Capítulo 2

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Y sí, me doy cuenta de que soy muy tonta, pues me dejé llevar por mis pensamientos y no puede ser, ¿acaso esa fue una presentación?, ni siquiera me dijo su nombre

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Y sí, me doy cuenta de que soy muy tonta, pues me dejé llevar por mis pensamientos y no puede ser, ¿acaso esa fue una presentación?, ni siquiera me dijo su nombre.

- ¿Hola mucho gusto, Tú nombre es? -Al parecer aquí no hablan mucho, solo lo necesario.

-Cédric señorita, mucho gusto, vengo a informarle que mañana en la tarde se realizará una fiesta en su honor para presentarla al pueblo, y donde conocerá a su prometido, no se preocupe por lo que tenga que usar ya que en su armario está todo lo necesario y mandaré a sus damas de compañía para que la arreglen-. Y en todo lo que acaba de decir no sonrió para nada, ¿Acaso sólo lo veré sonreír una vez en la vida?, y eso, porque dije mis tonterías sin pensarlo.

Deja de hablar y se va sin dejarme contestar o preguntar porque todo es tan misterioso, todo aquí es tan raro, nadie habla, nadie me ve y me he dado cuenta de que parecen personas extrañas.

Ya es noche y creo que hoy me quedaré sin cenar, lo bueno es que si me dieron de comer y estuvo delicioso. Preparo mi cama y termino acostándome e inmediatamente me quedo profundamente dormida.

Al siguiente día, apenas está amaneciendo y se escucha que tocan la puerta de mi cuarto, me da flojera pararme a abrir y les grito que pueden pasar, entran mis damas con toda la actitud para arreglarme y con un delicioso desayuno, hasta quieren bañarme ellas, ni que fuera inútil, pero dejo que me maquillen, peinen y combinen mi ropa, eso sí yo me cambio sola.

Me escogen un bonito y glamoroso vestido color azul, con detalles en encaje y flores, creo que este vestido hasta fue hecho a mi medida porque me queda extremadamente bien y lo mejor aún es que quedó exactamente a mis gustos, mi color preferido es el azul y amo las flores. Aun no entiendo cómo es que saben todo esto sobre mí, o si es solo simple casualidad, espero que sea casualidad.

Además del vestido, peinan mi cabello, logrando que sus ondas naturales resalten, me ponen un collar también con tonalidad azul pero más claro y una pulsera, todo totalmente a mis gustos.

La parte más estresante es cuando me maquillan, parece que ellas nunca se maquillan, primero me intentan enchinar mis pestañas para que se vean aún más, pero terminan pellizcándome el ojo y haciendo que me llorara, siento que me sobresaturan de rubor rosado «¿Les pareceré muy pálida?» pienso, y ya para finalizar me aplican un labial nuevamente rosado, el tono perfecto para mí.

Me veo en el espejo y no me reconozco, soy una persona diferente a la que conocía, me veo perfecta, el vestido me queda como anillo al dedo y todo lo demás igual. Luzco diferente y me siento diferente, hasta podría acostumbrarme a verme así, pero luego recuerdo cuanto tiempo fue el que nos tardamos en arreglarme y todo lo que sufrí y mejor prefiero ser la persona natural que soy.

Paso ya buen tiempo, porque en la ventana de mi cuarto con vista al jardín se ve que ya está atardeciendo y a lo lejos se ve mucho movimiento de la servidumbre, además de que hace un rato me trajeron la comida, pareciera que están preparando una gran fiesta. No creo que sea así porque tengo buen oído y no se escucha nada.

Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora