𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟗

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ᴊᴜᴇɢᴏs ʏ ғᴜᴇɢᴏ
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Evie comenzó a bajar la mano mientras la veía, esa mujer me mataba con todos sus encantos, tanto de princesa como de puta. La hermosa Evie separó las piernas y mientras yo la seguía sujetando del cuello, vi cómo removió de sus bragas comenzando a tocarse.

—Enséñame... —susurré en su oído, mientras comenzaba a ver cómo temblaba y su mano exploraba entre sus propias piernas.

De pronto no aguanté y tiré de sus bragas, bajándolas de una sola mientras palmeaba en su muslo haciéndola gemir.

—Dios, M.

—Tócate, no te he dicho que te detengas.

Ella se mordió el labio inferior mientras yo liberaba de su sostén, dejando todo al aire libre, precisamente para atacar con mis labios uno de sus senos y así mantenerme en círculos jugando en especial con su pezón. Ella me miraba, se tocaba y arqueaba, mientras yo le mordía más fuerte de escucharla y de oler aquel olor a excitación pura.

—Sigue, ya casi.

—Mierda.

Evie comenzaba a arquearse y entonces gruñí, alejando su mano para que dejara de tocarse.

—Basta.

Ella respiraba agitada y mis labios comenzaron a pasearse por entre sus senos, hasta bajar a los costados de sus caderas, donde mordí y marqué en besos húmedos como si deseara comer de su piel. Pues en aquel momento su seducción me mataba y sentía que comenzaba a viajar, anhelando se entregara a mí tan solo una vez más. Besé encima de sus labios más íntimos y en seguida vi cómo se había erizado, y claro que mis uñas no tardaron en arañar de sus caderas ante el deseo.

—Tengo unas ganas de violarte, Evie.

Evie levantó el rostro viéndome, se mordía los labios casi a reventar, mientras yo besaba como si nada de sus muslos.

—M.. —jadeó luego de que lamí encima de su humedad.

—¿Sí?

—Po-por favor.

Y eso fue lo único que me bastó, para levantarme y caminar hacia mi mochila.

—Quédate quieta, no quiero tener qué castigarte de nuevo. —Regresé, sentándome encima de Evie para vendarle los ojos—. Este juego lo llamo "adivina con el dragón".

—¿Q-qué haces?

De pronto separé sus piernas, tomando un bote que había traído con lubricante, y comencé a echárselo entre las piernas mientras lo humectaba por todos lados con mis manos.

—Lo que va a pasar ahora —comencé a explicar, mientras comenzaba a sacar el primer dildo. No tan grande quería que me resistiera. Se lo pasé entre las piernas—. Es que traje tres juguetitos para ti, los cuales son tres niveles, así que si quieres ganar el juego, tendrás que aguantar cada uno.

—¿Q-qué di-dices?

—Shhh... —Sonreí y comencé a meter el dildo, lentamente, el punto era que disfrutara—. Eres arte, Evie.

Ella soltó un gemido alto y vi cómo ambas manos se aferraron a los costados; encajando sus uñas sobre la cama.

—E-eso du-duele.

—Ya te acostumbrarás...

Mis garras arañaron de su costado y empecé a meter el objeto hasta donde topó, una vez eso, comencé a meterlo para darle con él de forma rítmica y hacia arriba, deseaba sintiera todo lo posible dentro de sí.

—¡Oh, Malsy!

Entonces ella lo gozaba y yo me sentía satisfecha. Al menos eso creía.

—No te acostumbres, E.

De pronto empecé a darle más rápido y vi cómo me separó las piernas.

—Zorrita de mami... —Saqué el objeto y entonces tomé el segundo, este no era tan grueso como el primero, pero sí era más largo—. Sostente.

—¡Oh!

Comencé a meterlo, hasta llegar a tope, donde comencé a darle mientras la miraba.

—¿Te gusta?

—Sí... —dijo y yo empecé a darle más duro.

—Aguanta, E.

Evie se arqueó y vi cómo se comenzaba a chorrear, no quería detenerme, pero, sin embargo, deseaba más y no quería que se viniera, no aún.

—Mierda. Dame más duro.

—Ay, E. —Saqué el juguete y la agarré de los muslos, haciéndola doblar las piernas y entonces la acerqué más a mí—. Eres una buena chica. Te queda el último nivel.

Entonces sin más, tomé un arnés, en el que coloqué de un consolador que tenía algunos bultos alrededor.

—Du-duele —dijo, mientras yo iba entrando entre sus piernas.

—Es lo último, E. —Me incliné a darle un beso—. Si lo aguantas te dejaré pedir o hacerme lo que tú desees.

—¡Oh, mierda! —jadeó y entonces la agarré del cuello presionando de nuevo un poco con una mano, mientras que con la otra le arañaba el abdomen.

—Vamos princesa... muéstrame que puedes con él... —Para entonces mis ojos ya eran verdes fosforescentes, y mi cuerpo comenzaba a quemar de escuchar los gemidos, sus gemidos. Los cuales eran de dolor y placer, mientras se aferraba a la cama, aguantando mientras le comenzaba a dar más rápido hasta adentro—. Vamos, mi vida.

Ella me miró y yo comencé a moverme, mientras la penetraba y miraba un sinfín de fluidos y demás salir de ella. Pronto, de nuevo Evie estaba al borde del orgasmo y yo estaba al borde de perder la razón; de darle sin piedad alguna.

—¡Más! —fue cuando la escuché—. ¡Quiero que me das más, Mal!

—No me hagas esto... —gemí con el aliento caliente en sus labios, por un poco más y la hubiese quemado.

—Más —repitió.

Y entonces le agarré ambas manos en alto, por encima de su cabeza, mientras le empezaba a meter con este, una y otra vez, con ganas. Mi cabeza chocó en su hombro, y nuestros gemidos y jadeos habían inundado la habitación en un placer que nos volvía una sola. Por un momento pude jurar que me perdía en sus ojos, los cuales reflejaban placer y hambre, y no solo eso, su cuerpo gozaba de lo que estaba pasando. Evie era mía, se había entregado a mí. Unos minutos después ella se vino, entonces lancé el arnés de lado y sujeté de sus muslos, comenzando a restregarme mientras arañaba sus caderas y la veía cerrar los ojos. No pude, y no lo soporté, en segundos me corrí, quedando completamente exhausta encima de ella.

—E...

—¿Malsy?

—Te amo.

Éramos fuego puro.


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ᴍᴇᴠɪᴇ

The fantasies | Mevie +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora