La noche antes del partido, a la joven luchadora le estaba costando dormir por lo tanto salió de la habitación y se dirigió a la recepción a sentarse, pero se encontró con que una persona ya se encontraba ahí.
-Hola Pedri- saludó mientras se sentaba a su lado- ¿que haces aquí? ¿Y que haces que no estás durmiendo? Mañana es un día importante.
-No podía dormir- dijo cabizbajo
-¿Porque?- al ver la duda del canario, dijo- No es necesario que me lo digas si no quieres.
-Tengo miedo de mañana- Atenea le agarro la mano y la entrelazó con la suya- No tengo la suficiente confianza, como la tienes tú cuando sales al ring, los fans te apoyan y- Antes de continuar la luchadora le interrumpió.
-Ey, te voy a decir una cosa, puede que yo tenga el apoyo de los fans, pero Pedri tú tienes algo mejor que el apoyo de los fans, tienes el de tu familia. Yo no lo tuve y te lo digo, el apoyo de la familia no supera el de los fans.
-Pero... el odio que estamos recibiendo...
-Que no te importe lo que opinen los demás, solo tú sabes lo que vales.
-He leído, bueno, hemos leído los comentarios en tu publicación y nos sentimos culpables por todo el odio que te está cayendo a ti solo por apoyarnos.- el jugador quedó con confusión cuando vio que Atenea se reía.
-Pedri cielo, me da igual lo que me digan, voy a seguir confiando en vosotros. Mañana vas a olvidar todo lo que te abruma y te vas a parar vas a salir con la cabeza bien alta y demostrar lo equivocados que estaban.
El jugador se lanzó a abrazarla, al principio Atenea se tensó pero después se tranquilizó al sentirse segura al lado del él. Lo que la empezaba a asustar pues ella no quería volver a sufrir.
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Llego la hora del partido Atenea sale junto a Luis Enrique por el túnel hacia el campo.
El partido comienza y la luchadora decide sentarse en el banquillo pues estar de pie la molestaba un poco. Pero no duró mucho lo que causó la risa del banquillo pues a los cinco minutos estaba al lado de Luis Enrique moviéndose de aquí para allá lo que era una situación cómica de ver pues iba en muletas. La primera parte acabó en empate pero el orgullo que tenía la madrileña debido a cómo esta jugando la selección era muy grande.
La segunda parte seguía igual, el marcador no sube, pero los gritos del mister acompañados de Atenea animaban a los jugadores. Y por desgracia el pitido final suena y lo jugadores se dirigen hacia su entrenador y la luchadora que se encontraba buscando las muletas que no sabía dónde las había dejado, Marcos se acercó a ella y la cargó en su espalda para que dejara de estar a la pata coja y apoyara de vez en cuando su rodilla lastimada.
-¿Y tus muletas? - pregunto Laporte
-No se, las he perdido, pero da igual, ¡Enhorabuena! Hemos empatado pero habéis jugado genial.
Iban camino a los vestuarios, Atenea y Marcos los últimos hasta que escucharon que alguien los llamaban así que se giraron y vieron a Pedri con las muletas de la luchadora.
- Aquí están tus muletas estaban detrás de los banquillos, mi hermano las ha encontrado- Atenea se bajo de la espalda de marcos y se acercó al canario.
-Muchas gracias Pedri y a tu hermano también- le abrazo en agradecimiento y continuo dirección al vestuario.
-Pedri, no la hagas daño por favor- pidió Marcos al ver la conexión que tenían estos dos
-Nunca, lo prometo- Pedri se prometió a sí mismo nunca dañarla, él prometió que no la haría daño pero ¿y los demás?