LIII

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Seth le ordenó mirar atentamente, llamó a una de sus sombras, un caballero robusto de dos metros con casco y con una lanza en su espalda se arrodilló ante su amo.

-Llévalo y protégelo- le ordenó.

El niño seguía muerto de miedo, la sombra se levantó y se colocó justo en frente del él, él inconcientemente cerró los ojos y después de unos segundos cerrados los abrió, se encontró con la sombra agachada extendiéndole su enorme mano, se percató de que ese soldado que parecía ser una sombra sin materia en el espacio se había vuelto sólido, como un metal negro super fuerte y pesado; la sombra permaneció ahí, con la mano estirada y queriendo parecer inofensiva, hasta cierto punto parecía...tierna, el niño se dejó cargar. Fue algo...bastante extraño.

Después de ver esa extraña actuación, Seth empezó a caminar en dirección opuesta a la cueva.

Pronto empezó a encontrar cuerpos y sangre en el camino. partes del bosque estaban quemadas y la tierra estaba deforme, una gran lucha se había dado en ese lugar, no había rastros de que alguien hubiera utilizado otro elemento ademas del fuego y la tierra; el niño veía el lugar con asco y miedo pero intentó permanecer en calma lo mejor que pudo y mirar el lugar, no quería eso pero si permanecia cerca de un demonio debía acostumbrarse a vistas como esa se contuvo lo mejor que pudo de vomitar ante los restos expuestos.

De repente la expresión de Seth cambió, la cantidad de sombras que eran dañadas creció drásticamente y con eso la energía que le robaban para poder ser regeneradas, las niñas tampoco estaban en una muy buena situación, no quería liberar más sombras, quería que las niñas aprendieran todo lo que pudieran, él no siempre iba a estar ahí para salvarles el pellejo, si era necesario debían quedar al borde de la muerte para ser más fuertes y ser de utilidad, Dhara era consiente de eso, aprendía rápido y tenía una gran fuerza de voluntad, era muy terca y fuerte, al no haber nacido en esta dimensión, las probabilidades de ser elementalista fueron cero al nacer, la hice pasar por un entrenamiento infernal para que pudiera trabajar en equipo. La situación no era buena con Leah, se había estancado, no era lo suficientemente fuerte como para mantener el ritmo con dos o más oponentes. Se notaba que los soldados que había traído su "hermano" eran menos que mediocres, o eso le pareció al compararlos con el mayordomo del rey demonio Alastor.

Muchos soldados seguían formados simplemente mirando cómo otros combatían y eran masacrados. Nunca imaginó que los demonios fueran tan obedientes y pacientes pero lo que más le sorprendió fue ver a su "hermano" sentado en lo que parecía ser un pequeño trono tal como si estuviera viendo un obra de teatro, ni siquiera parecía dispuesto a luchar; de hecho era exactamente la imagen de un niño mimado viendo con superioridad la situación, parecía estarse divirtiendo viendo cómo algunos de sus soldados eran derrotados.

Corrió a una velocidad inhumana, Leah estaba en el suelo a punto de ser atravezada por el filo de una espada mientras el príncipe veía con una sonrisa en el rostro; en su mano se materializó una lanza y en cuanto lo tuvo en su vista la lanzó, fueron aproximadamente 5 metros los que recorrió esa lanza hasta atravesar el pecho de aquel que estaba a punto de matarla.

Inmediatamente sus soldados lo protegieron, con fuego. El fuego creado por aquellos con la habilidad era imposible de opacar, Seth no era capaz de absorber y extinguir su luz, en cambio la luz de aquél fuego que no era creado por un elementalista era fácil de extinguir. Él alzó una mano y la lucha cesó, se levantó de su silla y caminó dos pasos al frente mostrando curiosidad a aquel que había lanzado el arma. En cuanto pudo ver su cara se echó a reír a carcajadas.

-PFF.. AJAJAJAJAJAJA

Seth no le dio mucha importancia y ayudó a levantarse a Leah, ambas estaban muy golpeadas, Nova se estaba ocupando rápidamente de sus heridas y fatiga tragando más de uno de los frascos en la bolsa colgada en su cintura

-aaah ¿Cómo has podido vivir hasta ahora? Es muy evidente que eres un bastardo.

Era la primera vez que veía a un miembro de la realeza y si, debía admitir que se veía exactamente como un demonio debería verse. Exceptuando sus alas, las había guardado, no estaban en su espalda.

-ya me estaba empezando a divertir con los juguetes nuevos- miró a las niñas -debo decir que son muy capaces.. durarán un tiempo antes de aburrirme- sonrió asquerosamente pero Seth seguía sin ponerle atención, estaba revisando el cuerpo de la sonrojada Leah, tenía unos cuántos huesos rotos y muchos golpes en todos lados, apenas era capaz de mantenerse de pie, todo su cuerpo temblaba por el gran esfuerzo que había puesto en sobrevivir.

Seguía siendo débil pero era bastante útil, sin mencionar que se estaba desarrollando bastante bien, sus pechos habían crecido, su cintura estaba marcada, su espalda formaba un precioso arco, sus músculos eran flexibles, su ropa ajustada dejaba ver su esbelta figura y con cada toque su cuerpo reaccionaba, era sensible al toque de su amo, podía dolerle pero no se apartaba ni un milímetro, lo disfrutaba, lo deseaba... En fin.

Nací Como Un Híbrido BastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora