10 | Demasiado Lejos

2K 175 184
                                    

—Tienes que estar volviéndote loco —exclama Jeremy, lanzándome una mirada de desconcierto desde el otro lado de la pantalla.

—Probablemente —respondo.

—Darren me va a pedir una explicación.

—No es con Darren con quien vas a hablar, estoy enviándote esa solicitud para mi tío —digo, dándole una mirada de advertencia.

—Braxton, no tengo problemas con eso, pero sí tengo un problema con la reacción de los miembros de tu familia, en cuanto se enteren de esto, voy a tenerlos llamándome al despacho, a mi casa, a mi celular, a cualquier lado y en cualquier parte.

—Me importa una mierda —replico—. Es mi vida, no soy un jodido adolescente de doce o quince años, sé lo que hago.

—Bien. Haré el contrato y revisaré la documentación antes de ir con tu tío.

Asiento y me despido de él, terminando la videollamada.

Me recuesto contra el respaldo del sillón, mirando al techo, pensando y rememorando los hechos del día anterior.

De no haber detenido a Artemisa, hubiese sido capaz de tomarla allí mismo, en el sofá de mi sala, importándome una mierda todo.

Ella no es capaz de comprender la magnitud del problema y yo solo sé que, si la tomo, nada más va a importarme.

Estoy deteniéndome porque muy en el fondo de mí, sé que voy a joderla a lo grande, a cometer la mayor cagada en el universo, porque está en mi naturaleza, ella quiere que me convierta en monógamo, pero no está en mí, quiero y atesoro mi libertad, me gusta mi vida tal y como está.

No quiero ni deseo dejar de follar mujeres, porque eso es lo que hago, follarlas y dejarlas, ninguna de ellas merece más de mí, ninguna de ellas merece más que una buena sesión de sexo. Al demonio con lo que Maximilian o los demás digan, al menos ahora tengo de mi lado a Adam.

—Señor Airlie —el hilo de mis pensamientos es interrumpido por la voz de Karen, mi secretaria.

—¿Qué sucede? —pregunto, fijando mis ojos en ella.

—Debo recordarle la reunión con Frank Dannes.

—Mierda —exclamo, poniéndome de pie y tomando mi teléfono—. ¿A qué hora se supone que debía estar en Varity?

—Bueno, todavía está tiempo, la reservación es para las dos de la tarde.

Miro mi Vacheron Constantin en mi muñeca y exhalo. Sí, estoy a tiempo, pero si no salgo ahora mismo, no podré llegar al restaurante.

—No me pases ninguna llamada ni programes ninguna cita si no estoy aquí, no sé cuanto tiempo vaya a tomarme convencer a Frank de asistir al programa matutino.

Si mirar atrás, abandono mi oficina y me adentro al ascensor. He estado sintiendo el peso del mundo en mis hombros desde que Artemisa casi aniquila mi control.

¿Cómo carajos se supone que mantenga mis manos lejos y quietas si es ella la que se tira encima de mí con sus inocentes suplicas? Siempre he mantenido una máscara delante de las mujeres, ninguna de ellas ha sido capaz de dominarme con absolutamente nada. Ninguna, hasta Artemisa.

Lo único que la chica tiene que hacer es sonreírme, hablarme con esa voz tan dulce y allí voy, cayendo en picada, sin detener el golpe que voy a darme al aterrizar; la novena nube me queda corta y chica, sobre todo cuando sus dulces labios se ven tan apetecibles y me los imagino envolviendo en mi miembro. Mierda.

Esta niña está afectándome más de lo que me gustaría, aunque, por otro lado, me siento extrañamente satisfecho de tenerla en mi vida, es todo lo que no había tenido antes.

ARTEMISA©  | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora