Capítulo 49

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Cuarenta días más de reposo fue lo que pasé, intentando recuperar mi peso y también a mí misma, fueron un suplicio para mí y para mi bebé, lo peor es que casi no la pude tener entre brazos

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Cuarenta días más de reposo fue lo que pasé, intentando recuperar mi peso y también a mí misma, fueron un suplicio para mí y para mi bebé, lo peor es que casi no la pude tener entre brazos.

Tuve mucha servidumbre a mi disposición, pero no dejé que me ayudaran mucho, estoy segura de que, como forcé a mi cuerpo a hacer poco a poco las actividades cotidianas, fue más fácil mi recuperación.

Hoy es el día en el que tengo que escoger de entre todas las mujeres lactantes, del reino, una para que cuide a mi pequeña. Pues ahora tengo que cumplir con mis labores de reina, y Damen quiere que aprenda todo rápidamente.

Como ya es cotidiano, en una de todas las habitaciones del castillo, se citaron a todas las mujeres que quisieran este trabajo.

Generalmente, la reina no escoge a sus trabajadores, Cédric tendría que hacerlo, pero para dejar a mi pequeña a manos de una desconocida necesito por lo menos verla a los ojos e intentar convencerme de que estará mejor con ella.

La sala está repleta de mujeres, jóvenes como suponía, pues el requisito más importante es que estén lactando.

Me doy a la tarea de observarlas minuciosamente sin entrar en conversación con ellas, así voy eliminando poco a poco a cada una de ellas hasta que quedan cinco mujeres.

A las cinco las pongo en fila, ahora no para convertirlas, si no, para platicar con ellas y hacerles unas preguntas, para todas.

— Necesito que piensen en estas preguntas y me las respondan.

1. ¿Por qué quieren trabajar dentro del castillo?

2. ¿Cuál es la edad de su bebé?

3. ¿Sacrificarían la vida por mi pequeña?

4. ¿Cuáles consideran sus mejores cualidades que harán que mi bebé esté a salvo? —Pregunto severamente.

Les doy el tiempo de pensar, pero también no dejo de intimidarlas con la mirada, las cinco parecen aguantar la presión.

La primera responde a mi cuestionamiento y después al sentir más confianza, hablan las demás, me cuesta escoger entre alguna, las cinco parecen personas muy capacitadas para este trabajo.

Pero no a cualquiera puedo confiarle a mi bebé.

—Está bien, muchas gracias a todas, pueden irse.

«No puedes dejar ir a todas.»

Tras mi pensamiento, sopeso bien mis opciones y le grito a la joven que más me convenció, y también corro detrás de ella —Espera un momento aquí por favor.

Asiente cortésmente, y yo salgo de la habitación, para calmar mis nervios y poder decirle que la elegí a ella.

Mi nena, por este tiempo está siendo cuidada por Lily, entonces voy por ella y desde este momento se la voy a presentar a su nueva cuidadora.

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