Ella nos liberó

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Punto de vista de Lena

Desperto en un lugar que no reconoció, movió la mano por su cuerpo, reconociéndolo ¿Como estaba viva? No estaba en el bunquer eso lo tenía claro.

Poco a poco reconoció uno de los interiores de los camiones de los resistentes. Vió en uno de los rincones una de las maletas rígidas que guardaban sus trajes.

Se sentó en la cama.

Comprobó los vendajes, estaban muy bien puestos, ni ella los habría puesto mejor.

Poco a poco se colocó su traje de Steel Woman. Su casco salía de la propia armadura así que no tenía que preocuparse de él.

Se colocó sus armas, y se puso el intercomunicador.

Salió fuera. Quería saber cómo estaba la situación en esos momentos.

No veía el momento de dar fin a la guerra, de que la gente pudiese volver de las otras tierras, de poder colgar las botas de Steel Woman y seguir con su vida como ingeniera y empresaria.

Poder cerrar capítulos de su vida. Se miró el dedo anular, no tenía el anillo de pedida, se extrañó, pero no era algo que le preocupase, su matrimonio con Guardian, James, era puramente estratégico para dar una imagen de unidad máxima. Entre los dos superhéroes imagen de la resistencia.

James si estaba enamorado, o eso creía Lena, pero ella no sentía más que admiración por su trabajo y respeto por su persona. No quería a James de la misma forma. Su corazón solo pertenecía a una persona, aunque ella no estubiese su corazón murio junto a ella.

Por suerte había convencido a James para congelar lo del matrimonio hasta que todo esto acabase. Aunque de vez en cuando este insitía con que no sabian cuando moririan.

Salió y reconoció a algunos de los soldados que andaban por ahí. Habian montado campamento.

Vio dos figuras que destacaban entre el resto, sentadas en unos tocones. Hablando. Dio unos pasos hacia ellas pero algo la hizo detenerse.

La morena la miró directamente.

- Lena - Exclamó la joven, le sonaba la voz, pero no sabía de qué.

Y corrió hacia ella, en unos segundos la estaba rodeando con sus brazos.

- ¿Nia? - Se aventuró a adivinar Lena. Sintió como la joven asentia en su hombro. - ¿Cómo?¿Cómo has salido?

- Igual que tú - Lena separó a Nia de sí y comprobó que se encontraba bien de salud, puso sus ambas manos en las mejillas alegrandose del buen estado de salud de Nia, había temido por su vida en el bunquer - Ella nos liberó...

Nia señaló a atras de Lena. Lena vió que señalaba a donde estaba segundos antes sentada Nia con una mujer pero no estaba la mujer ahí. Lena hizo un barrido rápido con la mirada, la vió a lo lejos, como un borron, metiéndose entre los vehículos. Caminaba de forma muy segura.

- A si que... Woman Steel ehh - Dijo Nia captando su atención, Lena tardó en volver a mirar a Nia esperando que la otra mujer se girara para poder ver su rostro.

- Si, lo siento por no decir nada antes. No quería que ellos se enterasen - Nia asentía. Lena podía leer en la mirada de Nia admiración.

- No te preocupes, es normal. Zor-El me está enseñando a pelear, pero una clase de Woman Steel sería mágica, épica - Sus ojos estaban felices.

- Claro, pero deja que me recupere de este tobillo, la bota me lo inmoviliza pero... Aún no estoy al cien por cien - Se justificó Lena. - Oye y esa mujer... ¿Zor-El se llama?

- Si, es increible, nunca he visto pelear a nadie como ella, se llevó por delante un monton de guardias. Le daba tiempo a dejarte en el suelo y protegerte. Protegerme, todo, ella sola. - En sus ojos y gestos se reflejaba admiración - Ella nos rescató, nos llevó con su compañero a una cabaña, nos cuidaron y ella nos curó hasta que llegó Guardian.

- ¿Dónde está? - Queria saber por qué narices no la habia sacado de allí.

- Creo que le toca guardia en el camión - Se referia al puesto de mando avanzado, el camión que contenía la tecnología de radares y comunicación.

- Gracias - Lena asintió - Ahora nos vemos - caminó hacia el camión.

Todos los soldados le paraban para saludarla, se alegró de estar de nuevo entre los suyos.

Estaba apunto de abrir la cortina cuando algo la hizo mirar a su derecha. La mujer de antes caminaba alejándose de ella, llevaba un subfusil, por lo que supuso que se iba de ronda y le tocaría guardia.

Le causó curiosidad su traje, se le marcaban mucho los musculos, y tenía protegidas ciertas partes del cuerpo con un material rígido, según el ángulo de su movimiento su traje azul oscuro relucía.

Algo de la mujer la cautivo, quería darle las gracias, quitó la mano de la cortina del camión y caminó hacia ella.

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