36 | Kaori

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En cierta forma, había estado esperando éste tipo de comportamiento en Braxton, sin embargo, así como me pone tremendamente cachonda, también despierta un ligero miedo en mí. Apenas puedo evitar flaquear ante la necesidad de arquear mi espalda y soltar el gemido atorado en mi garganta, cuando ese mismo dedo traza mi estómago, el valle entre mis pechos hasta que alcanza la parte superior de mi cuello, nuevamente cerrando su mano en mi garganta.

—Eres demasiado desobediente, kitty milis [dulce gatita] —susurra en mi oído—, pero conmigo tendrás que aprender a captar y seguir órdenes.

Inhalo con necesidad cuando él me suelta, pero entonces, con mi visa borrosa, lo observo delante de mí, a unos escasos... casi inexistentes centímetros; una sonrisa sardónica adorna sus labios cuando cierra en un puño mi cabello y jala mi cabeza hacia atrás hasta que estoy mirando el techo. Una fracción de segundo más tarde, su palma aterriza dolorosamente en mi trasero, dividiendo el silencio de la habitación una y otra vez. Para mi buena o mala fortuna, él desliza la punta de su lengua por mi cuello y lo único que se me ocurre hacer es cerrar los ojos con fuerza y morderme el labio para no gemir.

Mi pecho inhala y exhala a un ritmo acelerado y mis ojos se abren de par en par cuando escucho la hebilla de su cinturón. La piel entre mis muslos se moja con la anticipación de él llenándome... haciéndome trizas sólo para reconstruirme después. Mariposas revolotean dentro de mí y no puedo evitar sonreír.

—Oh, no —masculla, enredando sus manos en mi cabello, sosteniendo mi cabeza para que lo mire directamente a los ojos—. No pienses que me tendrás después de lo que hiciste... ahora, justo en éste momento, vas a lamentar haberme desobedecido.

En menos de un parpadeo y antes de que pueda entender sus palabras, el sonido de su cinturón de cuero cortando a través del aire me llega como advertencia segundos antes de que golpee mi piel... Luego del primer golpe que señala el comienzo de mi castigo, continúa golpeando el cinturón desde la mitad superior de mis muslos hasta mis caderas, más rápido y fuerte, dándome la madre de todas las azotadas. Pierdo cuenta después de diez; sin embargo, él continúa mucho más tiempo...

Puedo sentir como cada una de mis terminaciones se vuelve una insignificante nada de polvo; está tratándome como una condenada muñeca a la que puede dejar hecha mierda cómo y cuando quiera, lo peor de todo es que, al parecer, algo anda realmente muy mal en mí, porque en vez de odiarlo, está gustándome. No. Más bien, estoy disfrutándolo. Mis nalgas arden con cada golpe y, cuando el castigo termina, me doy cuenta de lo húmedas que están mis mejillas; sí, duele como la mierda y estoy llorando debido al dolor, pero tan pronto como escucho la hebilla del cinturón chocar contra el azulejo del piso, parpadeo e intento retener mis lágrimas.

Tan pronto como me aparta, me tira a la cama y toma mis manos, atándolas por sobre mi cabeza al mismo tiempo que abre mis piernas y se coloca entre ellas; todo me parece tan fuera de la realidad, es cómo si me hallara fuera de mi propio cuerpo y entonces, solo escucho el rasgar de sus dientes un minuto antes de que su miembro se empuje dentro de mi sexo. La sensación del látex aunado al severo ardor en mis nalgas y la sorpresa de su embiste, me empujan directamente a un universo alterno. Dentro, fuera. Dentro, fuera, el ritmo es tan constante que, cuando baja la cabeza para capturar uno de mis pezones entre sus dientes y mordisquearlo, caigo en picada, estallando en un orgasmo super ultra alucinante.

Mi cuerpo está tan exhausto que mis parpados revolotean un par de segundos antes de que mis ojos se cierren por completo, pero no antes de escuchar el sonido del timbre y la voz de Braxton.

Finalmente ha llegado —murmura y mis ojos ceden ante el cansancio.

🌈💐

ARTEMISA©  | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora