Capítulo 55

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Como la tirana que finjo ser, les ordeno a mis acompañantes de no hablar de nada de lo que hice en este viaje: cómo me comporté, ni las veces que los traté bien

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Como la tirana que finjo ser, les ordeno a mis acompañantes de no hablar de nada de lo que hice en este viaje: cómo me comporté, ni las veces que los traté bien.

Estoy satisfecha con que ellos sepan que no soy una tirana, pero eso no quita que, si soy alguien mala, y lo rectifico al ordenarles tales cosas, pues soy su debilidad y no pueden hacer nada contra mí.

El regreso fue aburrido y bochornoso, ahora no paramos a dormir en ningún lado, y lo que se suponía hacer en dos días de viaje, fueron uno y medio, por lo mismo que estuvimos haciendo paradas continuas, pero no como las anteriores que significaban no avanzar durante la noche.

En todo el viaje platicamos como amigos, después de todo, no podrán contar nada sobre lo que pasó, y así puedo quitarme por un momento la máscara.

Cuando llegamos, todos vuelven a sus trabajos, y yo no me tomo ni el tiempo de ir a hablar con Damen, tengo mucho cansancio, aunque, dormí durante el viaje, no descansé.

Duermo un largo tiempo, hasta que mis sueños son interrumpidos por Damen— El pueblo está en crisis, vamos a mi despacho, tenemos que discutirlo— Dice mientras, me extiende su mano para que me levante.

Como no me quite la ropa que traía, solo me levanto, me aliso el vestido y lo sigo a paso lento a su despacho, él toma asiento en su lugar designado y yo enfrente de él.

Me enseña una carta y me pongo a leerla.

El remitente es anónimo, pero en esta dice, casi exige, que el pueblo sea liberado de la maldición, pues ya están hartos de la opresión que esta les provoca, también habla sobre mas altercados si estas condiciones no se cumplen.

— Nunca imaginé que ellos me exigieran a mí, y ya hice de todo, pero cada día se unen más personas a esa causa, y todo se está desbordando de mis manos. Indirectamente, muchos están diciendo que tú tienes la culpa en la mayor parte, no de la maldición, si no de la miseria del pueblo, pero seamos honestos, yo fui el único que provocó esto. El descanso que te di fue para ambos y después de todos estos días, en los cuales, quiero que sepas que sufrí por tu lejanía, logré idear un plan.

Pensé que tendríamos más tiempo, por eso adelantamos la presentación de mi princesa, pero todo crece más y más.

—Ya dime el plan—Lo interrumpo al ver cómo se va saliendo del tema.

—Diremos que encontraste una forma de liberar al pueblo, es una mentira piadosa y con eso lograremos que su odio desmedido, disminuya y les damos esperanza. Y para nosotros, tiempo, tenemos que encontrar cómo salir de esta, buscaremos a la reina bruja que hizo que todo este reino cayera bajo la maldición —Habla tranquilo, cerciorándose de que le entienda—Así que dicho esto, ponte un vestido digno y salgamos al pueblo, vamos a decirles la noticia.

Voy a ponerme un vestido que tenía en mente para algún momento importante, hace unos días lo vi colgado en mi armario y me encantó.

No llevaremos a Idy, pues es peligroso en estos momentos que ella salga del castillo, no hay lugar más protegido que este, Damen hará el anuncio en la plaza principal del pueblo y cambiaré la visión de mi en todos.

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