Capitulo 7

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Kaia

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Kaia

He empezado a acostumbrarme a este estilo de vida, además de que cada vez es mucho mejor, me gusta mucho.

Aris y Aura han dejado de meterse conmigo, ya que les he dejado muy en claro que conmigo no se juega.

El segundo día, me pusieron polvos somníferos en mi té de la cena, para que al siguiente día no pudiera despertar, y así pasó, el príncipe se enojó conmigo esa vez como nunca lo había hecho, entendí las palabras de Cédric, cuando dijo que la puntualidad para su príncipe era algo muy importante. Durante todo ese día esas víboras, no pararon de hacerme la vida imposible, intentaron hasta empujarme de las escaleras cuando bajaba y por suerte logré agarrarme de los barandales. Al siguiente día cobré venganza y les dije que, si querían jugar, sé atuvieran a las consecuencias, además de que no sabían que meterse conmigo iba a ser peor que cualquiera de sus pesadillas.

Les quedó muy en claro, porque ahora no me dirigen la palabra, y es mejor para mí.

Pasaron ya cuatro días desde que me uní a la servidumbre. Me levanto como siempre, y como he hecho en todos estos días, me arreglo lo suficiente. Para el desayuno del príncipe pienso hacer algo no tan difícil, ya que la cocina no es mi fuerte, aunque con el paso de los días voy aprendiendo más, y ya no quemo tanto las cosas como al principio.

A la hora exacta, el príncipe llega al comedor pidiendo su desayuno, ahora lo noto más arreglado, muy bien peinado y trae una capa muy bonita. Le doy el desayuno que pienso hasta ahora ha sido la mejor comida que he hecho, y también parece sorprenderle a él.

— Buenos días, parece que alguien ha estado estudiando el arte de la cocina— Dice con un tono sarcástico.

— Buenos días, príncipe, cada día mejoro más, como se dará cuenta, gracias por su oportunidad—Le contesto con un atisbo de emoción.

Al probarlo, primero parece muy satisfecho, pero a los pocos segundos, pone una cara de asco que me hizo tener que aguantarme la risa, sale disparado a los restos de basura más cercano y empieza a vomitar.

También me acerco a él y lo sostengo, se siente tan indefenso en estos momentos, sacando todo lo que aún no había digerido, cuando termina, le ofrezco algo con que limpiarse, y agua para que se le pase el sabor amargo del vómito, acepta todo, pero me da una mirada que me inspira mucho miedo.

— ¡Que mierda le hiciste a la comida, sabe repugnante!¡He estado tragando todo lo que me das de desayunar, comer y cenar, pero esto ha sobrepasado mis limites! — Grita con una rabia que me da demasiado miedo para admitirlo.

— Lo...lo...lo siento, príncipe, pero es que no entiendo, la comida me había quedado perfecta, perdóneme por favor, no volverá a pasar— Imploro con los ojos llenos de lágrimas.

— ¡Te quiero fuera de mi vista, si quieres sobrevivir por hoy! — Exclama furioso.

Me quedé pasmada de tanto grito, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, no puedo ni dar un paso, porque siento que en cualquier momento explotaré.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora