse en mis piernas, entonces me besó.

—¿Qué haces? Este lugar es horrible para eso.

—M, lo hemos hecho en la calle...

—No, no entendiste.

—¿El qué?

—Que yo quiero acariciarte y hacerte el amor, ya sabes, lento.

Evie se quedó callada.

—Pero olvídalo, sé que debe ser algo más especial que esto.

Volví a esconder la cabeza en su cuello.

—Mírame.

—No.

—M.

—¿Qué?

Me hizo acostarme sobre el colchón que había y se acostó encima de mí.

—Me encantaría hacer al amor contigo aquí.

—Nu.

—Sí... —Me comenzó a besar el cuello.

—¿Estás segura?

—No me importa si es Auradon, o si es la Isla, lo único que sé es que todo lo que siempre soñé, lo tengo ahora mismo frente a mis ojos.

Yo sonreí, girando a Evie para dejarla debajo.

—¿Me odiarás en la mañana?

—Quizá, pero ahora haremos el amor.

Reímos, antes de volver a unir nuestros labios en un beso.


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ᴍᴇᴠɪᴇ

The fantasies | Mevie +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora