VEINTIDOS

781 114 18
                                    

—¿Cuidar a Gabe?— Steve frunció—. James, lo que sucede es...

—Por favor. La niñera no vendrá, no contábamos con este imprevisto. 

Steve apretó el puente de su nariz, sopesando la idea. No creía conveniente volver, ni siquiera terminaba de arreglar la situación con Sarah, para variar. 

Además, Tony dijo que no era adecuado volver aún. ¿Pero cómo se lo explicaba? James se oía desesperado al otro lado de la línea, podía imaginarlo paseando de una esquina a otra, ansioso. 

—¿Qué hay de tu suegra?

—Fuera del país.

—Bucky, a Nat y a mí nos encantaría hacerlo, pero ahora no creo que sea adecuado. Natasha y yo estamos en virginia por unos...asuntos del trabajo. 

—Solo es será un fin de semana. Steve son sus padrinos, por favor. Shuri y yo tendremos una reunión muy importante. Prometo que lo compensaré. 

Él quiso responderle con un rotundo "no". Natasha ni siquiera estaba en condiciones. 

—No lo sé, Buck. No sé si habremos terminado para entonces. 

—¿Qué es lo que quiere?—Natasha se acercó al teléfono para escuchar mejor la conversación. 

—Que cuidemos a Gabe el fin de semana—respondió en voz baja—. Él y Shuri tendrán una reunión importante y la niñera no vendrá. ¿Qué opinas? 

Cuando la miró a los ojos, supo que ninguna cosa que le dijera cambiaría su opinión, ella había decidido ya nada más escuchar el nombre del niño. Natasha asintió con efusividad, pero Steve no estaba convencido del todo. 

—¿James? ¿Sigues ahí?—escuchó una afirmación—. Bien. Natasha y yo saldremos hoy por la noche. Dile a Shuri que puede estar tranquila, te llamo después. — él colgó al instante y se giró hacia ella con seriedad. 

—¿Sucede algo?

—¿Y lo dices así? ¿Tan despreocupada? Creí que Tony había dejado claro que no podíamos regresar hasta que la situación se calme. 

—Bueno, han pasado dos días, si mantenemos un perfil bajo no sucederá nada de lo que debamos preocuparnos. 

—¿Y que hay del malestar?—endurecer la mirada le fue casi imposible—. Aun no te has recuperado del primer viaje. 

—Quizá volver a casa me siente mejor. Cuidar a Gabe me mantendrá ocupada y distraída de toda esta situación

Steve la miró con ojos entrecerrados, dudando de que eso siquiera fuera posible. Pero recordó que aún tenía una charla pendiente con el médico, además de que la tensión inicial al hablar con Sarah había menguado una buena parte. La parte convincente, fue Natasha. Parecía tan emocionada que, internamente, aceptó que no ganaría esa batalla. 

Bufó, rendido. ¿Cuándo se había vuelto esclavo de sus deseos? Aún si Natasha no los expresara con palabras. De cualquier modo, se había acostumbrado demasiado pronto; sentía que sus raíces iban creciendo justo sobre ella y la envolvían hasta convertirla en parte de él. 

—Iré a empacar.

—¿Estás...enfadado?

Él se había levantado de su asiento y no fue más allá, la tentativa de Natasha lo detuvo. Ella no estaba preocupada en absoluto, solo le sonreía con timidez y una pizca de diversión en sus ojos, como si, en el supuesto hecho de que lo estuviera, su reacción le causara gracia. 

Esos dos días en casa de Sarah fueron confusos, lo único que le quedaba claro era que el tiempo compartido con Natasha, precisamente muy temprano esa mañana, había valido la pena lo suficiente como para salvar un matrimonio arreglado. 

𝐁𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐧𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora