27 | Agonizar

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Mierda, no puedo contener las millones de sensaciones que invaden mi cuerpo y mi sexo se contrae al escuchar la pregunta de Braxton, ni siquiera sé por qué, se supone que la idea no debe excitarme, pero es todo lo contrario, tal vez hay algo realmente mal en mí.

Repito en mi mente cada una de las siglas que conforman la palabra: "B, bondage; D, disciplina y dominación; S, sumisión y sadismo; y M, masoquismo".

Sé a lo que se refiere cada práctica y también sé que no es algo para tomarse a la ligera, que debo pensar muy bien en mi respuesta, porque si digo que sí, significaría que estoy dándole el poder a él para hacer con mi cuerpo lo que quiera y, aunque antes dije que podría hacerlo, la realidad es muy diferente ahora.

—¿Sólo será tu placer? —pregunto, tragando saliva.

—Y el tuyo —responde, deslizando su mano por mi muslo—. No es tan fácil elegir ahora, ¿cierto?

Está jugando conmigo, está burlándose de mí porque en este momento estoy dudando y replanteándome todo.

—¿Cuál es tu decisión, Artemisa?

—Acepto —digo, agradeciendo el hecho de que mi voz es segura.

Mi respuesta debe haberlo tomado por sorpresa porque, tan pronto cómo la digo, lo siento apartarse de mí.

Contrario a lo que el mundo entero diga, sé perfectamente bien qué es lo que quiero y no estoy dispuesta a perder la oportunidad que me ha surgido; quiero ganarme el corazón de Braxton y también quiero experimentar todo lo que he escuchado y leído sobre el sexo y sólo he tenido el deseo de hacerlo con él... únicamente con él.

Antes de que pueda volver a hablar, su boca se aplasta contra la mía en un beso que va más allá de apasionado, quisiera poder enredar mis dedos en su cabello, pero lamentablemente, continúo atada de pies y manos.

Inmediatamente, el calor de su cuerpo se desplaza sobre el mío y sé que él también se ha desnudado por completo y que justo en este momento, hará alarde de todo lo que sabe sobre las relaciones sexuales.

La idea de tenerlo de esta forma provoca que mi torrente sanguíneo se caliente a niveles que están fuera de este mundo... de esta galaxia.

Comienzo a retorcerme o al menos lo intento, cuando siento una pequeña vibración en mi sexo, provocándome una necesidad imperiosa por cerrar mis paredes alrededor de algo.

A medida que el deseo aumenta, Braxton se rompe el beso y su boca desciende por mi cuello hasta llegar al valle entre mis pechos; un gemido escapa de mí cuando sus labios se cierran sobre mi pezón y sus dientes lo mordisquean, haciéndome difícil la tarea de respirar.

¡Oh, santo Dios! Por más que lo intento, no logro detener mis gemidos, mucho menos cuando su boca llega a mi sexo y comienza con esa increíble tortura de su lengua hacia mi clítoris.

¡Braxton! —grito, perdida en el placer—. Oh, sí... Braxton.

Ni siquiera me doy cuenta de cuándo me hace llegar al orgasmo, simplemente, me siento en el borde del sistema solar, siendo absorbida por todos los planetas.

Apenas estoy recuperándome cuando dejo de sentir las esposas en mis muñecas y tobillos; inmediatamente, soy jalada hasta ser envuelta en algo suave y cálido.

—¿Qué... qué estás haciendo? —pregunto, en un tono bajo.

—Cubrirte con la sábana —responde.

—¿Por qué? Creí que tú...

—Esta vez, no voy a ceder a mis impulsos, Artemisa —dice, sonando seguro y firme—. Sé lo que quieres y yo también lo quiero, pero antes de dar un paso en esa dirección, hay un par de reglas que debo dejarte en claro.

ARTEMISA©  | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora