Capítulo 25

935 216 52
                                    

—¡Morita, ven ayúdame a desenterrar este rosal! — Me grita mi abuela desde el jardín

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Morita, ven ayúdame a desenterrar este rosal! — Me grita mi abuela desde el jardín.

—Voy, déjame acabar este capítulo y salgo enseguida — Contesto. Termino de leer el capítulo 61 de uno de mis libros favoritos y voy a auxiliar a mi abuela con sus rosales.

—Mira, ya hice un hoyo profundo en la tierra, para poderlas sacar con facilidad. Sólo ayúdame a levantarlo, pero hay que hacerlo al mismo tiempo para no maltratarlo.

Tomo la parte de abajo del rosal llena de raíces, ya que el tallo tiene unas puntiagudas espinas.

Con la mirada, me dice cuándo es el momento de sacarlo de la tierra, así, ella sigue enseñándome todo acerca de jardinería.

—Mira—Señala la tierra de donde hemos sacado el rosal, y efectivamente esta más oscura de lo normal, como si estuviera podrida y llena de gusanos.

— ¿Como supiste que estaba mal, si no se veía así? —Pregunto con intriga. Si bien, sé que mi abuela sabe de tantas cosas, nunca deja de sorprenderme, es impresionante la conexión que tiene con sus plantas.

—Cuando crezcas y tengas tus propias plantas, sabrás todo lo que yo sé, hasta más. Por el momento solo dedícate a aprender de mí, mi pequeña Morita—.

Asiento con la cabeza, y me pongo a observar, cómo prepara la nueva tierra, para las rosas.

Cuando ya tengo todo listo, me voltea a ver y con la mirada me dice que le vuelva ayudar, pero ahora, a replantar el rosal.

Lo hago, pero como pienso que no requiere mucha concentración, me pierdo en mis pensamientos: mañana es mi cumpleaños número 20 y parece que nadie lo recuerda, ni siquiera mi abuela. Otros años, a esta hora está haciéndome una tarta para que pueda soplar las velas justo a la hora en la que nací, en cambio está cuidando sus rosales, olvidándose por completo de mí.

Acomodamos perfectamente el rosal, pero debido a que me distraigo, me pincho con una espina, haciendo que la yema de mi dedo índice sangre.

—Siempre tan distraída mi pequeña, deja que toda la sangre salga. Hoy te enseñaré el grandioso poder que te consiguen los hechizos de sangre. —Es más, ven acompáñame—Suspira y entra a la casa.

La sigo hasta la biblioteca, cuando llego está buscando en su compartimiento secreto, uno de los libros "prohibidos", según la sociedad.

—Siéntate morita—Extiende un banco de los que siempre están en la biblioteca. Desde hace aproximadamente un año, las condiciones en mi familia son muy precarias, tanto que tuvimos que deshacernos de la mayoría de la servidumbre, y ahora la casa está llena de polvo por todos lados.

—Los hechizos de sangre son muy poderosos, y hay que tenerles mucho cuidado, en mi vida yo solo he hecho uno, y me arrepiento demasiado.

—¿Y para qué lo hiciste? —Interrogo con mucha intriga.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora