Capítulo 47

392 97 15
                                    

Mes 2:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mes 2:

Tomo un sorbo de agua y las náuseas me invaden. Todo lo que meto a mi boca, sale en unos instantes.

Estar embarazada ya no me gusta, además, Damen ha estado muy ocupado, pues según él," tiene un reino que gobernar", y bueno yo que soy la reina, sólo sirvo para cargar en mi vientre a su futuro heredero.

O más bien, futura heredera, no puedo decirle que tendremos una hija, sin que él me ataque con preguntas.

Mes 3:

El tiempo pasa volando y esta pequeña que crece en mi interior imposibilita mi vida cotidiana.

Vomito todo a mi paso, además de que lloro y me enojo con todo.

Se está llevando mi estabilidad emocional, mis nutrientes y hasta mi mente, no puedo parar de pensar en el futuro que tengo que construirle.

Mes 4:

Simplemente es insoportable mi vida. Damen sigue sin aparecer, y este diario es mi único amigo.

El doctor me aconsejó escribirlo, para que pudiera saber mi estado de embarazo, además él, es una excelente persona, nunca le contó del incidente a Damen, y eso siempre lo tendré en mi mente.

Superé con creces aquel traumático hecho que me orilló a pedirle ese pequeño favor al curandero, pero aún no lo olvido y nunca lo haré.

El karma existe y espero Henry y su papá ya se estén pudriendo bajo tierra.

Ya quiero que este suplicio termine y regresar a mi vida que empecé a construir aquí.

Mes 5:

Mandé que me confeccionaran nuevos vestidos, ya no me queda ninguno, durante los últimos meses estuve usando cuatro, que eran los únicos que me quedaban.

Lloré mientras Gustav me estaba tomando la medida, no me dirigía ni la mirada. Es del grupo en el castillo que me odian, antes era buena persona conmigo, pero desde que los transformé sin saber nada acerca de ellos, todo cambió, a pesar de que él no estuvo en el grupo que obligué a mostrarme su forma animal.

Solo se dedica a tomarme las medidas, y hacer mis vestidos, es amable porque eso implica su trabajo.

No me mira ni platicamos nada. Prefirió ignorarme, mientras las lágrimas escurrían de mis ojos.

Cuando salí de sus salas de confecciones, sentí un enorme mareo y las ganas de devolver lo que había desayunado.

No alcancé a llegar a ningún lado y vomité en el pasillo.

Ignoré por completo ese hecho y seguí mi camino hasta un sillón, ahí me recosté, el dolor de espalda me mata. Las ganas animales que tengo con Damen no desaparecen, vomito todo, no salgo del baño, siempre tengo ganas de orinar.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora