Capítulo 15

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En el cuarto en donde duermo no me falta nada, está la cama, un tocador, un mueble para las pocas cosas que tengo y un enorme ventanal

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En el cuarto en donde duermo no me falta nada, está la cama, un tocador, un mueble para las pocas cosas que tengo y un enorme ventanal.

Desde que salí del castillo, a pesar de las circunstancias puedo tocar la libertad por mí misma.

Se me hizo costumbre levantarme temprano, apenas son las seis de la mañana y estoy lista para afrontar la vida de frente.

Como siempre, primero me baño y arreglo, cuando me estoy cambiando me percato de que solo me queda limpio el vestido que me pondré hoy. Tocará lavar toda mi ropa, espero que la señora Dahey me dé permiso de lavar en su casa.

Bajo a la cocina para ver qué es lo puedo desayunar, y para mi felicidad están Dahey y el señor Felipe desayunando muy sonrientes, el desayuno de hoy está delicioso: son huevos revueltos y pan tostado, con jugo de naranja, si no supiera que a Dahey le gusta cocinar, pensaría que se está esforzando porque estoy yo aquí.

— Espero que consigas ese trabajo, con el jovencito de ayer, se ve que es muy buena persona— Habla Dahey.

— Yo opino lo mismo, te deseamos mucho éxito jovencita.

— Les agradezco mucho, ahora si me permiten, comeré más rápido, no quiero llegar tarde. A los cinco minutos ya estoy lista para ir a buscar mi anhelado trabajo y conseguirlo, ahora que estoy decidida nadie me podrá parar.

Llego a la panadería rogando internamente que no esté el padre de Henry, y fue así ¡hoy amanecí con suerte! El buen Henry está vendiéndole a todas las personas dentro de la panadería, es ahí cuando me doy cuenta de que este, es uno de los locales más concurridos en el pueblo, llamo la atención de Henry y me pide que le dé unos minutos para que pueda acabar de atender a la clientela y poner su atención en mí.

Pasan mínimo treinta minutos para que Henry pueda atenderme, y eso, porque cerró la panadería momentáneamente, para que las personas no puedan pasar e interrumpirnos.

— Hola te estaba esperando, qué bueno que sí te animaste a venir a la panadería.

— Si, bueno, háblame más sobre el trabajo, no quería decirte esto, pero lo necesito con urgencia—Voy directa al grano, para ver si estoy en el lugar correcto para conseguir el trabajo o solo pierdo el tiempo.

— Principalmente, pensaba en que serias la candidata perfecta para las entregas, no obstante, te he estado observando y me di cuenta de que eres una persona sumamente educada, entonces seguramente ¿Sabes hacer cuentas, tales como sumas y restas? Te pregunto esto, porque podrías también desempeñar el papel de la encargada de las cuentas, debido a que ni mi padre ni yo somos expertos, y pienso yo que, una buena ayudadita no sería mala— Revela Henry.

— Estás en lo correcto, antes fui una condesa, pero no quiero hablar de eso, entonces sí puedo hacer lo que dices.

— Entonces, ¿Quieres trabajar en esta humilde panadería? — Extiende su mano en señal de concretar el trato.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora