The fantasies | Mevie +18

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒𝟏

ᴘᴇʟᴇᴀs
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Al otro lado del muelle nos esperaban, listos para regresar a la tierra prometida; Auradon. Al llegar Evie fue con Dizzy y Celia, mientras yo ayudaba a los chicos a subir unas cosas.

—Cuidado, Bennyboo.

Ben llevaba la caja con mi gato gordote y luego puso la caja sobre la cajuela para verlo:

—¿Quién es un buen gato?

Satanás le aruñó la mejilla, luego de un largo gruñido.

—Eso, chiquitín. —Palmeé la caja—. Él es un poco nervioso Benny, no te preocupes.

Ben asintió y yo solo me reí, caminando hacia los gemelos quienes se despedían de su padre.

—Andando.

—¿Seguros tienes todo?

—Sí, tenemos todo.

—Yo cuidaré muy bien de ellos... —Evie intervenía.

¡¿Qué tú qué, Evie Grimhilde?!

—E... —El dragoncillo se acercó tomándola por el brazo para alejarla de todos.

—¿Qué pasa criatura hermosa?

Y justo en ese momento de mi vida, la pata me tembló.

—Es que... —Me mordí los labios—. Ahora que los niños vivan en tu casa junto con Uma, ya no podremos follar como nos gusta.

—Ah... —Evie sonrió y me dio un besito—. ¿Así que te preocupa que deje de comerte ahora que todos estén en el castillo?

Asentí incontables veces y ella me abrazó.

—Calma, dragoncillo. Tengo las cosas perfectamente planeadas.

Hice un pucherón y Evie me volvió a besar.

—No quiero pucheritos. ¿Entendiste?

Negué y luego asentí.

—Esho, mi amor.

Ay, yo amaba a Evie.

Los niños subieron a la limosina, cuando miré a Ben que estaba a nada de cerrar la cajuela con mi michi dentro.

—¡No! —Me acerqué—. ¿Qué haces?

—Lo voy a guardar.

—No. Él tendrá un asiento asignado con nosotros.

—Pero no sé si vamos a caber todos.

—No, no. Tiene un estómago sensible, no querrás que la pase mal aquí atrás. ¿O sí?

Ben negó.

—El irá en tu lugar.

Y así fue como todos nos pusimos en marcha y felices hacia Auradon. Evie sentaba en mis piernas como mi mujer.

—Cuando lleguemos, ¿nos damos un baño de burbujas en tu tina?

Evie solo me miró y entonces vi cómo se recargaba en el respaldo viendo hacia atrás. Tomé su mano.

—Ellos estarán bien.

Asintió cuando de pronto la vi moverse.

—Mierda.

—¿Qué?

—¡Es Hades!

Me giré, viendo hacia atrás.