Pasan varios días y como me ha advertido Damen, mis necesidades "animales" no disminuyeron, por lo mismo ni una noche lo he dejado descansar.
Cuando ambas partes de una relación están felices con lo que están haciendo, se disfruta mucho.
Los cambios en el palacio están por darse por terminados, y estoy muy satisfecha con el avance.
Además, el poder que se me otorgó al ser coronada tiene muchos beneficios, más en el masaje de pies que ofrece el joven que se atrevió a contradecirme.
A los pocos días, lo vi escabulléndose en el jardín, y desde ahí, es mi diversión personal.
Las damas que se me asignaron no hablan, y estoy bien con eso. Si tan sólo me hicieran enojar, un buen castigo es que se conviertan y regresen a su forma humana, mínimo unas cinco veces seguidas.
El personal no merece que lo trate bien, no cuando ellos sí tienen la libertad que yo tanto anhelo, a pesar de que mi relación con Damen ha mejorado, sigo pensando que estoy cumpliendo una especie de condena.
Mientras estoy paseando por el jardín, me pongo a pensar en que la corona que solo uso en momentos importantes no es como la soñé. Yo quiero que tenga piedras rojas.
Y la tendré.
Me pongo a caminar en búsqueda de algún sirviente que me pueda decir de alguna persona que se pueda dedicar a la fabricación de la misma.
—Hola —Saludo a la primera afortunada que me encuentro.
—Hola, mi reina, ¿Qué necesita? — Pregunta temerosa.
—Quiero que salgas al pueblo y encargues a quien pueda hacerla, una corona de oro con piedras rojas. Di que es encargo de la reina y que no importa el costo — Ordeno, y la joven solo asiente —No te preocupes por tu trabajo de hoy, solo regresa a decirme el costo y quedas libre todo el día.
Ahora entiendo el poder del que tanto me habló mi querida Stella, ella no se refería a algo sencillo, se refería a estos poderes que estoy adquiriendo y la pleitesía que me rinde Damen.
«Entonces, deberías aprovechar» Susurra mi voz interna.
Siempre interviene solo cuando ideas malignas brotan de mi cabeza.
Pero en realidad, voy a hacerlo, la primera vez no tenía la intención, y si solo la ocupo pocas veces, ahora lo haré siempre.
Voy a desquitarme de todo lo que he sufrido con el pueblo de Damen, con él no puedo.
Intenté ser mejor persona, traté, hasta mi única protesta la manifestaba ignorando al príncipe.
En realidad, hay mucha maldad en mí y ya no quiero ocultarla, bien puedo mantener a Damen besándome mis pies, mientras que su pueblo sufre bajo mi mano.
Ahora ese es el plan, desde que nací nunca tuve con quien desquitarme, se me intentó enseñar a ser una persona ejemplar.
Pero ahora, no puedo detenerme, no cuando no hay alguien o algo que me diga que me detenga, que mantenga mis demonios internos tranquilos.
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Sed de Poder
FantasiKaia Morana Morringan es hija de la grande casa Sallow, la cual está en quiebra. Su vida dará un drástico giro cuando el destino haga cruzar su camino con el Príncipe Damen de Atheya, quien se enamora perdidamente de ella desde el momento que la con...