Punto de vista Lena
Ahí estaba Lena, contra el frío suelo, sentada, había perdido la cuenta de los días que llevaba ahí. De las semanas. Incluso juraría que era más de dos meses.
En ese sucio tugurio.
Sentía cada uno de los adoquines marcados en su piel en contacto con el suelo.
Había perdido la esperanza de que alguien la sacara de ahí.
Nerviosa, cansada, daba vueltas al anillo de su dedo.
Ni siquiera él podría sacarla de ahí.
Pasó sus dedos por su muñeca hasta llegar a su tatuaje, una piña de no llegaba a unos dos centímetros. Lo acarició, sintiendo el relieve.
- Te he fallado, en tantos aspectos que siento que estarías tan avergonzada de mi... - Cerro los ojos - Fuiste lo mejor de mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado. Encontrarte fue el mayor regalo que la vida me dió. Perderte. Mi perdición.
Lena sintió humedad en sus ojos. Sintió como las lágrimas caían sin control, no tenía llanto. Pues no tenía fuerza ni para eso.
Escuchó gritos desgarradores.
Estarían torturando a alguien más. Un nuevo cargamento de resistentes supuso. Solo esperaba que no fuese nadie de su grupo.
Se llevó las manos a los oídos, no quería escuchar los gritos de esas pobres almas.
- Una parte de mi se alegra de que no hayas tenido que sufrir esto... por otra parte, sé que a tu lado soportaría todo. Tu eres la única por la que lucho día a día. Sé que esta version de me te haria estar orgullosa, ver en lo que me he convertido te haría feliz. Menos esta parte, en esta celda. Se que me habrias sacado de aquí...
Aún diez años después añoraba a Kara. Nunca sintió nada más por alguien que no fuese ella. Apretó con rabia su mano, hasta sentir como se le clavaba el anillo.
- Ojalá fuese tuyo.
Volvió a escuchar lamentos.
Alguien al lado de su celda se movía.
El día anterior habían trasladado a alguien. No había podido hablar con esa persona. Pero por fin se movió. Escucho el tintineo de las esposas contra el suelo.
- ¿Hola? - Intento Lena que le contestase.
- Hola - Escuchó Lena la voz de una joven, sin fuerzas. Somnolienta.
- ¿Estás bien? - Preguntó Lena.
- Si, creo que si, me duele mucho la espalda y los brazos, me tuvieron colgando de las muñecas casi tres días - Lena escuchó como unas cadenas se movían, la tenían encadenada aún, ¿tenía esposas supresoras de poderes o de las comunes? - Tengo algunas heridas en la muñeca, se me van a infectar.
- ¿Eres de los resistentes? - Lena necesitaba información.
- Si.
- ¿Pura? - Preguntó Lena con temor.
- Si - Gimió con miedo Lena intuyó que la joven estaba llorando.
- ¿Cuántos años tienes? - Lena sentía que le costaba respirar, en el último interrogatorio se le había roto dos costillas, debe permanecer recta.
No sabía si tenía algún desgarro interno o derrame. Se arrastró por el suelo. Aún no se le había curado el esguince en el pie del interrogatorio anterior. Poco a poco llegó hasta el extremo de su celda, entre el muro de piedra y los barrotes.
- Diecinueve.
- Mierda - Murmuró con dolor Lena - Eres muy joven.
- ¿Y tú? ¿Eres de los nuestros? - Preguntó la chica entrecortadamente.
- Si, soy resistente.
- ¿Y...? - La joven era vergonzosa.
- No, no soy pura - Los resistentes eran aquellos que estaban en contra del reinado Luthor y sus secuaces, todos aquellos que aún resisten a los Luthor y secuaces.
Los puros, eran como se habían autoproclamado los alienígenas, resistentes puros, aquellos que por su mera existencia y supervivencia debían esconderse o luchar contra el régimen dictatorial. Los no puros eran simpatizantes de los alienígenas.
- Eso te da algo de tiempo para que los tuyos vengan a por ti, de que alguien te salve. Antes de... que experimenten - A Lena le costaba hasta pronunciar esas palabras. Odiaba la idea de que experimentaran con alienígenas.
- Nadie me va a rescatar. Mi familia ha muerto. Mis poderes han salido a relucir por primera vez en la detención de mi familia... No tenía ni idea de que era pura.
Los gritos seguían a lo lejos.
- ¿Eso me van a hacer?
- Ya han empezado, esos gritos son una tortura, tanto para la gente que los está viviendo como para nosotros, a nivel mental es de las peores torturas. Día tras día escuchar lo que nos va a suceder...
La joven rompió en llanto, Lena lamentó no ser más delicada.
- Tranquila ¿Cómo te llamas? - Lena sacó su mano por los barrotes, al alcance de la joven.
A los segundos Lena sintió la mano de la joven cerca de la suya y la apretó para transmitirle toda la fuerza que pudiese.
- Nia, Nia Nal.
Aqui vuelvo como prometí con la segunda parte de Te encontré. Espero que os guste, leere vuestros comentarios para saber que os esta pareciendo.
Muchas gracias por leerme y por esos votos.
Subiré capitulo a dias alternos. Abrazos y gracias!!
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Te volveré a encontrar
Science FictionDiez años después de todo lo sucedido en "Te encontré" Diez años han pasado desde la muerte de Superman.