Capítulo 23

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Solo me queda la parte más difícil, y es despedirme de mis viejitos, tan solo añoro que ellos sí sean transparentes, y no me muestren su verdadera cara justo cuando me voy

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Solo me queda la parte más difícil, y es despedirme de mis viejitos, tan solo añoro que ellos sí sean transparentes, y no me muestren su verdadera cara justo cuando me voy.

De Henry me llevaba un bonito recuerdo, ahora ya no, todo cambió en instantes.

Para poder despedirme bien de ellos, voy a esperar hasta la cena, antes le voy a pagar a Felipe, el día de trabajo que le prometí, por habernos acompañado y le daré a Dahey, una parte de las joyas que aún me quedan...

A la hora de la cena, Dahey nos sorprende con un delicioso estofado con papas. Estar aquí me hizo conocer una parte de la vida, que no sabía que existía, para la gente normal en los pueblos, es un privilegio siempre tener trabajo para comer bien, aquí a la gente no le importa que vestido usas, qué joya, solo quién eres tú.

Si volviera a nacer y pudiera escoger entre tener una vida como la que tenía cuando era de una familia distinguida, o la vida que llevo con mis viejitos, en definitiva, escogería ésta.

La cena, como la mayoría de las veces, es muy divertida, entre platicas y risas, llega el momento en el que acabamos, y tengo que hacer lo inevitable.

— Gracias... —- Tartamudeo— Gracias por todo, quiero decir, son unas personas admirables— Hablo con dificultad, por el nudo en mi garganta que se está formando.

— Oh cariño, no digas nada, aún es pronto para que te marches— Dice Dahey con mucha tranquilidad, como suele hacerlo.

— Tengo que hacerlo, pero antes tengo que darte esto— Saco la pieza de joyería y se la doy— Y a ti, Felipe te doy lo que te prometí. Sé que es muy poco en comparación con lo que me dieron, pero es lo único que tengo.

Mis viejitos ya están sumidos en un mar de lágrimas.

— También, les contaré mi verdadera historia.

«Solo ellos son dignos, dé saber mi verdad»

— No entiendo, de qué hablas mi niña, pero adelante, nuestra atención es tuya— Dice Felipe con trabajos, por el llanto.

— Mi....mi nombre es Kaia, Kaia Morana Sallow Morringan, hija de la casa Sallow de los grandes condes—Me tomo un respiro para ordenar mis ideas, y poder decirles todo de una forma sencilla, para que entiendan la forma en la que actúe—Lo que les conté, que mis padres no me querían era verdad, pero ellos no han muerto, bueno para mí ya lo hicieron— Recuerdo cómo eran mis padres conmigo, con rencor.

— No fui alguien deseado, y solo mi abuela me mostraba su amor, ustedes me recuerdan mucho a ella— Tomo la mano de Dahey— Después de que muriera mi abuela, me vendieron a un príncipe a cambio de poder y dinero. El príncipe es lo peor que se pueden imaginar, no me merecía los tratos que me daba, un día descubrí que él solo me quería por capricho y tomé la decisión de escapar.

Mis viejitos, están atentos a cada palabra que digo, digiriendo que todo este tiempo les he mentido.

— Escapé, una noche la pase en el bosque, después en casa de una señora muy mala, la otra como les conté, es donde casi moría congelada, y finalmente llegué a su hermosa casa. Espero que entiendan, que no podía confiar en las personas en primer momento, y después de encariñarme con ustedes tenía miedo de lo que pensaran de mi—Empiezo a sentir las lágrimas rodar por mis mejillas.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora