23 | Pasado

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—¿Dices que puede quedarse con la custodia de Angie? —pregunto, mirando fijamente a Aiden.

Con una mueca y expresión devastadora, él asiente. —Tiene en su poder las fotografías y no va a dudar en utilizarlas para atacar a Maximilian y acabar con su reputación de buen padre.

—Esto es una mierda —exclama Kian—. ¿Quién demonios está jugando a hacerse el fotógrafo personal de Max?

—No lo sé, pero debe ser alguien que lo odia de verdad, sabe que esta situación está lastimándolo, dejando a Maximilian con las manos atadas y al parecer, esta persona lo está disfrutando.

Mierda —mascullo.

Cada vez que las cosas parecen tomar su curso, algo termina jodiendo todo, lanzándolo por el retrete y, lo peor de toda esta mierda es que siempre le ocurre a Maximilian, quién nunca ha hecho nada malo en toda su desgraciada vida.

—Por cierto, necesito hablar contigo —dice Kian, mirándome fijamente.

—Tu cara me dice que es algo importante.

—Lo es —apartándonos del resto, lo sigo hacia la cocina—. ¿Qué sucede?

—Braxton, tengo un par de noticias que pueden no gustarte.

—¿De qué diablos hablas? —inquiero.

—Hace un par de días, recibí una llamada del centro psiquiátrico, Quinn se ha escapado —suelta.

La noticia se impacta contra mí como un centellar de cuchillos, hiriéndome, desequilibrándome por completo; mis vías respiratorias comienzan a cerrarse, dejándome sin la posibilidad de inhalar y exhalar aire.

Pierdo el enfoque visual, todo a mí alrededor comienza a carecer de color, todo lo veo borroso y antes de que pueda hacer algo para llamar al poco autocontrol que me queda, mis pies pierden la fuerza y caigo al piso.

—Braxton, vamos, respira... —escucho la voz de Kian en la lejanía, pero por más que me fuerzo a hacer lo que me está pidiendo, no puedo.

Como si de una burla se tratase; una imagen que ni siquiera esperaba tener en mi mente, aparece.

El par de ojos café claro y la tierna sonrisa de Artemisa Graham, hacen acto de presencia, logrando que poco a poco, recobre la calma. Todavía no alcanzo a entender el por qué la imagen de esa niña logra que recupere parte de mi control cuando estoy a punto de colapsar y saltar al vacío sin paracaídas.

—Eso es Brax —murmura Kian, apareciendo en mi línea de visión.

—¿Qué... qué fue lo que... dijiste? —balbuceó, casi en un susurro.

—Brax...

—¿Qué carajos dijiste, Kian? —exclamo.

—Quinn está libre... Libre y en alguna parte de este mundo, todavía no sabemos dónde podría estar, pero he hablado con Darren, él está buscándola, sabes que los gobiernos de todos los países le deben alguno que otros favores.

—¿Hace cuánto que se escapó? —pregunto.

—Un par de semanas —dice, encogiéndose de hombros.

¡Maldita sea! —grito—. ¿Por qué diablos no me lo habías dicho?

—Porque, cómo ya te dije, yo apenas me enteré hace unos días.

—¿Darren sabe algo de ella?

—No. Nada aún, pero está haciendo todo lo posible por encontrarla antes de que haga alguna clase de locura.

ARTEMISA©  | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora