𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟓

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ᴅᴇʟᴇɪᴛᴇs
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Dragón goloso guardando su colota antes de que se meta en un lío.

—Evie, pero es que, ¿no era Doug el que...?

—Le mentí.

Dios santo.

—¿Por qué hiciste eso?

—Porque Chad no quiere hijos.

—Pero si ese pendejo te embarazó, ¡debe de hacerse cargo, Evie!

Joder. ¿Por qué siempre cuando todo parecía mejorar empeoraba?

Ella comenzó a llorar, parecía realmente asustada, así que era mejor calmarme y no alterarla más.

—Está bien —dije y tomé su mano—. Vamos a hacer la prueba ahora mismo y entonces vemos qué hacemos, ¿sí?

Después de un rato Evie se hizo la prueba de embarazo, yo estaba parada a lado de ella esperando y luego se acercó con esta en sus manos.

—¿Cuánto debemos esperar?

—5 minutos.

Ella estaba con los brazos cruzados y ambas cruzábamos miradas, sentía que el tiempo pasaba lento y no puedo ni imaginar cómo era para ella. Me acerqué sin más, le puse una mano en la cintura y la atraje hacia mí para abrazarla.

—No estás sola, E.

—Tengo miedo.

—Oye... —Acaricie su rostro mientras miraba sus orbes—. Yo no te voy a dejar. Aquí estoy para ti siempre.

Ella asintió y continué abrazándola mientras acariciaba su cabello, cinco minutos después era momento de la verdad.

—Mal.

Sentí que el corazón se me detuvo y la vi tratando de ser fuerte para lo que me fuera a decir a continuación.

—Dime.

—No quiero ser la primera en saber. ¿Puedes verla tú?

—Claro, princesa. —La tomé temblando y la observé—. ¿Qué dice la caja?

—Dos líneas rojas es positivo.

Ay, tragué seco.

Estas pruebas causaban muchísima intriga, sentía el estómago como en uno de esos juegos mecánicos de los parques temáticos.

—¿Mal? —Evie me miraba y yo miré hacia esta.

—Es...

Sus orbes se posaron en los míos.

—Negativo.

Qué alivio, qué alivió señores.

Vi cómo Evie se agarraba la frente y luego sonreía, me abrazó fuerte y luego me besó la mejilla.

—Todo está bien.

—Gracias, M.

—Evie. —Me alejé unos centímetros de ella para verla.

—Ya sé.

—Deja de mentirles a ambos.

—Lo haré, te lo prometo. —Levantó el meñique en señal de promesa y lo prometió.

—Te amo.

—Mal.

—¿Sí?

—Ya que no hay bebés... ¿podríamos?

—Tengo una mejor idea —dije y me acerqué al grifo de la llave para abrirlo y comenzar a llenar la tina.

No tardé en desnudarme, ella hizo lo mismo y entramos en la tina. Ella llenó una esponja con jabón y comenzó a restregarme.

—Evie.

—¿Sí?

—Tengo algo qué decirte.

—Dime —dijo y me giré para mirarla.

Ay, no pude.

—Tienes algo de jabón aquí —dije y le terminé llenando el cabello de jabón.

—¡Eso no se hace! —me apuntó y yo reí— ¡Ahora sí yo te mato!

—¡Evie no, Evie!

Ella se echó encima de mí y yo me resbalé mientras ella estaba encima de mi cuerpo, nos miramos a los ojos y luego ella se inclinó para besarme. Este beso se sentía distinto, este beso era muy lento y tranquilo, mi corazón latió acelerado, aún así ella provocaba mucho en mí.

—Evie...

—¿Sí?

—Hoy tengo ganas de sentirme tuya de nuevo.

Ella sonrió y se levantó atrayéndome hacia su cuerpo. Me sentó encima de ella y comenzó a besarme de nuevo.

—¿Me prometes algo?

—Lo que quieras.

—Que no volveremos a tener un trío con nadie.

—Prometido.

De pronto comenzó a meter dos de sus dedos dentro de mí de forma lenta, me seguía sintiendo estrecha luego de tanto tiempo sin sexo. Es decir, antes de Evie.

Evie se levantó y me cargó sacándome de la tina, me llevó a la cama y se acostó encima de mí para besarme.

—Tengo un hambre de hoy comerme a un dragón.

—¿Sí?

—Sí... —susurró en mis labios y nos quedamos un momento viéndonos a los ojos.

Sin más, me separó las piernas y la vi sujetarse el cabello en un chongo, me dio un último beso en los labios y descendió hasta el medio de mis piernas y hacia mi zona más sensible en placer. Puso las dos manos sobre mis labios más íntimos y los separó como si se tratara de examinarlos.

—Evie.

Y de pronto sentí cómo su boca entró en mi sexo y atrapó mi clítoris en sus labios, mi cuerpo se estremeció y encajé mis largas uñas a los costados de la cama. Mis pies se doblaron y eché la cabeza hacia atrás.

—Soy tu perra, Malsy —dijo en un tono ronco y puse una mano sobre su cabeza para intentar hacer que se detuviera, pero eso solo la descontroló.

—¡Evie, no! ¡Detente! —jadeé, me estaba arqueado de placer. De pronto mis gemidos comenzaron a escapar cuando ella comenzó a follarse mi clítoris de manera frenética, en ese instante mi cuerpo dejó de obedecerme, ella ya conocía mi punto más débil.

—Shhh...

—¡Oh Evie! —Mi espalda se arqueó y mis ojos se cerraron para evitar girarlos en blanco, mis caderas se levantaron agitándose, Evie las volvió a colocar en la cama y por más que luchara por resistir un poco más, comencé a correrme de manera pausada y tortuosa en su boca.

—Era tu castigo por lo de Uma... —Sonrió perversa y se echó encima de mí.

—Eres una maldita.

—Corrección: una maldita perra adicta al sexo y con ganas de sexo duro.

Sonreí y nos besamos. No había más, al menos por este capítulo.


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ᴍᴇᴠɪᴇ

The fantasies | Mevie +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora