XXXIV

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En cuanto terminó la plática abrí los ojos; me encontré en ese salón acostado en ese frío piso con jaqueca y dolor corporal, tal como la última vez; a mi alrededor habían unas ocho sombras rodeándome todas de diferentes formas y con diferente armamento, ya que estaban de espaldas a mi me di cuenta de que no tenían la intención de atacarme sino que estaban protegiéndome, habían muchas más dispersas en todo el lugar de tal forma que cubrieran puertas y ventanas, desprendían todas y cada una un aura hostil que podría sentirse como una advertencia a los de afuera, no todas ellas pero algunas tenían rostros apenas reconocibles. Como si supieran lo que necesitaba una de ellas me acercó una silla bastante cómoda y una copa de vino, me senté y malhumorado empecé a tomar mi copa de vino

 Volteé a ver al lugar donde había visto a Auguste perder la consciencia, había el mismo número de sombras rodeándolo y seguía inconsciente; pasaron unos segundos hasta que empezó a moverse y empezó a levantarse, las sombras le trajeron una copa y empezó a beberla, a primera vista parecía vino tinto pero después de que el líquido se moviera un poco se podía ver que era de un color rojizo vibrante.

-Retírense- dijo después de haberme mirado fijamente por unos segundos, las sombras desaparecieron siendo succionada por el suelo y las esquinas más oscuras del lugar, todo se vio despejado y mucho más claro 

Mantuvimos la mirada el uno en el otro unos segundos más mientras bebíamos el contenido de nuestras copas, ninguno de los dos habló ni apartó la mirada, no pude evitar preguntarme lo que le había dicho el dragón en cuanto yo no estuve y sentirme peor al saber que el dragón miraba cada uno de mis pasos

-Gideon- Habló abruptamente. De una de las puertas entró un hombre con un parche en el ojo mientras que el otro me miraba fijamente. Sus orejas parecidas a las de un elfo estaban casi cubiertas por su cabello negro, lacio y largo

-Guía al niño a su habitación, asegúrate de que no le falte nada- se paró de su asiento y caminó a la salida -Ah, esta noche que sean 7, solo quiero a los mejores

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-Guía al niño a su habitación, asegúrate de que no le falte nada- se paró de su asiento y caminó a la salida -Ah, esta noche que sean 7, solo quiero a los mejores

-Como ordene- respondió Gideon y después Auguste salió para dejarlo y a mi solos en ese cuarto.

-Por favor sígame, joven maestro- se dirigió a mi con una pequeña reverencia

-...El mayordomo, supongo

-Puede llamarme Gideon

Me levanté del asiento y empecé a seguirlo hasta llegar a un cuarto bastante grande parecido al que compartía con mi madre hace bastante tiempo, los muebles y adornos parecían de buena calidad y todo estaba muy limpio

-Si necesita algo, hay una soga al lado de su cama, tire de ella y alguien vendrá a atenderlo

-Bien.

Cerró la puerta y me quedé solo en ese cuarto grande. Estaba cansado, el esfuerzo mental innecesario de escuchar las palabras del dragón y su lacayo me daba jaqueca; me tiré en esa cama grande y cerré mis ojos intentando olvidar el dolor en todo mi cuerpo, golpes en la puerta me despertaron, pude ver sombras por abajo de la puerta y al ver por la ventana me di cuenta que me había quedado dormido unas cuantas horas

- Joven amo, la cena está servida- reconocí la voz del tal Gideon del otro lado de la puerta.

- Entra- contesté un poco aturdido

El hombre entró con un carrito con bastante comida en él, me levanté y me senté en la mesa al frente de la cama

-Si no le importa, le explicaré las reglas de la mansión mientras disfruta de la cena

-Ajá- dije tomando el primer sorbo de la sopa él empezó a explicar, no debía bajar la guardia con ninguno de los empleados ya que cada uno de ellos era lo suficientemente peligroso como para ser sentenciado a una vida en el Vankila, dijo que podía hacer lo que quisiera con ellos desde torturarlos hasta utilizarlos para entrenar, no debo subir al tercer piso y mucho menos salir de los dominios sin permiso

Gideon me enseñará la teoría durante dos horas todos los días y Auguste me enseñará lo que sabe sin tiempo definido sin embargo solo me va a enseñar y depende de mi practicarlo y entrenarlo; prácticamente serán pocas horas, lo demás tengo entera disposición de mi tiempo. Explicó que el tiempo es diferente aquí adentro 30 días solo serán 6 en el exterior por lo tanto debo tener un total de 150 días para entrenar lo suficiente y después salir con tiempo para ir a la academia, el dragón dijo que era el lugar perfecto para que me encontrara con aquellos elegidos para seguirme, ella les dirá dónde deben encontrarme, mencionó que eran algo problemáticos y que sería un verdadero espectáculo verme intentando domarlos

-Una última cosa, joven maestro.- volteó antes de salir de la habitación con los platos vacíos

-Dilo

-El amo dijo que quiere hablar con usted y o espera en su habitación

- Bien 

-


Nací Como Un Híbrido BastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora