LVIII

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Seth podía escuchar el pequeño y nervioso corazón del niño. Athan se había arrodillado mostrando la parte superior de su cabeza

–...Esclavo– Seth murmuró para sí mismo y es que, pensó que ni siquiera como esclavo serviría...aún así, ya tenía otro perro para su uso.

El pequeño corazón se aceleró al escuchar el susurro y eso le hizo gracia a Seth

–No te agrada la idea

El niño levantó la cabeza alarmado –n..no! Y..yo seré su esclavo, mi señor– su tez se volvió pálida y sus ojos se vieron desesperados pero después de unos segundos no había vida en ellos, sus ojos parecían muertos, cómo si hubiera perdido toda esperanza.

El niño simplemente no quería ser abandonado ahí y para eso estaba dispuesto a entregarle su alma a Seth, había decidido poner su destino en manos de un demonio y claro, esperaba cualquier cosa de un ser de ojos rojos, de hecho, hasta hace poco se dio cuenta  de que había dado su vida a un demonio, casi como si hubiera sido hechizado había tomado aquella mano con la esperanza de una mejor vida pero.. ahora sus pensamientos estaban llenos de las horripilantes escenas enseñadas en el centro de estudio sobre las famosas torturas de los demonios.

Pánico, lo había sentido tantas veces en su corta vida y aún así no se había acostumbrado, sentía el sudor frío correr en todo su cuerpo y se sentía capaz de vomitar su propio corazón, ni siquiera le pasó por la cabeza la idea de escapar; su futuro se había convertido en ser no más que un objeto de tortura para satisfacer las "necesidades" del demonio

No muchos sabían que los contratos de esclavitud eran mucho más complicados de lo que se decía al publico, bueno, para muchos y también para el pobre niño, un esclavo era lo más bajo que se podía llegar a ser ni siquiera con el nivel suficiente como para ser tratados como seres vivos, pero para muchos otros la esclavitud se convirtió en el voto máximo de confianza y de demostración de devoción; el ritual llegó a evolucionar lo suficiente como para que los esclavos tuvieran cierta libertad y los castigos también pudieran ser diversos; muy pocos sabían que el voto de lealtad que un caballero realiza en un juramento hacia su rey y el gran remordimiento que carcomía su alma al no cumplirlo eran parte de un ritual derivado de la esclavitud. Bueno, Seth no lo supo hasta después de leer algunos libros en la gran biblioteca de Auguste, igualmente, si se descubría, muchos reyes se sentirían avergonzados y serían juzgados pues en esta situación todos sus caballeros perderían toda dignidad y honor al ser en esencia no más que simples objetos a disposición de un ser mortal.

– Jaja, fui un tanto impulsivo, no serás esclavo– Seth sintió un poco de culpa al ver esos fascinantes ojos sin ninguna esperanza en ellos –Ufff, No imagino lo que diría Leah al escuchar tu negativa a tal oportunidad–

–...– Athan se había quedado sin palabras, casi como si no creyera las palabras escuchadas, levantó la mirada y poco a poco sus ojos empezaban a tener ese pequeño rastro de esperanza pero...

–por ahora te dejare en el bosque...– esas palabras fueron aún peores que el hecho de ser un esclavo y está vez Athan estaba dispuesto a rogar con si frente en el suelo.

–NO!! Por favor, por favor no me deje aquí– puso su frente en los zapatos de Seth suplicando con lágrimas en los ojos sin siquiera dejarlo terminar de hablar

Seth se puso de cuclillas para apreciar un poco más de cerca esa escena –no te estoy abandonando– Athan alzó la mirada con mocos en gran parte de su cara. Sus ojos ansiosos suplicaba por una respuesta fijos a los ojos sonrientes de color rubí

–la sombra se quedará contigo, veo que se llevaron muy bien.– el caballero oscuro salió de la sombra a espaldas de Seth y se mantuvo de rodillas pues en ese momento estaba recibiendo órdenes –se encargará de educarte y, hasta cierto punto, de protegerte; en otras palabras, no te dejará morir pero tampoco interferirá en tu experiencia–

–yo... Si no seré su esclavo, entonces...

–hablaremos de eso cuando valgas la pena– le interrumpió mientras se alejaba del pegajoso niño

El niño en realidad tenía miedo de no ser suficiente, pues lo que había visto ese día eran cosas que muchos considerarían imposibles. La criatura con forma de preadolescente  que estaba frente a él había dejado a toda su nación en un completo frenesí.  No quería ser abandonado una vez más, no quería volver a estar solo y tampoco quería morir; su expresión se volvió ansiosa

–ahora solo eres una carga pero si te conviertes en algo bueno, te garantizo que tendrás todos los beneficios de ser uno de los míos– Seth le acarició la cabeza con una sonrisa lo que calmó al niño un poco, es más, por primera vez en su vida pudo sentir que alguien lo apreciaba o por lo menos que no lo odiaba y con ese pequeño sentimiento empezó lo que sería una idolatración y obsesión en el futuro por Seth

–mientras la sombra esté contigo, podrás contactarme y yo a ti. Debes haber escuchado sobre mi gran reputación así que, si quieres recibir mi ayuda y convertirte en uno de los míos, debes saber que mis enemigos serán también los tuyos y los que me consideran su enemigo también te considerarán su enemigo.

–no hay problema–

Seth se sorprendió un poco por la respuesta del niño pues su mirada no vacilaba.  –Bien, entonces debes ser fuerte– 

Nací Como Un Híbrido BastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora